Saif al Islam, heredero político de Muamar al Gadafi y el último de sus hijos que se encuentra prófugo, anunció hoy que continuará luchando contra las fuerzas de la Otan y las “ratas” de las nuevas autoridades rebeldes.
“Váyanse al infierno, las ratas y la Otan”, citó el canal Al Arabiya un mensaje de audio de Al Islam, cuyo padre fue asesinado hace unos días brutalmente por combatientes rebeldes. El déspota solía calificar a menudo a los opositores de su gobierno y a los rebeldes como “ratas”.
“Éste es nuestro país, en el que vivimos y morimos. Seguiremos adelante con la resistencia”, agregó Al Islam, de 39 años. El mensaje de audio fue transmitido en vivo y fue muy corto, según Al Arabiya.
El hijo de Gadafi tenía aparentemente miedo a que se detectara su ubicación a través de su teléfono satelital, como podría haber ocurrido con su padre.
El gobierno interino de los rebeldes libios anunció el jueves que había detenido a Al Islam, una información desmentida más adelante. Los especulaciones sobre el paradero y el estado de salud del hijo de Gadafi se han disparado desde entonces.
Algunos rumores apuntan a que Al Islam está herido en un pie. Otras informaciones hablan de heridas en la espalda o incluso de que ha perdido un brazo.
“Indignado” por el asesinato de su padre
Asimismo, se conoció que Saadi Gadafi está “conmocionado e indignado por la brutalidad viciosa” mostrada hacia su padre y su hermano Mo’tassim y dijo que eso demuestra que nadie vinculado al Gobierno anterior recibirá un juicio justo en Libia, dijo el domingo su abogado.
“Saadi Gaddafi está conmocionado e indignado por la brutalidad viciosa que acompañó a los asesinatos de su padre y hermano. Las declaraciones contradictorias emitidas por el CNT(Consejo Nacional de Transición) disculpando estas ejecuciones bárbaras y el abuso grotesco de los cadáveres dejan claro que ninguna persona ligada al régimen anterior recibirá un juicio justo en Libia”, dijo el abogado, Nick Kaufman, en un correo electrónico enviado a Reuters.
Saadi se encuentra actualmente en Níger después de escapar a través de la frontera, cuando la capital, Trípoli, cayó en manos de las fuerzas del Consejo Nacional de Transición en agosto.
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