08 noviembre, 2011

Italia y Grecia, al borde del abismo

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Foto: EFE

Los mercados financieros contenían el aliento el martes, mientras el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, se tambaleaba al borde del abismo y los líderes de la endeudada Grecia negociaban la creación de un Gobierno de unidad nacional.

Roma desplazó a Atenas como epicentro de la crisis de deuda soberana de la zona euro, dado que los rendimientos de sus bonos cotizaban cerca de niveles insostenibles que podrían obligar a la tercera mayor economía del bloque monetario a buscar un rescate que Europa no podría pagar.

Los costos de endeudamiento a 10 años de Italia alcanzaron un nuevo récord del 6,71 por ciento el martes, elevando el riesgo de que la enorme deuda de Roma -la segunda más grande de Europa equivalente al 120 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB)- pueda salirse de control.

“Ahora estamos alcanzando niveles realmente muy peligrosos (…) En los bonos 10 años, estamos por sobre los niveles de rendimiento donde Portugal, Grecia e Irlanda emitieron sus últimos bonos”, dijo Alessandro Giansanti, estratega de tasas de ING.

Bajo una gran presión por renunciar, Berlusconi enfrentaba una crucial votación sobre las finanzas públicas en el Parlamento que podría hundir a su coalición de centroderecha si muchos disidentes votan en contra o se abstienen.

Cinco legisladores de su partido PDL dijeron que se abstendrán, poniendo en peligro la mayoría de Berlusconi. Los principales partidos de oposición también anunciaron su abstención, permitiendo la aprobación del presupuesto del año pasado pero reflejando la debilidad del Gobierno.

El multimillonario primer ministro de 75 años de edad, que enfrenta una serie de juicios y escándalos sexuales, podría enfrentar una difícil moción de confianza esta semana si sobrevive a la votación del martes.

Durante una reunión en Bruselas el lunes, los ministros de Finanzas de la zona euro acordaron una hoja de ruta para aumentar el fondo de rescate de 440.000 millones de euros del bloque de 17 naciones, a fin de proteger a economías más grandes como Italia y España de una eventual moratoria griega.

Pero con los inversores de bonos cada vez más afectados, hay dudas respecto a la eficacia de los complejos planes de apalancamiento del fondo de rescate FEEF.

Los países de fuera de la zona euro mantenían su presión exigiendo medidas más decisivas que detengan el contagio de la crisis.

“La zona euro necesita demostrarle al mundo que puede apoyar a su moneda, no solo puede esperar los acontecimientos en Atenas y Roma”, afirmó el ministro de Finanzas británico, George Osborne.

“También debemos tener avances aquí en Bruselas. Si no, esto seguirá teniendo efectos muy dañinos en toda la economía europea”, agregó.

El ministro de Finanzas sueco, Anders Borg, agregó que “Europa se está quedando sin credibilidad y una solución a una crisis de mucha deuda debe ser menos deuda. La responsabilidad de ello recae en el país con mucha deuda y ésos son obviamente Grecia e Italia”.

Señales de tensión

Las señales de tensión del mercado de bonos y el Banco Central Europeo dan cuenta que la crisis empeora de manera alarmante.

Los cambios en la curva de rendimiento italiano y la creciente brecha entre los precios que exigen los tenedores de bonos por la deuda italiana y los que los potenciales compradores están dispuestos a pagar son importantes señales de advertencia, similares a las vistas en Portugal, Grecia e Irlanda antes de que sus altos costos de endeudamiento los sacaran de los mercados de deuda.

En una señal de que estos países están cada vez más fuera de los mercados de dinero, el BCE reportó que los bancos italianos necesitaron 111.300 millones de euros en financiamiento del banco central en octubre, por encima de los 104.700 millones de euros en septiembre y los solo 41.300 millones en junio.

Incluso el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, el fondo de rescate de la zona euro, tuvo dificultades para encontrar compradores de sus bonos de calificación crediticia máxima “AAA” el lunes, logrando ofertas apenas suficientes como para cubrir los 3.000 millones de euros en bonos a 10 años para apoyar a Irlanda.

El director del FEEF, Klaus Regling, habló de un clima de mercado “muy difícil” y de incertidumbre sobre el perfil futuro del fondo, dada la floja demanda

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