Colombia estudia intensificar su lucha contra las FARC en el noreste del país, incluyendo una amplia zona de la frontera con Venezuela, donde presuntamente se refugian dos de los jefes rebeldes que remplazarían a Alfonso Cano, reconoció el martes el ministro de Defensa.
Aunque las operaciones contra las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se cumplen en todo el país, las más importantes se concentran hasta ahora en las selvas del sur y en las montañas del suroeste, en donde los rebeldes han sufrido los peores golpes.
Cano, el máximo comandante de esa guerrilla, murió el viernes en el departamento del Cauca, en un combate con el Ejército después de un bombardeo a la zona en donde se escondía, en el golpe más contundente de toda la historia contra el grupo rebelde acusado de financiarse a través del secuestro, la extorsión y el narcotráfico.
“Siempre existe la intensión de ir detrás de todos estos cabecillas. Dentro del territorio nacional iremos hasta la última esquina y el último rincón, no hay territorio vedado para las Fuerzas Armadas”, dijo el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón.
“En ese proceso de revisión estratégica e innovación estamos analizando dónde, en qué zonas se deben incrementar ciertas capacidades, ciertas acciones y son temas que iremos determinando”, precisó el funcionario en una conferencia de prensa con corresponsales de la prensa internacional.
Los más influyentes líderes de las FARC, el grupo guerrillero activo más antiguo del América Latina que dice luchar por imponer un sistema socialista en un país con marcadas diferencias entre pobres y ricos, han muerto en operaciones en el sur y suroeste de Colombia.
Víctor Julio Suárez, más conocido como “El Mono Jojoy”, murió en septiembre del 2010 en las selvas del departamento del Meta y en marzo del 2008 Raúl Reyes pereció en un bombardeo en zona selvática de Ecuador, en la frontera con Colombia.
OFENSIVA CONCENTRADA EN EL SUR
Las fuerzas especiales que persiguen a los más importantes comandantes de las FARC operan principalmente en los departamentos de Meta, Guaviare, Caquetá, Putumayo, Cauca, Nariño y Tolima, donde el grupo rebelde resiste una ofensiva militar iniciada en el 2002 por ex presidente Alvaro Uribe con el apoyo de Estados Unidos.
Fuentes de seguridad aseguran que Cano podría ser remplazado por Luciano Marín, alias “Iván Márquez” o por Rodrigo Londoño, más conocido como “Timochenko”, quienes se refugian en el noreste de Colombia, en la frontera con Venezuela.
Incluso en el pasado reciente, durante el Gobierno del ex presidente Uribe, se afirmó que se escondían en Venezuela, con la complacencia del Gobierno del presidente Hugo Chávez, lo que provocó una crisis diplomática entre los dos países.
La crisis se superó con la llegada a la presidencia de Juan Manuel Santos, luego que Chávez se comprometió a no permitir la presencia de grupos armados ilegales en territorio venezolano.
“Yo no sé a quién vayan a colocar y a esta altura no nos importa. Quien llegue va a tener que estar más preocupado por andar corriendo y viendo como evita el accionar de las capacidades de las Fuerzas Armadas que por estar tratando de realmente dar un direccionamiento a esa organización”, dijo Pinzón.
“Que si están en Venezuela o no, eso habrá que verificarlo y habrá que saberlo. En el último año la cooperación ha aumentado, Venezuela ha extraditado algunos narcotraficantes, algunos miembros de las FARC, nos gustaría que hagan más de esto, pero notamos una actitud positiva”, agregó.
El ministro de Defensa sostuvo que los grupos armados ilegales deberían preocuparse porque en la medida en que mejore la cooperación con Venezuela y otros países, como ha venido sucediendo, no van a tener ningún lugar seguro para esconderse.
Pese al golpe que implicó la muerte de Cano, las FARC, que cuentan actualmente con unos 8.000 combatientes y son consideradas como una organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, anunciaron que continuarán su lucha armada y nombrarán a un sucesor.
Con su posición el grupo rebelde rechazó el llamado a la desmovilización que hizo el presidente Santos y derrumbó las expectativas de que se iniciara de inmediato una negociación de paz para poner fin al conflicto interno de casi cinco décadas que cobra miles de vidas al año
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