El Departamento de Estado norteamericano y la CIA participaron en negociaciones secretas con los talibanes. Sin embargo, fracasaron tras una filtración de la identidadidad del representante del movimiento extremista. Así lo informan los medios británicos citando fuentes diplomáticas.
Ambas partes se reunieron en tres ocasiones en Alemania y Qatar. Los talibanes enviaron en su representación al ex secretario personal de su líder Mullah Omar, Tayeb Agha. Pero después de que su nombre surgiera en algunos medios alemanes y norteamericanos, este desapareció y los intentos de volver a comunicarse con él resultaron vanos. Washington cree que el secreto fue revelado por el Gobierno de Afganistán, que teme una colusión entre EE. UU. y los insurgentes a sus espaldas.
Entre las condiciones presentadas por los talibanes figuraba la liberación de al menos cinco de sus miembros encarcelados en prisiones norteamericanas. Además, los fundamentalistas exigieron la anulación de las recompensas ofrecidas por el Gobierno norteamericano por información sobre el paradero de sus líderes.
Aunque tanto Obama como el presidente de Afganistán, Hamid Karzai, siempre se han mostrado decididos a destruir por completo la red de los talibanes, los intentos de negociación del Gobierno norteamericano con el movimiento extremista afgano tienen una larga historia. El deseo de EE. UU. de hacer las paces con los extremistas tiene motivos bastante obvios, consideran los analíticos. El conflicto militar está durando más de lo esperado, desde 2001, y se ha llevado ya la vida de más de 2.500 soldados de la coalición internacional. Asimismo la población de Afganistán expresa indignación ante la presencia de un Ejército extranjero en su país.
Mientras tanto, algunos expertos creen que esta decisión tan tardía de Estados Unidos de negociar con los talibanes es un ejemplo más de su política de doble rasero. El abogado y activista musulmán Wilfredo Amr Ruiz destaca que solo después de once años de guerra, en la que se han gastado billones de dólares, EE. UU. se da cuenta de que existe la posibilidad de negociar con los talibanes si se distingue en este movimiento, antes considerado monolítico, una parte con convicciones más 'moderadas' para tratar de dialogar con ella.
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