El viejo dirigente militar, revolucionario y contrarrevolucionario, se muestra satisfecho “de luchar por un deber sandinista, revolucionario y cristiano”, y de defender al Presidente nicaragüense.
Un recolector de basura camina ante el mural del nuevamente electo Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y el héroe nacional Augusto César Sandino. Foto: Esteban Félix/ AP
Hoy se dedica, con la bendición del gobierno sandinista de Daniel Ortega, a lo que llama “mi última locura”: dragar el río San Juan, fronterizo con Costa Rica, cuyo cauce ha estado cambiando y dejando a Nicaragua con más arena que agua. Recibió a M Semanal en un cuarto que sus nietos llaman “la cueva”, atiborrado de libros, cachuchas, banderas rojinegras, dos M-16, fotos en blanco y negro, papeles y estatuas del héroe nacional Augusto César Sandino. Afuera de la casa familiar, modesta, cuyo frente domina un gran porche con muebles y mecedoras de mimbre para escapar del calor sofocante de Managua, pasan a gran velocidad los coches sobre una nueva avenida de cuatro carriles. “Es un problema, ese ruido”, admite Edén Pastora. “Pero es bueno para la infraestructura del país”.
Se declara alejado de la política, pero durante toda la entrevista su celular no deja de sonar con un impertinente “El pueblo unido jamás será vencido”. En el otro lado de la línea lo consultan ministros y consejeros del gobierno, amigos y hasta el hermano del jefe de Estado, el general Humberto Ortega, hoy empresario acaudalado alejado de la política pero quien será el “relevo natural”, según Pastora, del recién reelecto Daniel Ortega.
EL ÚNICO QUE NO SE EQUIVOCÓ
SW: Usted es parte de la historia de este país, ha estado participando en sus momentos más convulsionados. ¿Como se siente ahora, qué recuerda más de aquellos años?
EP: Soy inmensamente feliz y si me muero mañana, muero contento. He hecho siempre lo que quería. Lo primero que pierde el revolucionario es su familia, la privacidad, la felicidad, un montón de dicha de los seres humanos normales, como ver crecer a sus hijos, buscarlos en el colegio. Yo no he tenido esa dicha. No he sido el mejor padre por tratar de ser un buen patriota. He sacrificado a mi madre, mi esposa, mis hijos.SW: ¿Algo se gana?
EP: La satisfacción de servir a los demás, de luchar por el pueblo, para que mi pueblo un día pueda ser grande y yo ser parte de ese pueblo grande. Porque si no va a seguir siendo un pueblo pobre, esclavo, sometido, miserable. Se gana la satisfacción de luchar por un deber sandinista, revolucionario y cristiano.SW: Se gana también fama, poder y algunos han ganado mucho dinero…
EP: Pero yo no. He ganado fama, pero no me interesa; he tirado todas mis estrellas de comandante, tenía la osa mayor en un hombro y la osa menor en el otro, las tiré y las he pateado cuando creí que no seguíamos el camino correcto. No debemos ser muchos hombres en el mundo que hemos hecho eso. No me interesan el poder ni el dinero.SW: No todos son como usted.
EP: Cada quien con su conciencia, que lo juzguen el pueblo y la historia. A mí, el pueblo me quiere y me respeta, sandinistas y no sandinistas. Me han dicho de todo: loco, incoherente, impredecible, inmanejable, hijo de puta, agente de la CIA, traidor. ¡Todo! Pero no me han podido decir ladrón, deshonesto, maricón, piñatero (el que toma el botín del Estado como una piñata). El poder es afrodisíaco. Si te agarra joven, te enferma, te desbarata. A mí, por suerte, me agarró ya hecho un hombre de unos 40 años.SW: Pero sí merece alguna explicación cómo una persona puede ser sandinista, contrarrevolucionario y después otra vez sandinista…
EP: De lo que yo he dicho y hecho no me arrepiento. Y en las mismas circunstancias políticas, como entonces, volvería a hacer lo mismo. Combatí al fascismo somocista, combatí los errores de mis compañeros del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) cuando nos querían sovietizar. Hoy todos me dicen que fui el único que no se equivocó. La derrota de 1990 fue un mal necesario. Me dijeron atrocidades, pero no me importa.SW: ¿Y cómo fue la reconciliación con los sandinistas?
EP: Yo nunca me fui del Frente, el Frente se fue de mí; no regresé al Frente, el Frente regresó a mí. Yo no los apoyara si ellos no hicieran lo que yo quería. Yo se los pedí con un fusil en la mano; hoy hay libertad de prensa, libertad política, respeto a los derechos humanos, no hay alineamiento. Ahora el sandinismo es cristianismo y socialismo, revolucionario en libertad y democracia. Por eso el Frente volvió a mis posiciones. El ex líder sandinista Edén Pastora en septiembre de 2010. Foto: Miguel Álvarez/ AFP
SW: ¿Qué significa eso de ser revolucionario en libertad?
EP: Hoy hay 40 programas sociales, los liberales nunca pudieron hacer ni uno. Aquí amanezco hablándote de los avances y por eso el pueblo apoya hoy al FSLN. Este Frente respeta la Constitución.SW: Sin embargo, la Constitución dice que el Presidente no puede ser reelecto y Daniel Ortega sí lo hizo.
EP: La Constitución dice que cualquier ciudadano tiene derecho a elegir y ser electo. Son principios más importantes que la prohibición de la reelección. Tenemos derecho de votar por el que queremos, y si nos da la gana de votar por Daniel Ortega, nadie lo puede impedir.SW: ¿La Constitución se contradice entonces a sí misma?
EP: Son estupideces de Antonio Lacayo y Sergio Ramírez cuando manejaban la Asamblea. En el noventa, cuando Violeta Chamorro se podía reelegir, pusieron esa estupidez en la Constitución violando los artículos de principio para que doña Violeta no se pudiera reelegir y porque ellos querían ser electos. Pero ellos no pueden violar así los derechos de los ciudadanos.SW: Suena un poco a república bananera que unos pongan artículos para impedir que su adversario se elija, y después venga otro que diga “para mí no aplica esto”.
EP: ¡Noooo! Son principios irrefutables de la Constitución. A Violeta no le interesó la reelección: derecho que no se reclama, se pierde. Pero a Daniel sí le interesó la reelección; como el presidente Correa, de Ecuador, que dice que la libertad de prensa no significa derecho de mentir.SW: ¿Por qué no aceptó el cargo de ministro que le ofreció Daniel Ortega?
EP: Porque no me interesan los cargos. Me interesaba más hacer una gran obra como es el dragado del río San Juan. Aquí vinieron todos, el canciller, el hombre de confianza Chico López a ofrecerme la Defensa, Gobernación... Pero yo entregué los Mercedes Benz y las mansiones.SW: ¿Y por qué aceptó dragar el río San Juan?
EP: Porque es nuestro río; recuperarlo es ejercer y defender nuestra soberanía, y eso es lo más bello que un hombre pueda soñar.SW: ¿Habló con la presidenta Laura Chinchilla, que es su amiga personal, sobre este tema?
EP: No quiere ni ha querido hablar con ningún nicaragüense. La posición de Costa Rica no me causa disgusto, me ocasiona sorpresa cómo ellos hacen el ridículo y hablan tonteras sobre isla Calero ante el mundo, y no hablan de los laudos y tratados internacionales que hay sobre la frontera. No nos interesa una pulgada de isla Calero, es tan costarricense como el parque central de San José. Nos interesan los laudos, la posición de la Corte Internacional de La Haya para determinar por dónde pasa la frontera. A los ticos les preocupa una cosa que es nuestro desarrollo, porque ellos se han beneficiado con nuestras desgracias. En la guerra recibían un millón de dólares diarios del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.SW: Usted tiene una finca allá, ¿verdad?
EP: No, tengo un lote de tierra de 100 por 100 metros donde está el campamento del dragado.SW: Treinta años después, ¿cómo ha avanzado la revolución?
EP: Estamos haciéndola en libertad y democracia, que es lo más bello, y que no se pudo hacer en los ochenta. ¿Quiénes no la pudieron hacer? Los que están en el Movimiento de Renovación Sandinista, que son ahora aliados de la ultraderecha. Eran los ultraizquierdistas: Henry Ruiz, que manejaba el materialismo histórico, ¡por Dios! Dora María Téllez… Ésos son los que echaron a perder la revolución porque querían implementar un modelo marxista-leninista. Ahora le echan la culpa sólo a Daniel, pero era un mando colectivo de 10 personas. Todos ellos ahora se rasgan las vestiduras y dicen que no fueron culpables de lo que pasó aquí en los ochenta. Pero hoy tienen la libertad de adoptar posiciones de derecha. Hoy no hay torturados, exiliados, presos políticos.SW: ¿Porque entonces la Unión Europea suspendió la ayuda después de las elecciones del 2008 alegando fraude?
EP: Porque ahora todos los dirigentes europeos son asesinos, están atados al imperialismo. Los que hace un año abrazaban a (el líder revolucionario libio) Gadafi y lo ponían de ejemplo para el mundo árabe, ahora lo asesinaron; ésos son los dirigentes actuales de Europa que nos quitan la ayuda. ¿Por qué? Porque no somos fascistas, porque somos cristianos solidarios. Esos que mandaron a matar a Gadafi, a quien deben más de 200 mil millones de dólares, creen que la humanidad es estúpida. Los desprecio y tengo asco ante ellos. Sin el apoyo de su pueblo, Gadafi no hubiera resistido ni 15 días; pero aguantó ocho meses de bombardeos de la OTAN. Sergio Ramírez. Foto: Archivo
SW: ¿Qué le parece el cambio en los colores partidistas que hizo Daniel Ortega, ese rosado con celeste y amarillo? ¿Usted se pone esa camiseta?
EP: Son colores llamativos y de eso se trata en las campañas. La verdad no me la he puesto, pero en cualquier momento me la pongo. Una vez llegué a una reunión y me sorprendí mucho al ver a un compañero, a quien estaba acostumbrado a ver de verde olivo, metido en una camiseta de ésas, parecía una botella de Peptobismol —se ríe. Pero hay que aceptar la voluntad de los demás.SW: ¿Ustedes fueron consultados ante ese cambio?
EP: No, eso lo hacen los que están en el poder. Dictan las normas, que se mejore la salud, se arreglen las calles, que vengan buses nuevos. Dictan, dictan y dictan leyes revolucionarias y por eso les dicen dictadores —vuelve a reír.SW: Pues sí, porque se supone que el Congreso es el que elabora las leyes…
EP: Pero, la verdad, los dirigentes son los dirigentes. Como Mao Tse Tung, Fidel, Felipe González, Willy Brandt, Ronald Reagan…SW: ¿Eso del Estado de derecho y la separación de poderes son cosas marginales?
EP: Pues son importantes y hay que institucionalizarlas. Pero esto estaba patas arriba, necesitado de un líder que oriente. Aquí nadie mandaba, doña Violeta (Chamorro) le tuvo que dar el mando a Antonio Lacayo, quien nos convirtió en el pueblo más pobre de América Latina cerrando 460 empresas y mandando a 700 mil nicaragüenses al exilio. Nos gobernó Arnoldo Alemán, se dedicó a robar; nos mandó el ingeniero Enrique Bolaños, se dedicó a no hacer nada. Cuando vino el comandante, mandó y puso en orden este país.SW: ¿No importa que llegó al poder con base en un pacto con Arnoldo Alemán y un acercamiento con el cardenal Obando y Bravo, que era del otro bando?
EP: Los estadistas de ese mundo arreglan los problemas del poder con el otro bando en la mesa de negociación. Y allí pactan para evitar el caos. Ésa es la misión principal de un jefe de Estado. Daniel no se ha acercado al liberalismo, maniobró con liberales para recuperar el poder y para hacer lo que está haciendo. Bendito sea.SW: La ley de aborto, una de las más restrictivas del mundo, ¿no traiciona a las mujeres y a los principios revolucionarios?
EP: En una cosa tan delicada, tan íntima de una mujer, nadie se podía meter, era su conciencia la que debía tomar la decisión. Cada madre tiene que decidir. Es mi criterio. Pero entiendo a la dirigencia del Frente porque los dos dirigentes máximos del FSLN (Daniel Ortega y Rosario Murillo) por principio nunca abortaron, nunca evitaron el hijo, tienen seis hijos. Rosario Murillo pasó los 10 años de la revolución panzona, dejándose preñar. Si ése es su criterio y lo transmite como dirigente, yo lo respeto.SW: ¿No es un criterio machista?
EP: No, pienso que es un criterio natural. Éste es un pueblo conservador, con una Iglesia conservadora. No es la misma sociedad que en Europa. Lo que allá es bueno aquí es malo. Pero seamos pragmáticos: aquí con ley o sin ley, se practica el aborto.SW: ¿Cuál es el objetivo del gobierno sandinista, convertir a Nicaragua en otra Cuba?
EP: Nooo. Queremos una Nicaragua distinta. Ya no queremos plagiar a nadie, eso era en los ochenta. Ahora queremos un modelo propio, nuestro. Eso lo resentí en los años ochenta, a mis hermanos los combatí por plagistas (sic). Vamos a hacer producir la tierra, a industrializar los productos, nos vamos a desarrollar. Pero nada podemos hacer si no estudiamos. Los tres gobiernos neoliberales metieron a este pueblo en un hoyo y no lo podemos sacar de allí si no hay educación. Entramos con 27 por ciento del analfabetismo, y ahora estamos con el siete por ciento; son cosas bellas.SW: Entonces, ¿van hacia el socialismo?
EP: Mire, estos gobiernos neoliberales profesan un capitalismos salvaje donde la salud y la educación son una mercancía. Pero sin justicia social y sin educación, no hay democracia.SW: ¿Qué importancia tiene la ayuda venezolana en ese proyecto?
EP: Toda la ayuda que ofreció Hugo Chávez a nosotros, antes se la ofreció a Enrique Bolaños y no la aceptó. Y Europa nos quita la ayuda cuando estamos haciendo lo que deberíamos haber hecho en el ochenta. En ese entonces, cuando había siete mil presos políticos, cuando se cerraba la prensa, ellos nos daban la ayuda. Ahora que estamos haciendo la revolución en libertad y democracia, nos la quitan porque así lo pide un escritor como Sergio Ramírez y un poeta como Ernesto Cardenal, que están ayudando al fascismo. Estos europeos… Pero no vamos a llorar, vamos a seguir trabajando, vamos avanzando.SW: O sea lo que dicen los críticos, que la Corte Electoral no es independiente porque está en manos de sandinistas, que no se contaron bien los votos en el 2008, que hay problema en los registros electorales, ¿todo esto no es válido?
EP: Cómo van a saber qué pasa si viven en su mundo. Les he oído decir barbaridades, como que aquí debe de permitirse la observación, la que en la práctica ha sido una intervención histórica. Nosotros hemos sido intervenidos siempre, aquí tiene otro significado que en otros países. Cuando nos hablan de observación, se nos paran los pelos. Eso no lo entienden ellos.SW: Tampoco yo, ¿cuál es el problema de observar unas elecciones?
EP: Aquí históricamente las observaciones han sido intromisiones. Hemos sido sometidos por el imperio estadunidense, hemos sido ocupados tres veces. Aquí habla e interviene el embajador de Estados Unidos, quien, si lo hace en Costa Rica, lo expulsan. Seguidores del FSLN celebran, el seis de noviembre pasado, la ventaja preliminar de 63.7 por ciento de su candidato Daniel Ortega. Foto: Enrique de la Osa/ Reuters
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