CARACAS, oct 10 (Reuters) – Una inesperada llamada telefónica interrumpe un acto del Gobierno venezolano con deportistas transmitido en vivo por la televisión estatal. El público se agita, los ministros se sonríen, todos aplauden.
“Les habla el fantasma”, reverberó la voz grave del presidente venezolano Hugo Chávez en medio de la algarabía general de los asistentes.
“¡El fantasma de Miraflores!”, agregó jocoso mientras una cacofonía de gallos y loros se colaba por el otro lado de la línea desde el palacio presidencial, donde el líder socialista de 57 años se recuperaba del cuarto y posiblemente último ciclo de quimioterapia tras una operación de cáncer en junio.
Un “fantasma”, no se podría resumir mejor.
Desde que el líder socialista fue operado de cáncer en junio, nadie parece saber exactamente dónde, cómo o cuándo va a aparecer.
Ahora lo más usual son contactos telefónicos a través del canal estatal, ya sea para arengar a sus seguidores en medio de un evento oficial o arremeter contra sus adversarios, pero sin dejar pasar la oportunidad de repetir que estará en plena forma para buscar la reelección en los comicios de octubre del 2012.
Muy lejos todavía de los maratónicos y apasionados discursos televisivos que fueron sello de su Gobierno durante 12 años, basta con que se ausente un par de días de las pantallas para que los rumores corran como la pólvora en la polarizada nación caribeña azuzados por el hermetismo oficial.
“¿Qué quieres que te diga yo? ¿Que te saque el tumor y te explique aquí qué tipo de tumor era? Es lo que tú quieres para alimentar la morbosidad (…) Pues no los voy a complacer”, replicó tajante la semana pasada al negarse por enésima vez a revelar los pormenores de su afección.
Al igual que con la enfermedad no revelada de su amigo y aliado cubano Fidel Castro, el parte médico del Mandatario es tratado como secreto de Estado.
El secretismo ha desatado una espiral de hipótesis que van desde que sufre cáncer de próstata, colon o vejiga a raros sarcomas musculares, pasando por metástasis en órganos vitales, estado terminal, anemia grave o fallas renales irreversibles.
Incluso no falta quien diga que la enfermedad es un ardid del excomandante de paracaidistas para arañar reñidos votos.
Chávez, quien ha desestimado las “morbosas” informaciones extraoficiales, viajará de nuevo a La Habana en los próximos días para someterse a unos chequeos “finales” que espera confirmen lo que no cesa de repetir: que ya superó el cáncer y que no queda ni una sola célula maligna en su cuerpo. [ID:nS1E78T00H]
Titulares de riesgo
En medio del ambiente general de incertidumbre, los bonos venezolanos se han mostrado muy sensibles a los rumores y teorías sobre la salud presidencial.
Un reciente reporte del diario El Nuevo Herald en Miami asegurando que Chávez fue ingresado de urgencia en un hospital militar propició un inusitado rally en la deuda soberana, seguido por su respectiva corrección cuando apareció a las pocas horas practicando béisbol burlándose de los chismes.
“En América Latina, los bonos de Venezuela son los más sensibles a los titulares. Las informaciones y rumores sobre la salud del presidente van a ser un factor en el comportamiento de los precios”, dijo Boris Segura, analista de Nomura Bank.
Analistas creen que la percepción sobre el estado de salud de Chávez también será clave para dirimir los comicios. Mientras el electorado podría dar la espalda a un líder débil y enfermo, un eventual triunfo sobre el cáncer restañaría su aura de invencibilidad y aumentaría sus opciones en las urnas.
La oposición, que ha tratado de medir sus palabras sobre el cáncer del mandatario, sospecha ante la insistencia del presidente en su milagrosa recuperación apenas 100 días después de ser operado.
“Es un mago en eso y ha tenido asesores extraordinarios para disimular, desviar, contrainformar. Pero creo que, al final, el que tiene más dudas de todos es el propio jefe del Estado”, opinó el periodista Nelson Bocaranda, cuyas columnas de runrunes (www.runrun.es) han levantado la ira del Gobierno.
Mientras, los rumores crecen y se multiplican. A la salud del presidente les siguen las elucubraciones sobre su eventual sucesor, supuestas divisiones en las fuerzas armadas, cismas en el partido de gobierno y la posible defensa armada de la revolución en caso de crisis.
“Todo esto forma parte de una agenda opositora que busca generar el caos en Venezuela. Es un intento por dañar el apoyo del presidente al sembrar dudas sobre su capacidad para seguir gobernando”, acusó la abogada y escritora estadounidense Eva Golinger, una cercana aliada del mandatario.
Por el momento, Chávez está sacando rédito político de la situación y su popularidad -presionada durante meses por la alta inseguridad, la inflación y fallas en los servicios públicos- remontó a niveles del 60 por ciento, según sondeos.
Pero expertos advierten que, más allá de la enfermedad del presidente, hay muchos otros factores en juego por lo que sería precipitado para sacar conclusiones electorales, sobre todo hasta que la oposición no elija a su candidato en las primarias previstas para febrero.
“Si (Chávez) está recuperado, será el favorito, aunque no blindado”, escribió Luis Vicente León, de la encuestadora Datanálisis, en una columna dominical.
“Pero si tiene que ir enfermo a la campaña no la tendrá fácil, más aún cuando cualquiera de los candidatos opositores con opción, hará gala de lo que Chávez podría no tener: juventud, energía y futuro”, agregó.
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