17 noviembre, 2011

Los ricos no están despojando al resto. Por Gary Galles.

El recién publicado informe de la Oficina del Presupuesto del Congreso Trends in the Distribution of Household Income Between 1979 and 2007 indicaba una creciente concentración de rentas en ese periodo, que iba de un crecimiento del 275% del 1% superior de familias y un 65% de crecimiento del resto del 20% superior a un crecimiento del 18% para el 20% inferior de rentas familiares.
Los liberales de izquierdas instantáneamente utilizaron este informe de la CBO para repetir su mantra de “los ricos son cada vez más ricos a costa de todos los demás”. El representante demócrata por Michigan, Sander Levin, lo llamó “solo la última evidencia del alarmante aumento en la desigualdad de rentas en Estados Unidos” y Eugene Robinson, del Washington Post, calificaba al resultado: “una nación crudamente dividida entre los que tienen y los que no tienen”.

Algo evidente es si un año en medio de una burbuja inmobiliaria y un auge bursátil ofrece información válida acerca de la desigualdad en el actual y muy distinto mundo tras la burbuja.
Por desgracia, hay asimismo un problema mucho mayor. El informe de la CBO no puede apoyar esas conclusiones. Como explica Thomas Sowell:
Aunque dichas explicaciones se expresan en términos de personas, la evidencia empírica real citada ha sido aproximadamente lo que ha venido ocurriendo a lo largo del tiempo a seres humanos de carne y hueso, la mayoría de los cuales de mueven de una categoría a otra a lo largo del tiempo.
En otras palabras, la creciente retórica de la lucha de clases por la desigualdad entre ricos y pobres (por ejemplo, la imaginería de Ocupa Wall Street del 1% frente al 99%) iguala falsamente a individuos con categorías estadísticas, aunque se comporten de formas muy diferentes.
Tal vez en rechazo más claro a la creciente interpretación de la desigualdad de clases esté en un estudio del Tesoro de 2007 titulado Income Mobility in the U.S. from 1996 to 2005 [Movilidad de rentas en EEUU de 1996 a 2005]. Siguiendo datos individuales de devoluciones fiscales durante un periodo en que las categorías estadísticas mostraban una creciente concentración de rentas en lo alto, llegaba a resultados muy diferentes.
El Tesoro encontraba que los que tenían las rentas más altas en 1996 (el 1/100 más alto del 1%) tenían la mitad de rentas en 2005 (engañados por el uso de clases estadísticas, porque esas disminuciones echan a la gente de la categoría superior). Esto difícilmente muestra una clase de ricos haciéndose cada vez más pobres a costa de otras clases.
Otras categorías de renta revelaban cosas similares. De 1996 a 2005, las rentas de los que estaban originalmente en el 1% y el 5% más alto cayeron; las rentas de los que estaban originalmente en el 20% superior aumentaron un 10%, pero los que estaban originalmente en el 20% inferior mostraron un aumento del 91% en su renta (engañados por el uso de clases estadísticas, porque dichos aumentos trasladan a la gente fuera del 20% inferior).
Un estudio del Tesoro de 2003 de las 400 personas con más ingresos de 1992 a 2000 encontró una movilidad individual similar entre categorías de renta, incluyendo a “los ricos” moviéndose hacia abajo (cayendo así del top 400), en lugar de formar una clase superior permanente. A lo largo de esos años, miles de personas distintas entraron en el top 400, estando solo uno de cada siete en esa categoría más de dos veces y menos de uno de cada cuatro más de una vez.
Estudios anteriores también descubrieron una gran cantidad de movilidad de rentas. W. Michael Cox y Richard Alm descubrieron que entre 1975 y 1991, solo el 5% de los que tenían rentas originalmente en el 20% inferior seguían allí al final del periodo. Por el contrario, el mismo grupo era más de 15 veces probable que hubiera estado en el 40% superior al menos una vez y casi 6 veces más probable que haya estado en el 20% superior al menos una vez.
La interpretación de la izquierda del último estudio de la CBO es poco más que una repetición literal de lo que han venido repitiendo durante años. Si consideramos a la gente concreta en lugar de a las categorías estadísticas, debemos rechazar la conclusión izquierdista de que los ricos están despojando cada vez más al resto, así como la necesidad implícita de cada vez más redistribución pública. ¿Por qué siguen ignorando esa evidencia tan relevante? Porque la representación falsa les permite vender su línea de argumentación preferida más eficazmente, permitiéndoles obtener más cargos electivos y poder.

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