14 noviembre, 2011

NUEVO: La Argentina y Chile no suman, multiplican: Fuerza de Paz Binacional “Cruz del Sur”

Federico E. Sarro
En vísperas de Navidad de 1978, un centenario diferendo -sintetizado en la posesión de las estratégicas islas Picton, Nueva y Lennox, en el extremo austral del continente americano- amenazaba en convertirse en un enfrentamiento a escala general entre Argentina y Chile e ir más allá de los límites de la zona en litigio. Todo parecía estar listo para el peor desenlace, cuando la intervención directa de Su Santidad Juan Pablo II, en el inicio de su pontificado, se constituyó en la única alternativa capaz de otorgarle el aire que necesitaban los negociadores de cada lado para frenar el conflicto.

Luego de algunos avances y retrocesos en el camino hacia la conciliación definitiva, finalmente en 1984 ambas naciones hermanas firmaron el Tratado de Paz y Amistad, dando inicio a un sostenido proceso de acercamiento fundamentalmente entre los sectores castrenses. Comenzaba de esta manera a gestarse una nueva era, que vio prosperar iniciativas tales como el Comité Permanente de Seguridad (1995), el Acuerdo sobre Cooperación en Materia de Catástrofes (1997), la constitución de la Patrulla Antártica Naval (1998) y la adopción de la Metodología Estandarizada Común para la Medición de Gastos de Defensa (2001).


A más de 30 años de aquella guerra que no fue, la creación de la Fuerza Binacional “Cruz del Sur” es considerada hoy como la muestra más reciente en la consolidación plena de la confianza entre ambas naciones en materia de defensa y su espíritu de unidad.
¿En qué consiste la “Cruz del Sur”?
“Vamos a ser la primera fuerza binacional al servicio del sistema de las Naciones Unidas para trabajar en misiones paz y en ayuda humanitaria” Andrés Allamand
Ex Presidenta de Chile Bachelet con los militares chilenos de la MINUSTAH
Ex Presidenta de Chile Bachelet con los militares chilenos de la MINUSTAH
La Fuerza de Paz Binacional “Cruz del Sur” surge como iniciativa a mediados de la década pasada, fundamentalmente a partir de la colaboración e integración logradas por los contingentes de Argentina y Chile desplegados bajo mandato de Naciones Unidas en Chipre (UNFICYP) y Haití (MINUSTAH).
Constituye un salto cualitativo en la relación bilateral ya que, gracias a ella, se pasa de las medidas de confianza mutua a la integración efectiva entre fuerzas militares. Por cierto, el Memorándum de Entendimiento de 2010 establece que la Fuerza Binacional de Paz tendrá un componente terrestre de 1000 hombres pertenecientes al Ejército e Infantería de Marina de Argentina y Chile; un componente naval de 150 hombres que integran las dotaciones de las unidades ofrecidas (una corbeta MEKO 140 argentina y un Off Shore Patrol Vessel chileno con helicóptero); más un componente aéreo de 190 hombres y 8 helicópteros de la Fuerza Aérea y el Ejército de cada país.
La “Cruz del Sur” es concebida básicamente como elemento de transición entre la primera fase de despliegue de personal internacional en un teatro de operaciones bajo Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas y una Misión de Estabilización y Mantenimiento de la Paz genérica. Ello significa que será capaz de entrar en acción en un lapso de hasta 90 días, conforme al concepto Stand By (fuerza lista para operar), permaneciendo en funciones por 6 meses, prorrogables en caso de ser necesario.
Es interesante destacar que, si bien desde un primer momento la idea fue crear un cuerpo binacional útil a efectos de prevenir escaladas de violencia, monitorear ceses de fuego y proporcionar áreas seguras (1); en 2010 se resolvió sumarle un carácter de cooperación humanitaria, sacando provecho de las lecciones aprendidas por las respectivas Fuerzas Armadas durante el terremoto acaecido en Chile, a principios de aquel año.

Unidos por la paz

Mientras el ritmo de gasto militar en el mundo se moderó de forma generalizada en 2010, Suramérica fue la región que más aumentó sus compras de armamento, con un incremento del 5,8 por ciento y un gasto total de 63.600 millones de dólares, según el Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI) (2).
En momentos en que algunos hablan de una “carrera armamentista” en la región, el Estado Mayor Conjunto Combinado (integrado por oficiales del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea de Argentina y Chile) y el Grupo Bilateral de Dirección Política (conformado por funcionarios de los respectivos Ministerios de Defensa y las Cancillerías) continúan trabajando arduamente en ultimar los detalles necesarios para poner a punto a la “Cruz del Sur” y hacer posible su eventual despliegue en cualquier parte del mundo, a partir de 2012.
Un detalle a tener en cuenta es el hecho que en la Reunión Extraordinaria del Consejo de Defensa Suramericano, celebrada hacia finales de 2010 en Bolivia, se acordó que, una vez operativa, la Fuerza de Paz argentino-chilena quedará abierta a la incorporación de terceros países de la región. Esto adquiere significado al recordar que el Consejo de Defensa Suramericano trabaja desde su reciente gestación en fortalecer la confianza mutua mediante la integración, el diálogo y la cooperación entre los países de la UNASUR, en vistas a arribar a una identidad en materia de defensa que permita consolidar a Suramérica como una zona de paz, base para la estabilidad democrática y el desarrollo integral de sus pueblos. Al respecto, el Ejercicio Conjunto Combinado Regional de Operaciones de Mantenimiento de Paz “Unasur 1″, realizado en septiembre del presente año en la Argentina, es prueba de los esfuerzos regionales orientados hacia dicho fin, cuando nunca antes Suramérica llevó adelante un ejercicio de esta naturaleza que involucrase de manera efectiva a sus naciones.
La Fuerza Binacional “Cruz del Sur”, hecho inédito en que dos países trabajan en producir una doctrina y un cuerpo militar común para ponerlo al servicio de la Paz y de la seguridad internacional, pone de manifiesto el espíritu de entendimiento, cooperación y amistad bilateral alcanzado entre las Fuerzas Armadas y sus conducciones políticas que, sin dudas, hace tangible la posibilidad de lograr un alto grado de complementación entre vecinos en materia de defensa, sirviendo por ello mismo como ejemplo a los países de Suramérica a la hora de superar antiguos recelos; ayudando en un futuro cercano a construir la Paz donde sea que otros la necesiten, para vivir en libertad y gobernarse en democracia.
Hace ya prácticamente dos siglos atrás, argentinos y chilenos se hermanaban en el glorioso Ejército de Los Andes y luego en la expedición libertadora del Perú. Hoy la historia parece repetirse, renovando ambas naciones su hermandad, reconociendo tácitamente una de las reflexiones de Juan Domingo Perón: La Argentina y Chile no suman, multiplican.
Federico E. Sarro
Lic. en Relaciones Internacionales, Universidad Católica de Salta (UCASAL), Argentina

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