Las vacuas promesas del presidente ruso Dimitri Medvedev —que solamente es un títere del primer ministro Vladimir Putin— simplemente no ameritan las concesiones del reseteo. Como los expertos de Heritage Ariel Cohen y Kim Holmes explican acerca de las relaciones Estados Unidos–Rusia, Putin quiere nada menos que “el prestigio y estatus de superpotencia al estilo soviético mediante una forzada paridad nuclear con Washington”.
El gran costo del reseteo exige que Estados Unidos arriesgue todo al tener que recortar las fuerzas nucleares estratégicas americanas y comprometerse a mantener conversaciones con Rusia sobre defensas antimisiles, además de abandonar el despliegue del sistema de defensa antimisiles en Polonia y la República Checa y de cerrar la boca ante las endémicas violaciones de la libertad política en toda Rusia. Puede que Estados Unidos nunca hubiera ganado la Guerra Fría hace 22 años tomando decisiones políticas como estas.
Es imperativo que Estados Unidos lidere las causas de la libertad y la justicia al tratar con Rusia, o con cualquier otra nación en lo que a esto respecta. En la serie de Heritage “Entendiendo qué es América”, Matthew Spalding explica que Estados Unidos se fundó sobre y prospera por unos “principios universales que apelan a un estándar más alto”. Tales principios universales de libertad deberían ser la base de la estrategia de política exterior de Estados Unidos — no una ocurrencia tardía.
Ayer en la Fundación Heritage, en una conferencia que examinaba la política del reseteo, el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner (R–OH), recordaba el liderazgo internacional que llevó a Estados Unidos a la victoria en la Guerra Fría no hace mucho. Elogió al presidente Ronald Reagan y a la primera ministra británica Margaret Thatcher como dos personas que “muy simplemente, amaban la libertad… [e] hicieron que su sentir fuese bien conocido y contagioso, como si nadie ni ninguna fuerza pudiera interponerse en su camino”.
Boehner exhortó a la nación a no olvidar lo que era la vida para los soviéticos antes de que esos dos luchadores por la libertad se rehusaran a soportarlo. Como dijo Boehner, “la libertad inspira sobre todo a aquellos que recuerdan lo que es la vida sin ella”.
Aunque la administración Obama pueda creer que la política del reseteo es necesaria tal y como es, el acuerdo genera varias señales de alarma. Nuestro experto Cohen incide en que Estados Unidos no debe tolerar la mala conducta rusa y no debe dejar de poner muy en claro sus prioridades de libertad.
Como dijo Boehner, en vez de negociar con Rusia, Washington debería ponerla en evidencia “pública, enérgica y frecuentemente”. Como el líder del mundo libre, Estados Unidos tiene la responsabilidad de mantenerse en control y acabar con la idea de que está “liderando desde atrás” en lo que se refiere a Rusia.
Cohen explica por qué la administración Obama debe acabar con su política de “complacer a Moscú” y presionar a Rusia para que resetee sus propias políticas:
Moscú ha promovido constantemente de palabra y obra la idea de que hay, o que debería haber, un orden mundial multipolar constriñendo la política exterior de Estados Unidos. Una política de reseteo que hace caso omiso de los esfuerzos globales de Rusia por menoscabar a Estados Unidos recuerda a la malhadada détente de los años 1970.
Como dieron fe los expertos en la conferencia de ayer, los riesgos del reseteo en las relaciones de Estados Unidos con Rusia son muchos. La política exterior de Estados Unidos con cualquier nación —especialmente Rusia— debe guiarse ante todo por los valores de la Fundación americana. Las consecuencias de proceder de otro modo serán graves.
Por Ericka Andersen,
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