09 diciembre, 2011

AMLOve

Todo lo que conocemos y hemos visto de AMLO en estos muchos más de seis años ha sido la antítesis de lo que hoy predica.

Ana Paula Ordorica El texto que esta semana publica Andrés Manuel López Obrador en La Jornada, en el cual intenta explicar su propuesta para una República Amorosa, es una joya de la ciencia política. Una joya porque, si bien sabemos que en campaña los políticos prometen el oro y el moro y ya en el gobierno la historia es muy distinta, en el caso de AMLO, las promesas actuales de campaña van en contra de todo lo que él ha venido haciendo como político y como presidente legítimo.

Dice AMLO que "estamos proponiendo regenerar la vida pública de México mediante una nueva forma de hacer política, aplicando en prudente armonía tres ideas rectoras: la honestidad, la justicia y el amor".

¡Qué joya! El "honesto" Andrés Manuel López Obrador, que clasificó por 12 años la información de los segundos pisos en el DF es el que predica con el ejemplo.

Él, que ha sido tan poco transparente en las finanzas del movimiento que lo ha mantenido y llevado a recorrer los dos mil 435 municipios de México los últimos cinco años, dice que la transparencia es nuestra solución.

Escribe también AMLO que "nada ha deteriorado más a México que la corrupción política".

¿Supongo que en este deterioro incluye a su buen amigo y colega, René Bejarano, alias El señor de las ligas?

Habla de los odios y rencores en la sociedad que genera la clase gobernante y olvida que muchos de estos odios y rencores vienen desde sus mismos grupos.

¿O con qué otra palabra se pueden describir sus constantes señalamientos de la mafia que le robó el poder? ¿De los innombrables? ¿De que él es el presidente legítimo de México?

Pero, además, estos odios y rencores están presentes no sólo al interior de las "tribus" del PRD, sino entre quienes se autodefinen de izquierda e incluso han enarbolado las mismas banderas de justicia social y lucha en contra de la pobreza, la desigualdad y la discriminación.

Basta leer la carta que escribió el Subcomandante Marcos y que conocimos ayer, en donde se mofa de AMLO, de su falsa República Amorosa; lo llama bribón y lo equipara, por su discurso, con la consultora de imagen Gaby Vargas. Bonitos compañeros de batalla.

Escribe también AMLO que, "en una especie de enajenación autoritaria, [los gobernantes] pretenden resolverlo [la crisis de inseguridad] con medidas coercitivas, enfrentando la violencia con la violencia, como si el fuego se pudiese apagar con fuego"... pero, según conocimos por los cables de Wikileaks, AMLO le confesó al entonces embajador de EU en México, Tony Garza, que de ganar la Presidencia en 2006 utilizaría al Ejército para hacerle frente al crimen organizado. Como lo ha hecho el gobierno de Calderón al que, aun ahora, se resiste a reconocer.

Por eso, ¿Cómo creer en esta República Amorosa que se sustenta sobre odios, mentiras, trampas y rencores?

Todo lo que conocemos y hemos visto en estos muchos más de seis años que lleva AMLO en el ojo público, desde las tomas de los pozos petroleros en Tabasco, han sido acciones que son la antítesis de lo que hoy predica sólo con la palabra.

¿Tú le crees a AMLOve?... yo tampoco.

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