MAN01. MANAGUA (NICARAGUA), 23/09/2010.- El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, habla durante una conferencia de prensa hoy, jueves 23 de septiembre de 2010, en la Secretaría del Frente Sandinista en Managua. Ortega decretó alerta amarilla para el Caribe norte y sur, y verde para el centro y Pacífico del país debido al paso de la tormenta "Mattew". EFE/Presidencia de Nicaragua/SOLO USO EDITORIAL
Antonio Maria Delgado
El gobernante nicaragüense Daniel Ortega se dirige hacia una fácil victoria en las elecciones presidenciales del domingo, montado sobre el auge económico de la nación centroamericana, el fraccionamiento de la oposición y los cientos de millones de dólares en asistencia financiera brindados por su homólogo venezolano Hugo Chávez.
Expertos consultados dijeron que Ortega ha sido muy astuto en mantenerse alejado del modelo económico aplicado por Chávez en Venezuela, pero advirtieron que las instituciones democráticas se han venido a menos durante su mandato y que su reelección posiblemente socavarán aún más las libertades en la nación centroamericana.
“La concentración de poderes en Nicaragua es muy grave”, expresó Roberto Izurieta, director de Proyectos Latinoamericanos de la Universidad George Washington. “Una victoria de Ortega sólo servirá para profundizar esa tendencia”.
Según las últimas encuestas, todas las condiciones están dadas para que el mandatario nicaragüense sea reelecto el domingo, contando con una intención de voto que ronda por el orden del 48 por ciento y que dista ampliamente del 30 por ciento que tiene su más cercano contendor, el empresario Fabio Gadea.
Las normas electorales de Nicaragua contemplan una segunda vuelta electoral, pero recientes cambios aplicados a la constitución ayudaría a Otorga a evitarla si saca mas del 35 por ciento de los votos y mantiene una ventaja de más de cinco puntos porcentuales sobre su más cercano rival.
Las posibilidades de derrotar a Ortega en una primera lucen muy remotas ante la diseminación del voto opositor entre distintos candidatos.
El cambio constitucional, que también permitió que Ortega pudiese lanzarse para un segundo período, genera dudas sobre la salud de la democracia del país centroamericano.
“Nicaragua ha adoptado una de los regimenes electorales más excluyentes de toda América Latina”, comentó Cynthia Arnson, directora del programa para América Latina del Woodrow Wilson International Center.
“El pacto que cambió la constitución […] colocó la barra muy baja sobre la cantidad del voto popular que un candidato necesita para evitar una segunda vuelta y los cambios realizados para que Ortega se volviera a postular sugieren el socavamiento de la institucionalidad democrática del país”, añadió.
Eso dicho, a la economía del país le está yendo bien, incluso en momentos en que a la economía mundial no goza de buena salud.
Nicaragua actualmente cuenta con una robusta industria manufacturera, cuyas exportaciones han ido en aumento en los últimos años.
El país también se está favoreciendo por los altos precios de los productos básicos, que han favorecido sus ventas de oro y de productos agrícolas, y por la floreciente industria del turismo.
“Ha habido una gran cantidad de pragmatismo y realismo en el manejo de la economía”, dijo Arnson, quien resaltó que Ortega, pese a algunas amenazas iniciales, nunca duplicó los programas de expropiaciones y confiscaciones que Chávez implementó en Venezuela, evitando con ello el circulo vicioso de desconfianza que aflige a la nación del líder bolivariano.
No obstante, Ortega si ha aceptado los inmensos recursos financieros puestos a su disposición por Chávez y ha sido esa asistencia económica uno de los factores que más han incidido en la popularidad de Ortega.
“Su presidencia ha sido bastante exitosa”, dijo Bruce Bagley, presidente del departamento de estudios Internacionales de la Universidad de Miami. “Con el apoyo externo de Venezuela, a través de la diplomacia petrolera de Chávez, Ortega ha tenido mucho dinero para repartir”.
Según estimaciones de los observadores, el suministro del crudo venezolano que Chávez otorga a Nicaragua con un significativo descuento y que luego Ortega revende a niveles cercanos a los precios internacionales le han dado a Ortega cientos de millones de dólares para distribuir a manos llenas.
Asimismo, Venezuela otorga financiamiento directo a diferentes proyectos populares en Nicaragua, en aras de generar simpatías para el gobierno de Ortega.
El gobierno venezolano ha financiado directamente a pequeños productores agrícolas, la ejecución de obras de alcantarillado, el mejoramiento del sistema de correos, la prestación de servicios odontológicos en zonas rurales y hasta la compra de de motos y de autos de patrullaje para la policía.
El gobierno nicaragüense no esconde de donde proviene el financiamiento, en una planteamiento que deja entrever que sólo la reelección de Ortega garantiza que los petrodólares venezolanos continúen ingresando al país.
A 10 días de las elecciones, Ortega anunció una serie de iniciativas financias por Venezuela, incluyendo la entrega de cocinas con tanques de gas a 1,700 familias, un pago de un bono presupuestario de $30 para 136,000 empleados públicos, y el suministro materiales para la construcción de viviendas para 25,000 familias.
Pese a la asistencia económica que estaría vinculada con la reelección de Ortega, los expertos expresaron preocupación de su impacto a largo plazo, advirtiendo que el país estaría sentando las bases para una profundización del autoritarismo.
“Es un retroceso”, comentó Izurieta. “La democracia no es sólo el acto de ir a votar. Es ante todo, y sobre todo, la división de los poderes. Y cuando hay una concentración de poderes [como la que se está presentando en Nicaragua], se crea las condiciones para el autoritarismo y para que el acto electoral sea casi irrelevante”.
Expertos consultados dijeron que Ortega ha sido muy astuto en mantenerse alejado del modelo económico aplicado por Chávez en Venezuela, pero advirtieron que las instituciones democráticas se han venido a menos durante su mandato y que su reelección posiblemente socavarán aún más las libertades en la nación centroamericana.
“La concentración de poderes en Nicaragua es muy grave”, expresó Roberto Izurieta, director de Proyectos Latinoamericanos de la Universidad George Washington. “Una victoria de Ortega sólo servirá para profundizar esa tendencia”.
Según las últimas encuestas, todas las condiciones están dadas para que el mandatario nicaragüense sea reelecto el domingo, contando con una intención de voto que ronda por el orden del 48 por ciento y que dista ampliamente del 30 por ciento que tiene su más cercano contendor, el empresario Fabio Gadea.
Las normas electorales de Nicaragua contemplan una segunda vuelta electoral, pero recientes cambios aplicados a la constitución ayudaría a Otorga a evitarla si saca mas del 35 por ciento de los votos y mantiene una ventaja de más de cinco puntos porcentuales sobre su más cercano rival.
Las posibilidades de derrotar a Ortega en una primera lucen muy remotas ante la diseminación del voto opositor entre distintos candidatos.
El cambio constitucional, que también permitió que Ortega pudiese lanzarse para un segundo período, genera dudas sobre la salud de la democracia del país centroamericano.
“Nicaragua ha adoptado una de los regimenes electorales más excluyentes de toda América Latina”, comentó Cynthia Arnson, directora del programa para América Latina del Woodrow Wilson International Center.
“El pacto que cambió la constitución […] colocó la barra muy baja sobre la cantidad del voto popular que un candidato necesita para evitar una segunda vuelta y los cambios realizados para que Ortega se volviera a postular sugieren el socavamiento de la institucionalidad democrática del país”, añadió.
Eso dicho, a la economía del país le está yendo bien, incluso en momentos en que a la economía mundial no goza de buena salud.
Nicaragua actualmente cuenta con una robusta industria manufacturera, cuyas exportaciones han ido en aumento en los últimos años.
El país también se está favoreciendo por los altos precios de los productos básicos, que han favorecido sus ventas de oro y de productos agrícolas, y por la floreciente industria del turismo.
“Ha habido una gran cantidad de pragmatismo y realismo en el manejo de la economía”, dijo Arnson, quien resaltó que Ortega, pese a algunas amenazas iniciales, nunca duplicó los programas de expropiaciones y confiscaciones que Chávez implementó en Venezuela, evitando con ello el circulo vicioso de desconfianza que aflige a la nación del líder bolivariano.
No obstante, Ortega si ha aceptado los inmensos recursos financieros puestos a su disposición por Chávez y ha sido esa asistencia económica uno de los factores que más han incidido en la popularidad de Ortega.
“Su presidencia ha sido bastante exitosa”, dijo Bruce Bagley, presidente del departamento de estudios Internacionales de la Universidad de Miami. “Con el apoyo externo de Venezuela, a través de la diplomacia petrolera de Chávez, Ortega ha tenido mucho dinero para repartir”.
Según estimaciones de los observadores, el suministro del crudo venezolano que Chávez otorga a Nicaragua con un significativo descuento y que luego Ortega revende a niveles cercanos a los precios internacionales le han dado a Ortega cientos de millones de dólares para distribuir a manos llenas.
Asimismo, Venezuela otorga financiamiento directo a diferentes proyectos populares en Nicaragua, en aras de generar simpatías para el gobierno de Ortega.
El gobierno venezolano ha financiado directamente a pequeños productores agrícolas, la ejecución de obras de alcantarillado, el mejoramiento del sistema de correos, la prestación de servicios odontológicos en zonas rurales y hasta la compra de de motos y de autos de patrullaje para la policía.
El gobierno nicaragüense no esconde de donde proviene el financiamiento, en una planteamiento que deja entrever que sólo la reelección de Ortega garantiza que los petrodólares venezolanos continúen ingresando al país.
A 10 días de las elecciones, Ortega anunció una serie de iniciativas financias por Venezuela, incluyendo la entrega de cocinas con tanques de gas a 1,700 familias, un pago de un bono presupuestario de $30 para 136,000 empleados públicos, y el suministro materiales para la construcción de viviendas para 25,000 familias.
Pese a la asistencia económica que estaría vinculada con la reelección de Ortega, los expertos expresaron preocupación de su impacto a largo plazo, advirtiendo que el país estaría sentando las bases para una profundización del autoritarismo.
“Es un retroceso”, comentó Izurieta. “La democracia no es sólo el acto de ir a votar. Es ante todo, y sobre todo, la división de los poderes. Y cuando hay una concentración de poderes [como la que se está presentando en Nicaragua], se crea las condiciones para el autoritarismo y para que el acto electoral sea casi irrelevante”.
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