Por Allen McDaniels.
Mientras revisaba los escritos del historiador revisionista y antiguo profesor mío James J. Martin, encontré una referencia a la edición en alemán de la Teoría General de John Maynard Keynes, publicada en 1936.[1][2] En esta edición, Keynes escribió un prólogo especial para sus lectores alemanes. Este prólogo ha sido bastante ignorado por hagiógrafos, economistas, historiadores y periodistas, y definitivamente por políticos y burócratas simpatizantes. En el momento del prólogo en alemán, septiembre de 1936, los nacionalsocialistas de Adolf Hitler llevaban en el poder cerca de cuatro años.
Lo esencial del pensamiento de Keynes se resume en un breve pasaje dentro del prólogo:
La teoría de la producción agregada, de la que trata el siguiente libro, puede sin embargo adoptarse mucho más fácilmente a las condiciones de un estado totalitario que la teoría de la producción y distribución de una producción dada llevada a cabo bajo condiciones de libre competencia y un alto grado de laissez faire. Ésta es una de las razones que justifica que llame a mi toería una teoría general.[3]
Keynes llamaba a su teoría “general” porque afirmaba que funcionaría no solo en un entorno de laissez faire sino asimismo, y más fácilmente, en uno totalitario. Esto contrasta con la economía austriaca clásica, que recomienda hombres libre y laissez faire.
En una carta a Sir Percival Liesching, del British Board of Trade, fechada el 8 de octubre de 1943, Keynes también hacía las siguientes declaraciones claras e inequívocas:
Gracias por su nota sobre comercio entre estados. Si en este asunto hubiera agujeros en su esquema, no me preocuparían. De hecho, cuantos más agujeros deje, más sabio será, en mi opinión.
Como sabe, temo ser un escéptico desesperado acerca de esta vuelta al laissez faire del siglo XIX, del cual usted y el Departamento de Estado de EEUU parecen tener tanta nostalgia.
Creo que el futuro reside en
1. El estado comercializando las materias primas:
2. Cárteles internacionales para las manufacturas necesarias y
3. Restricciones cuantitativas a las importaciones para manufacturas no esenciales.
Aún así todas estas instrumentalizaciones futuras para una vida económica ordenada en el futuro, usted pretende prohibirlas.[4]
El grupo de asesores de la administración Obama, compuesto por economistas y simpatizantes keynesianos continúan con masivas intervenciones públicas en la economía, a las que se llama eufemísticamente estímulos, en un vano intento de rescatarla del abismo. Hasta ahora, dicha intervención ha hecho más remota cualquier recuperación.
¿Está la administración trabajando al mismo tiempo para crear un estado totalitario en el que la economía keynesiana tenga una mayor posibilidad de éxito?
¿Quieren los estadounidenses sacrificar la libertad que les queda para probar que Lord Keynes tenía razón?
¿Quién hace a la administración estas preguntas?
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