El 28 de septiembre de 2011 queda marcado como un día negro para el avance democrático del país. El veto a la reelección legislativa y la prohibición del IFE para realizar debates entre precandidatos a la Presidencia en tiempos no oficiales constituyen un insulto a los ciudadanos, al mantenerse a una partidocracia impune e inútil y evitar que los aspirantes presidenciales se muestren tal como son, sin la hipocresía del spot.
¿Quién es el responsable de rechazar que la ciudadanía evalúe y castigue —enviándolos a su casa— o premie —ratificándolos en sus cargos— a diputados y senadores? El PRI. Es su miedo eterno a los procesos democráticos. Así fueron diseñados los priistas: en la antidemocracia. No conocen otra manera de hacer política. Esa palabrita —democracia— les aterra. No la entienden.
No hay priista demócrata. ¿Quién se atreve a decir el nombre de alguno?
Y más: ¿quién ha rechazado sistemáticamente los debates? Enrique Peña Nieto, a quien Ernesto Cordero, Marcelo Ebrard y hasta Manlio Fabio Beltrones han retado a debatir públicamente para plantear proyectos, compararlos y someterlos, desde ahora, al juicio de los ciudadanos.
Peña Nieto no se ha mostrado por completo, quizá por estrategia. Hasta hoy, las entrevistas que ha dado tras dejar la gubernatura no han sido a fondo. Más allá de eventos partidistas o de imagen publicitaria, necesita enseñar sus aptitudes políticas.
A nueve meses de las elecciones presidenciales, en realidad sabemos muy poco del ideario político, del pensamiento, del programa de gobierno, del proyecto político y, sobre todo, de las propuestas del puntero en las encuestas. Aunque tiene que ver el cuidado de los tiempos electorales.
Y ahora menos conoceremos a quienes aspiran a llegar a Los Pinos, cuando el Instituto Federal Electoral —acatando una sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación— les prohíbe debatir en medios. ¿Para qué debates, si hay spots?
Podrá Leonardo Valdés decir que sólo respetaron un ordenamiento emanado de la instancia electoral máxima. Lo cierto es que, hoy, este IFE genera desconfianza.
No es el IFE de José Woldenberg. De consejeros, ni compararlos. No hay una Jacqueline Peschard que inspire confianza y garantice honradez ideológica y profesional.
Valdés tampoco tiene la autoridad moral de Woldenberg.
Aquel IFE era ciudadano, confiable, autónomo.
El IFE de hoy está mutilado —le faltan tres consejeros— y, lo más grave, genera recelo. No se le ve con respeto. El IFE de Valdés dejó de ser ciudadano para convertirse en una maquinaria electoral al servicio de la partidocracia.
Y será —ni modo— el IFE de 2012.
¿Y qué tal el show de los diputados el miércoles pasado? El PRI con voto en contra para evitar la reelección legislativa, que dignificaría la carrera parlamentaria y volvería más eficaces a diputados y senadores. Premio al que lo merezca. A su casa los improductivos.
“Consulta ciudadana para decidir si hay reelección legislativa”, clamó el diputado Felipe Solís Acero. ¿Y desde cuándo los priistas invocan hipócritamente a esa figura? No lo hicieron cuando López Portillo tomó medidas que llevaron al precipicio. Tampoco cuando Carlos Salinas firmó el TLC, reprivatizó los bancos o modificó artículos básicos de la Constitución. Menos, cuando el PRI aprobó el Fobaproa. Nunca han sido demócratas.
Solís Acero, una vergüenza, de la mano de José Ramón Martell (PRI), quien ordenó a esa otra vergüenza con forma de mujer: Dina Herrera (PRD), que se abstuviera de votar. La perredista obedeció al priista —cuando el PRD y el PAN habían votado a favor—, y entonces se llevó el carajo a la reelección legislativa.
“No me han inducido… quien me conoce sabe que soy una mujer pensante… claro que razono”, lloriqueó la diputada Herrera. Qué pena tener a estos legisladores. México no merece esas calamidades.
Vetada la reelección legislativa. Prohibidos los debates entre precandidatos, como sí ocurre en las democracias consolidadas. Allí están los republicanos en EU, mostrándose ante los electores, criticándose, exponiendo proyectos, evaluados por los futuros votantes, para disputarle la Casa Blanca a Obama. Allá no hay un IFE cavernícola que impida conocer a fondo a los aspirantes.
Aquí, el IFE censura.
Aquí, los diputados evitan que tengamos una democracia consolidada.
Y se equivocan quienes dicen que el PRI será, en 2012, la segunda alternancia política. Alternancias ha habido varias: en 1997, con Cuauhtémoc Cárdenas en el DF; con Fox en 2000. Lo que urge es una democracia con mayor calidad.
Esa democracia que mutilaron, el 28 de septiembre de 2011, diputados del PRI y consejeros del IFE.
ARCHIVO CONFIDENCIAL
* PERIODISTAS. La cronista Elizabeth Macías, ultimada con saña extrema en Tamaulipas. Se cumple un mes del asesinato de Marcela Yarce y Rocío González Trápaga. ¿Quién sigue?
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