Ricardo Valenzuela
En Mayo de 1911, al abordar el buque que lo llevaría a su exilio, Porfirio Díaz pronunció una premonitora sentencia: “Madero ha soltado el tigre, ahora veremos si puede controlarlo.” Durante los siguientes 10 años, la revolución se convertiría en una bacanal fuego, sangre y muerte entre los mismos actores disputándose el poder.Yo pienso las autoridades virreinales de 1810, podían haber hecho la misma afirmación cuando Hidalgo protagonizara su grito de Dolores. Durantes los siguientes 70 años, México sería un campo de batalla en donde desfilaran yaquis, apaches, comanches, presidentes, emperadores, conservadores, liberales, filibusteros, invasores desembocando en la pérdida de la mitad de su territorio y, lo más revelador, la dictadura de Porfirio Díaz.
Durante el periodo de 1810 a 1870—en el apogeo de la revolución industrial que transformara el mundo—el PIB de México sufrió una caída de más del 40%. Durante los años de la revolución armada, 1910 a 1920, las certeras estimaciones son de una caída aun más agresiva y, todavía más dramático, la pérdida del 10% de la población víctimas del conflicto.
El liberalismo de don Porfirio era preñado con positivismo esbozando una razón; los mexicanos no estaban preparados para esculpir su destino por lo cual, se creaba la “honorable dictadura.” Una pequeña elite de tecnócratas promoviendo desarrollo económico y social, pero sostenida por un gobierno autoritario. Se mezclaba el gobierno republicano con una política patriarcal restringiendo tendencias populares, seguros de que una paz forzada daría tiempo a la educación y la economía para desarrollar los elementos de estabilidad.
Durante el porfiriato, el kilometraje del ferrocarril creció 15% anual, la producción industrial 6.5%, la minería 7%, las exportaciones 8%, las importaciones 5%. La producción de petróleo viajó de 8,000 barriles diarios a 8,000,000. Se fundaron más de 30 bancos que acumularon activos de 2,000 millones de pesos, y se reestructuraba la deuda con Europa producto de las bacanales del siglo XIX.
En 1929, ante un país destrozado, se modificaba la nueva constitución permitiendo la reelección de Obregón. Los hombres allegados al General, después callados por la historia, exponían los motivos como una reacción en contra de lo que ya se cocinaba; el Maximato de Calles. Sin embargo, el tigre atacaba confluyendo en el asesinato del presidente electo. Meses después, Calles emergía con un nuevo modelo de jaula aprisionando al tigre por los siguientes 71 años; el Partido Nacional Revolucionario.
La jaula pasaba a propiedad de diferentes domadores en un ritual que se repetía cada seis años. La honorable dictadura porfiriana, se convertía en la dictadura revolucionaria despojada de su ropaje liberal, para cubrirla con su “economía mixta.” ¿Resultado? En 1910 la balanza comercial arrojaba un superávit de 500 millones de dólares y la deuda del gobierno era de 200 millones. Para 1988, la balanza presentaba un déficit de 40,000 y la deuda externa era ya de 120,000 MDD.
El porfiriato creaba riqueza, pero no abría las compuertas de la libertad para su justa distribución. Los revolucionarios no sólo no la creaban, la poca que sobrevivía la bacanal sería activo del estado, ese nebuloso concepto cuyos propietarios eran ellos mismos.
En Julio del año 2000, la puerta de la jaula de nuevo se abría esperando que, en lugar del feroz tigre, emergiera un domado felino representado por una sociedad civil preparada para asumir su histórica responsabilidad. Se había perdido un siglo, pero finalmente encontrábamos el camino hacia la tierra prometida. Pero, ¿realmente lo hemos encontrado?
Fox recorre el país en su tour de despedida repitiendo: “Dejo un país estable, marchando, con una sólida economía y una nación en paz.” Pero cuando hace sus pronunciamientos, AMLO insiste en su violento golpe de estado, Oaxaca a punto de una guerra civil; el narcotráfico nos presenta escenas que ni Dante pudiera crear; los EU, frente a olas de compatriotas apostados en la frontera, se apresta a dividirnos con un muro; los expertos denuncian hay guerrilla.
Pero es un hecho que lo emergido de la jaula no es un bello y domado felino, sino una manada de rabiosos y desbocados changos.
Afirma el autor James Bennett que países transitando de la tiranía a democracia, de pobreza a prosperidad, lo están logrando porque portan saludables sociedades civiles. Pero los que no cuentan con esa bendición, lo hacen utilizando las fórmulas de don Porfirio. Inician restringiendo las libertades políticas para, sin obstáculos de sociedades achangadas, pasar a la liberación de sus economías provocando prosperidad y, ya con los monos bien comidos, abrir la compuerta a la libertad política. ¿Ejemplos? Japón, Alemania, Corea del Sur, Singapur, Chile y, en estos momentos China.
Cortesía de nuestra historia, la sociedad civil no existe y las multitudes son presa fácil de seductores profesionales armados con recetas, pero de otro Porfirio. El célebre Rubirosa quien definiera su fórmula para conquistar mujeres desesperadas; falsas promesas, mentiras que les dieran esperanza para luego esclavizarlas. Y es que los seductores tercermundistas rinden culto a esa mujer de papel. A la que hambrienta pretende vender sus carnes por unos cuantos centavos. Así, roban a la conciencia del ciudadano la otra visión, la de su verdadera miseria.
La clara advertencia de que la fiera anda suelta, son esos seductores que con su enanismo moral y ante la ausencia del palo de don Porfirio, se han dado a despertar al México violento. Pero cuando esa violencia arriba a lugares como el congreso de la República, es hora de controlar esa manada de monos desbocados y abusivos. No es posible que los primates senadores perredistas amenacen al presidente electo sí, cumpliendo con el mandato constitucional, hace presencia en el recinto para tomar protesta.
Madero no fue la primera oposición formal a Porfirio Díaz. En 1903 se había organizado una prometedora fuerza democrática, la Unión Liberal. En su primer congreso, Francisco Bulnes advertía a los delegados: “Después del Gral. Díaz el país no quiere hombres. El país quiere instituciones, leyes, lucha de ideas e intereses para acordar. El país quiere que el sucesor del General Díaz se llame…….la ley.”
En estos momentos el postulado es más válido que nunca. Si esos changos emapachados Noroña, Monreal y el resto del zoológico pretenden sabotear la toma de protesta del presidente electo, por el amor de Dios, dejen de dialogar para que se aplique todo el rigor de la ley. ¡Los mexicanos ya están hasta la madre! Y recuerden, “cuando las águilas callan, las cotorras salen a escandalizar.”
Felipe, igual que Fox, en la toma de protesta se define tu administración.
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