04 diciembre, 2011

¿Caballo de Troya chino en el Ártico?

¿Caballo de Troya chino en el Ártico?

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Huang Nubo es amante de la poesía, el montañismo y la naturaleza. Es además empresario de éxito en el sector turístico y uno de los magnates más ricos de China: el número 161 según la lista de millonarios de la revista Forbes. No es casualidad, por tanto, que esté vinculado con el Partido Comunista de China (PCCh), donde ejerció responsabilidades en el departamento de propaganda. 
Huang Nubo
Huang Nubo, millonario chino de 55 años.   

Hace meses tuvo una idea. Comprar 300 kilómetros cuadrados de tierra yerma en el remoto norte de Islandia, nada menos que el 0,3 por ciento del territorio islandés. El poeta decía tener un sueño: con su inversión iba a construir un hotel de lujo que incluiría un campo de golf de 18 hoyos, excursiones a caballo, salidas en globo y dos pequeños aviones para volar en dos horas y media desde Reikiavik.  

La inversión en la zona conocida como Grímsstadir á Fjöllum era de nueve millones de dólares para comprar el suelo, y de otros 100 millones para el proyecto. Si se trataba de un capricho, coincidirán conmigo en que la cosa era bastante extravagante; si se trataba de un negocio, no iba a ser fácil rentabilizarlo en una región que está a oscuras buena parte del año y cuyo clima no puede ser más hostil. Según ironía local, Islandia tiene sólo tres estaciones: otoño, invierno y primavera.
Aurora boreal islandia
Un proyecto de aurora boreal en el remoto norte de Islandia.

Pues bien, esta semana el Gobierno islandés ha tirado abajo el proyecto. No es que no le viniera bien al país atlántico una inyección económica de ese calibre, teniendo en cuenta que trata de recuperarse del batacazo de sus bancos en 2008. Pero ha enterrado la operación, no sin discrepancias en el seno del Gobierno, básicamente porque no se fía. Formalmente, el ministro del Interior islandés aludió a que Huang no cumple los requisitos exigibles a los extranjeros no comunitarios que desean comprar tierra en el país.

Lo relevante, sin embargo, fue todo lo que no dijo el señor ministro pero que, sin duda, está en boca de todos. Primero, los críticos se preguntan para qué un eco-proyecto turístico requiere la friolera de 300 kilómetros cuadrados, esto es, tres veces la superficie de la ciudad de Barcelona. Y, segundo, muchos sospechan que detrás del hotel, del campo de golf y la aurora boreal se esconde, en verdad, un objetivo geoestratégico del Estado chino: poner el pie en el Ártico. Ambos factores y los vínculos de Huang con el PCCh quizá no sean pura coincidencia, arguyen.
Mapa islandia y proyecto
Una posición estratégica.
China tiene enormes expectativas puestas en esa zona del mundo. De entrada, porque se calcula que en menos de una década el deshielo provocado por el calentamiento global abrirá una ruta marítima por el Ártico que, eventualmente, permitirá reducir en una semana (o alrededor de 6.000 kilómetros) el trayecto desde China hasta el norte de Europa. Aparte de los beneficios comerciales de dicha ruta, China está ya posicionándose diplomáticamente e instituyendo expediciones científicas al Ártico con la vista puesta en las fabulosas reservas energéticas, de minerales y pesqueras que supuestamente cobija.

“El Ártico pertenece a la población mundial y ningún país tiene soberanía sobre él”, declaró hace unos meses un alto militar chino a la agencia Xinhua. “La posibilidad del uso de la fuerza no puede descartarse en el Ártico dada la complejidad de las disputas de soberanía”, apuntó otro mando castrense chino. Que la inversión turística pretendida por el millonario Huang esté próxima a puertos de aguas profundas alimenta, también, la teoría de que con dicha operación Pekín aspiraba a colocar un caballo de Troya en una región estratégica para sus intereses.
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El tablero del Ártico. La embajada china en Islandia, en construcción, será la más grande de Reikiavik.
Nadie sabe qué intenciones tenía Huang realmente, ni si el Estado chino estaba involucrado de alguna manera. Pero, sin entrar en la verosimilitud o no de esas teorías que advierten acerca de los perversos propósitos de Pekín, es perfectamente lógico que Reikiavik haya optado por ponerse a la defensiva. Ese es el precio que paga China por ser una dictadura.

Precio que va a seguir pagando en el futuro próximo, porque para China van a seguir presentándose fabulosas oportunidades de inversión en medio de una Europa tambaleante y en crisis. Pero por la naturaleza de su régimen político, por la ausencia de contrapesos en su sistema y de participación en la sociedad, por la falta de transparencia de sus operaciones y por los riesgos que conlleva que detrás de éstas esté, en verdad, el todopoderoso Estado chino, no es en absoluto reprochable que los demás países tomen también sus precauciones

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