01 noviembre, 2011

Alcalde ex guerrillero marca un viraje en la opinión

   El alcalde electo de Bogotá, Gustavo Petro, habla hoy, domingo 30 de octubre de 2011, durante la celebración de su triunfo en Bogotá (Colombia). Gustavo Petro, un luchador anticorrupción incansable, será el nuevo alcalde de la capital del país tras años de contienda política en el Congreso y anteriormente en el Movimiento 19 de Abril (M-19), guerrilla a la que perteneció en su juventud.Colombia celebró hoy las elecciones locales y regionales. EFE/MAURICIO DUEÑAS
El alcalde electo de Bogotá, Gustavo Petro, habla hoy, domingo 30 de octubre de 2011, durante la celebración de su triunfo en Bogotá (Colombia). Gustavo Petro, un luchador anticorrupción incansable, será el nuevo alcalde de la capital del país tras años de contienda política en el Congreso y anteriormente en el Movimiento 19 de Abril (M-19), guerrilla a la que perteneció en su juventud.Colombia celebró hoy las elecciones locales y regionales. EFE/MAURICIO DUEÑAS
Mauricio Dueñas / EFE

AFP

La elección del ex guerrillero Gustavo Petra como alcalde de Bogotá marcó un viraje de la opinión pública que podría favorecer un proceso de paz con las fuerzas rebeldes, pero causó alarma en la derecha de Colombia, país que vive una cruenta guerra interna, según analistas.

“Bogotá le dice sí a la reconciliación, sí a la paz. La paz es posible en Colombia, la reconciliación es posible”, dijo Petro, de 51 años, al celebrar su triunfo con 32 por ciento de los votos frente al candidato de centroderecha Enrique Peñalosa, con 25 por ciento.

Petro, hijo de campesinos, economista, ex parlamentario del izquierdista Polo Democrático Alternativo (PDA) que dejó a principios de año para fundar el Movimiento Progresistas, es también un antiguo miembro de la guerrilla nacionalista Movimiento del 19 de abril (M-19), que se desmovilizó en 1990.

En nombre de esa desmovilización, Petro se llamó a sí mismo el domingo “hijo del proceso de paz de 1990”, y según el politólogo Álvaro Villarraga, su elección demuestra que la “ciudadanía apoya los procesos de paz”.

“En Colombia, ha habido cuatro guerrillas de izquierda: las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), el ELN (Ejército de Liberación Nacional), el EPL (Ejército Popular de Liberación) y el M-19. Las dos últimas pactaron la paz y hoy sus líderes están vinculados a la sociedad civil”, recordó Villarraga.

“Petro es un ciudadano con ánimo de reconciliación y gran franqueza, que insiste mucho en el entendimiento”, dijo.

El analista León Valencia, director de la Corporación Nuevo Arco Iris, especialista en el conflicto colombiano, consideró que si Petro hace una buena gestión en la capital, “puede llevar a otra actitud en el país”, luego del gobierno del ex presidente Álvaro Uribe (2002-2010), en el cual se logró “igualar delincuencia común con guerrilla”.

Sin embargo, la opiniones favorables no son compartidas por todos en Colombia, donde aún actúan las guerrillas FARC y ELN, causando muertes a diario.

La llegada al segundo cargo de mayor importancia política de un hombre que perteneció durante mas de diez años a un movimiento armado de izquierda “genera mucho rechazo entre sectores muy amplios de la opinión pública”, resaltó Alfredo Rangel, director de la Fundación Seguridad y Democracia.

El analista evocó que el M-19 estuvo vinculado a uno de los momentos más dramáticos de la historia de Colombia, cuando 40 de sus guerrilleros tomaron el Palacio de Justicia, en Bogotá, el 6 de noviembre de 1985.

La intervención del Ejército para liberar a los rehenes desembocó en la muerte de un centenar de personas, entre ellos varios magistrados de la Corte Suprema.

“Los militares fueron juzgados, pero el M-19 aún no ha contado toda la verdad, en especial sobre la presunta financiación por parte del narcotráfico de esa toma”, acusó Rangel, al considerar que si Petro, que no participó porque se encontraba preso, quiere impulsar una verdadera reconciliación deberá propiciar los testimonios sobre esos hechos.

Petro enfrentará además un desafío de gobernabilidad, al contar con sólo ocho de los 45 concejales municipales, declaró Rangel.

El alcalde electo hereda una ciudad de siete millones de habitantes sumida en una de sus peores crisis por el escándalo de corrupción que paralizó en el 2011 a la anterior administración del PDA, acusada de malversación de fondos destinados a obras de infraestructura vial que nunca se terminaron.

Petro promete priorizar la movilidad en Bogotá, cuyas vías están saturadas por un tráfico incontrolable; reforzar la educación y la salud y enfrentarse a la inseguridad, que los habitantes perciben en aumento.

“Esta es una victoria antes que nada del deseo de cambio de Bogotá. Nos demanda unos retos inmensos, de superar un crisis que no es simplemente administrativa”, dijo Petro la noche del domingo.

“Agradezco a Bogotá, tanto a los que votaron por nosotros como los que votaron por las otras opciones, buscando siempre entre todos un mejor futuro. Una democracia no aniquila a las minorías, sino que las incluye”, afirmó.

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