En vísperas de las elecciones presidenciales en Nicaragua, Ramírez denuncia que "hay un fraude en marcha" impulsado por las fuerzas del presidente Ortega
Sergio Ramírez, de 69 años, ha vuelto hace poco de Italia y en unos días se irá a Chile a recoger el premio de Novela José Donoso. Luchó siendo estudiante contra la dictadura de Somoza y fue vicepresidente de la Nicaragua sandinista entre 1984 y 1990. Rompió con el FSLN en 1996 y desde entonces se dedica a la literatura. De paso por Managua en vísperas electorales augura una victoria de Daniel Ortega, su antiguo compañero de revolución, teñida por el fraude.
Pregunta. ¿Qué va a pasar el domingo?
Respuesta. Espero pocas sorpresas. El Gobierno ha montado las elecciones desde hace mucho tiempo para no perder, con coacciones a los votantes, negando las acreditaciones a los interventores de la oposición donde el Frente Sandinista no tiene apoyos, acaparando a los integrantes de las mesas electorales. Hay un fraude en marcha muy planeado y muy selectivo.
Pregunta. ¿Cómo es Daniel Ortega?
Los empresarios no quieren cambiar de caudillo porque tienen garantizado que con Ortega no habrá huelgas
Respuesta. Muy reservado, con poca habilidad oratoria y poco carisma. Teme a la gente, no quiere saber nada de periodistas. Estuvo siete años preso y eso le pesa mucho. Es un poco claustrofóbico. Cuando teníamos reuniones de Gobierno no estaba quieto ni cinco minutos. En realidad es una creación de su hermano Humberto. No quería el liderazgo de Tomás Borge y vendió la imagen de su hermano más inofensiva. Daniel demostró después una gran tenacidad en la adversidad. Cuando se produjo la ruptura del Frente Sandinista a mediados de los años noventa se quedó solo, sin dinero ni aparato del partido. Nunca cejó en su empeño. Visitó barrios y pueblos y construyó su propio liderazgo.
Pregunta. Algunos exsandinistas dicen que va camino de convertirse en un nuevo Somoza.
Respuesta. El poder siempre es un espejismo. En la Nicaragua actual no hay represión y si la hay es muy selectiva. Somoza tenía las cárceles llenas y bombardeaba ciudades. Pero Ortega ya tiene a la policía en sus manos, le obedece personalmente a él y trata de hacer lo mismo con el Ejército. También como Somoza les dice a los empresarios: háganse ricos pero no se metan en política, lo que significa déjenme reelegirme. Existe una entente entre la empresa privada y el Estado. La empresa privada no quiere cambiar de caudillo porque tiene garantizado que con Daniel Ortega no habrá huelgas.
Pregunta. ¿Qué opina de la poderosa primera dama, Rosario Murillo?
Respuesta. En los años ochenta no era ninguna figura política. Tenía muchas antipatías en la dirección sandinista. Luchó por desplazar del área de Cultura a Ernesto Cardenal y lo consiguió. Fue algo muy amargo. Sin ser candidata aparece en la fotos con Ortega y un eslogan que dice “Con vos somos dos”. No tiene límite su ambición de poder. Su apelación al cristianismo es un recurso de propaganda. No entiendo cómo un marxista, ateo, ortodoxo como el Ortega que yo conocí es ahora un católico practicante.
Pregunta. Ortega tiene de su parte al Cardenal Miguel Obando, pero ¿cuál es el papel de la Iglesia católica?
Respuesta. La Iglesia siempre ha tenido gran peso. La Conferencia episcopal es el único partido coherente, lo que le debe preocupar a Ortega. Siento que su presidente, monseñor Báez, se ha impuesto la misión de acabar con él.
Pregunta. ¿Qué pasará si gana Ortega?
Respuesta. Al periodista David Frost, cuando lo entrevistó para Al Yazira en una de las pocas entrevistas que ha concedido, le dijo que quería quedarse toda la vida en el poder. Él no cree en la democracia representativa y ve las elecciones como un mal necesario. Tiene un proyecto de poder a largo plazo y para ello necesitará que crezca su poder económico lo que puede generar malestar y fricciones con los empresarios. También seguirá avanzando en su control del Ejército, de la policía y de los medios de comunicación. Habrá menos tolerancia con la oposición y menos democracia.
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