Evaluando la Ilusión de Recuperación
Por Andrew Gavin Marshall
Por Andrew Gavin Marshall
El pueblo ha sido calmado con un falso sentido de seguridad bajo el ardid de una aparente "recuperación económica". Desafortunadamente, que la mayoría de la gente lo piense no significa que sea así, especialmente cuando las personas que toman las decisiones clave piensan y actúan en sentido contrario. Las crisis de deuda soberana que se han ido desarrollado en los últimos dos años y más recientemente en Grecia, son los canarios en la mina de carbón para el resto de la “civilización” occidental. La crisis amenaza con extenderse a España, Portugal e Irlanda; como fichas de dominó, un país tras otro se hundirán en una crisis monetaria y de deuda, todo el camino hasta llegar a Estados Unidos.
En octubre de 2008, los medios de comunicación y los políticos del mundo occidental, alertaron sobre una depresión inminente si no se tomaban medidas rápidamente para evitarlo. El problema es que esta crisis ha tenido una larga llegada, y lo que es peor, los gobiernos tomaron medidas que no abordaron ninguna de las cuestiones de base y problemas sistémicos en la economía global, sino que simplemente se dispusieron a salvar a los bancos del colapso. Para ello, los gobiernos de todo el mundo pusieron en marcha masivos paquetes de "estímulo" y "rescate", hundiendo a sus países profundamente en las deudas para salvar a los bancos de ellos mismos, mientras se lo cargan a los pueblos del mundo.
Luego siguió un alboroto de especulación bursátil, donde el dinero era bombeado a los stocks, pero no a la economía real. Esta recuperación no ha sido más que una ilusión completa y evidente, y dentro de los próximos dos años, es probable que esta ilusión llegue a un colapso total.
Los gobiernos dieron a los bancos un cheque en blanco, cargándoselo al público, y ahora es el momento de pagar, a través de drásticas alzas de impuestos, recortes de gastos sociales, privatización de industrias y servicios estatales, el desmantelamiento de los aranceles proteccionistas y las reglamentaciones comerciales, y elevando las tasas de interés. El efecto que esto tendrá será el de acelerar con rapidez, tanto en velocidad como en volumen, la tasa de desempleo, a nivel global. La bolsa se desplomará a niveles récord, mientras los gobiernos se verán obligados a congelar todo.
Cuando la crisis haya terminado, las clases medias del mundo occidental habrán sido liquidadas de su estatus económico, político y social. La economía global habrá pasado por la mayor consolidación de la industria y la banca en la historia del mundo hacia un sistema en el que sólo un puñado de empresas y bancos controlarán la economía global y sus recursos; los gobiernos habrán perdido ese derecho. Los pueblos del mundo occidental serán tratados por los oligarcas financieros de la misma forma que han tratado al "Sur Global" y, en particular, a África; eliminarán las estructuras sociales fundacionales para que seamos totalmente subordinados a su dominación de las estructuras políticas y económicas de nuestra sociedad.
Aquí es donde nos encontramos hoy, y ese es el camino por el que transitamos.
El mundo occidental ha sido saqueado hasta la pobreza a través de un proceso largo, pero que con el desarrollo de la crisis, se aceleró rápidamente. Mientras nuestras sociedades colapsaban en sí mismas, los gobiernos protegieron a los bancos y las multinacionales. Cuando la gente salga a las calles, ya que inevitablemente lo hacen y lo seguirán haciendo, el gobierno no va a ayudarlos; vendrá con fuerzas policiales y militares para aplastar las protestas y reprimir al pueblo. La base social se derrumbará con la economía, y el Estado reprimirá para evitar que la gente pueda construir una nueva.
El camino de la recuperación está lejos de aquí. Cuando la crisis haya llegado a su fin, el mundo que conocemos habrá cambiado dramáticamente. Nadie crece en el mundo que le vió nacer, todo está siempre cambiando. Esta vez no será la excepción. La única diferencia es que estamos a punto de pasar a través de los cambios más rápidos que el mundo jamás haya visto.
Evaluando la Ilusión de Recuperación
En agosto de 2009, escribí un artículo, Entrando en la Depresión más Grande de la Historia, en el que analicé cómo se originó una profunda crisis sistémica en el seno del sistema capitalista, dentro de la que solo hemos pasado por el estallido de una burbuja hasta el momento, la burbuja inmobiliaria, pero siguen quedando muchas otras.
Queda como amenaza mucho mayor que el colapso inmobiliario, una burbuja inmobiliaria comercial. Como dijo en mayo de 2009 el consejero delegado del Deutsche Bank, "O bien es el principio del fin o el fin del principio".
De importancia aún mayor es lo que se ha denominado "burbuja de rescate" con la que los gobiernos han inflado superficialmente las economías a través de enormes paquetes de rescate generadores de deuda. A partir de julio de 2009, el organismo gubernamental y supervisor del programa de rescate estadounidense declaró que Estados Unidos puede estar arriesgándose con hasta 23.7 trillones de dólares.
[Ver: Andrew Gavin Marshall: Entrando en la Depresión Más Grande de la Historia, 7 de agosto de 2009]
En octubre de 2009, aproximadamente un año después del "gran pánico" de 2008, escribí un artículo titulado, La Recuperación Económica es una Ilusión, donde revisé lo que la más prestigiosa y poderosa entidad financiera del mundo, el Banco de Pagos Internacionales (BIS), tenía que decir sobre la crisis y la "recuperación".
El BIS, así como su economista en jefe, que habían predicho correctamente la crisis que se desencadenó en 2008, alertaron de una futura crisis en la economía global, apuntando al hecho de que ninguno de los asuntos clave y los problemas estructurales de la economía habían cambiado, y que los rescates del gobierno podrían ser más dañinos que benéficos a largo plazo.
William White, ex economista jefe del BIS, advirtió:
Mientras las personas se dejan seducir por una falsa sensación de seguridad, prominentes voces que advierten del cruel regreso a la realidad, en lugar de ser escuchadas, son dejados de lado por los medios de comunicación. Gerald Celente, quien predijo con exactitud la crisis económica de 2008 y que ha estado alertando que se avecina una crisis mucho más grande, ha sido acusado por los principales medios de comunicación de promover "porno pesimista."[1] Celente respondió que no esta promoviendo "porno pesimista", sino que se niega a promover el "opio optimista" que los medios difunden profusamente.
Entonces, ¿son estas voces críticas solamente "falsas alarmas" o es que los medios de comunicación están "castigando a Casandra"? Casandra, en la mitología griega, era la hija del rey Príamo y la reina Hécuba de Troya, a la que le fue concedida el don de la profecía por el dios Apolo. Profetizó y advirtió a los troyanos respecto del caballo de Troya, la muerte de Agamenón y la destrucción de Troya. Cuando ella advirtió a los troyanos, simplemente la apartaron por "loca" y no prestaron atención a sus advertencias.
A pesar de que a los que advierten una futura crisis económica no se les ha concedido el don de la profecía de Apolo, sin duda tienen capacidad de comprensión.
Entonces, ¿qué tienen las Casandras del mundo para decir hoy? ¿Podríamos escucharlas?
Imperio y Economía
En octubre de 2008, los medios de comunicación y los políticos del mundo occidental, alertaron sobre una depresión inminente si no se tomaban medidas rápidamente para evitarlo. El problema es que esta crisis ha tenido una larga llegada, y lo que es peor, los gobiernos tomaron medidas que no abordaron ninguna de las cuestiones de base y problemas sistémicos en la economía global, sino que simplemente se dispusieron a salvar a los bancos del colapso. Para ello, los gobiernos de todo el mundo pusieron en marcha masivos paquetes de "estímulo" y "rescate", hundiendo a sus países profundamente en las deudas para salvar a los bancos de ellos mismos, mientras se lo cargan a los pueblos del mundo.
Luego siguió un alboroto de especulación bursátil, donde el dinero era bombeado a los stocks, pero no a la economía real. Esta recuperación no ha sido más que una ilusión completa y evidente, y dentro de los próximos dos años, es probable que esta ilusión llegue a un colapso total.
Los gobiernos dieron a los bancos un cheque en blanco, cargándoselo al público, y ahora es el momento de pagar, a través de drásticas alzas de impuestos, recortes de gastos sociales, privatización de industrias y servicios estatales, el desmantelamiento de los aranceles proteccionistas y las reglamentaciones comerciales, y elevando las tasas de interés. El efecto que esto tendrá será el de acelerar con rapidez, tanto en velocidad como en volumen, la tasa de desempleo, a nivel global. La bolsa se desplomará a niveles récord, mientras los gobiernos se verán obligados a congelar todo.
Cuando la crisis haya terminado, las clases medias del mundo occidental habrán sido liquidadas de su estatus económico, político y social. La economía global habrá pasado por la mayor consolidación de la industria y la banca en la historia del mundo hacia un sistema en el que sólo un puñado de empresas y bancos controlarán la economía global y sus recursos; los gobiernos habrán perdido ese derecho. Los pueblos del mundo occidental serán tratados por los oligarcas financieros de la misma forma que han tratado al "Sur Global" y, en particular, a África; eliminarán las estructuras sociales fundacionales para que seamos totalmente subordinados a su dominación de las estructuras políticas y económicas de nuestra sociedad.
Aquí es donde nos encontramos hoy, y ese es el camino por el que transitamos.
El mundo occidental ha sido saqueado hasta la pobreza a través de un proceso largo, pero que con el desarrollo de la crisis, se aceleró rápidamente. Mientras nuestras sociedades colapsaban en sí mismas, los gobiernos protegieron a los bancos y las multinacionales. Cuando la gente salga a las calles, ya que inevitablemente lo hacen y lo seguirán haciendo, el gobierno no va a ayudarlos; vendrá con fuerzas policiales y militares para aplastar las protestas y reprimir al pueblo. La base social se derrumbará con la economía, y el Estado reprimirá para evitar que la gente pueda construir una nueva.
El camino de la recuperación está lejos de aquí. Cuando la crisis haya llegado a su fin, el mundo que conocemos habrá cambiado dramáticamente. Nadie crece en el mundo que le vió nacer, todo está siempre cambiando. Esta vez no será la excepción. La única diferencia es que estamos a punto de pasar a través de los cambios más rápidos que el mundo jamás haya visto.
Evaluando la Ilusión de Recuperación
En agosto de 2009, escribí un artículo, Entrando en la Depresión más Grande de la Historia, en el que analicé cómo se originó una profunda crisis sistémica en el seno del sistema capitalista, dentro de la que solo hemos pasado por el estallido de una burbuja hasta el momento, la burbuja inmobiliaria, pero siguen quedando muchas otras.
Queda como amenaza mucho mayor que el colapso inmobiliario, una burbuja inmobiliaria comercial. Como dijo en mayo de 2009 el consejero delegado del Deutsche Bank, "O bien es el principio del fin o el fin del principio".
De importancia aún mayor es lo que se ha denominado "burbuja de rescate" con la que los gobiernos han inflado superficialmente las economías a través de enormes paquetes de rescate generadores de deuda. A partir de julio de 2009, el organismo gubernamental y supervisor del programa de rescate estadounidense declaró que Estados Unidos puede estar arriesgándose con hasta 23.7 trillones de dólares.
[Ver: Andrew Gavin Marshall: Entrando en la Depresión Más Grande de la Historia, 7 de agosto de 2009]
En octubre de 2009, aproximadamente un año después del "gran pánico" de 2008, escribí un artículo titulado, La Recuperación Económica es una Ilusión, donde revisé lo que la más prestigiosa y poderosa entidad financiera del mundo, el Banco de Pagos Internacionales (BIS), tenía que decir sobre la crisis y la "recuperación".
El BIS, así como su economista en jefe, que habían predicho correctamente la crisis que se desencadenó en 2008, alertaron de una futura crisis en la economía global, apuntando al hecho de que ninguno de los asuntos clave y los problemas estructurales de la economía habían cambiado, y que los rescates del gobierno podrían ser más dañinos que benéficos a largo plazo.
William White, ex economista jefe del BIS, advirtió:
El mundo no ha abordado los problemas en el corazón de la recesión económica y es probable que vuelva a caer en recesión. [Él] advirtió que las acciones del gobierno para ayudar a la economía en el corto plazo pueden sembrar las semillas de futuras crisis.¿Lobo Llorón o Castigando a Casandra?
Mientras las personas se dejan seducir por una falsa sensación de seguridad, prominentes voces que advierten del cruel regreso a la realidad, en lugar de ser escuchadas, son dejados de lado por los medios de comunicación. Gerald Celente, quien predijo con exactitud la crisis económica de 2008 y que ha estado alertando que se avecina una crisis mucho más grande, ha sido acusado por los principales medios de comunicación de promover "porno pesimista."[1] Celente respondió que no esta promoviendo "porno pesimista", sino que se niega a promover el "opio optimista" que los medios difunden profusamente.
Entonces, ¿son estas voces críticas solamente "falsas alarmas" o es que los medios de comunicación están "castigando a Casandra"? Casandra, en la mitología griega, era la hija del rey Príamo y la reina Hécuba de Troya, a la que le fue concedida el don de la profecía por el dios Apolo. Profetizó y advirtió a los troyanos respecto del caballo de Troya, la muerte de Agamenón y la destrucción de Troya. Cuando ella advirtió a los troyanos, simplemente la apartaron por "loca" y no prestaron atención a sus advertencias.
A pesar de que a los que advierten una futura crisis económica no se les ha concedido el don de la profecía de Apolo, sin duda tienen capacidad de comprensión.
Entonces, ¿qué tienen las Casandras del mundo para decir hoy? ¿Podríamos escucharlas?
Imperio y Economía
Para comprender la crisis económica global, debemos comprender las causas globales de la crisis económica. Primero debemos determinar cómo hemos llegado a la crisis inicial, a partir de allí, podemos evaluar críticamente cómo los gobiernos respondieron al estallido de la crisis, y por lo tanto, poder determinar dónde estamos parados, y hacia dónde somos llevados.
África y gran parte del mundo en desarrollo fue liberado de las restricciones socio-político-económicas de los imperios europeos durante las décadas de 1950 y 1960. Los africanos comenzaron a tratar de administrar sus naciones con sus propias manos. Al término de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos era la mayor potencia mundial. Comandó a las Naciones Unidas, el Banco Mundial y al FMI, así como también estableció la alianza militar de la OTAN. El dólar estadounidense reinaba supremo, y su valor estaba atado al oro.
En 1954, las elites de Europa Occidental trabajaron juntas para formar un think tank internacional conocido Grupo Bilderberg, que trató de vincular las políticas económicas de Europa Occidental y América del Norte. Cada año, aproximadamente 130 de las personas más poderosas dentro del mundo académico, comunicacional, militar, industrial, bancario y político se reúnen para debatir y discutir cuestiones clave relacionadas con la expansión de la hegemonía occidental sobre el mundo y nuevas concepciones del orden mundial. Además, se comprometieron, como una de sus agendas clave, a la formación de la Unión Europea y la unidad monetaria del euro.
[Ver: Andrew Gavin Marshall: Controlando la Economía Global: Bilderberg, la Comisión Trilateral y la Reserva Federal, 3 de agosto de 2009]
En 1971, Nixon eliminó la vinculación del dólar con el oro, lo que significó que el dólar ya no tenía un tipo de cambio fijo, sino que cambiaría de acuerdo a los caprichos y decisiones de la Reserva Federal (el Banco Central de Estados Unidos). Una persona clave responsable de esta decisión fue el tercer funcionario más alto del Departamento del Tesoro estadounidense en ese momento, Paul Volcker. [2]
Volcker comenzó como un economista del equipo del Banco de la Reserva Federal de Nueva York a principios de los 50. Después de cinco años allí, "David Rockefeller del Chase Bank lo atrajo y se lo llevó." [3] Así, en 1957, Volcker se puso a trabajar en el Chase, donde Rockefeller "lo contrató como su asistente especial en una comisión del Congreso sobre dinero y crédito en Estados Unidos y para ayudarlo, más tarde, en una comisión asesora para el Departamento del Tesoro."[4] A principios de los 60, Volcker se fue a trabajar al Departamento del Tesoro, y volvió al Chase en 1965 "para ayudar a Rockefeller, esta vez como vicepresidente en las tratativas de negocios internacionales." Con la llegada de Nixon a la Casa Blanca, Volcker consiguió el tercer puesto de trabajo más importante en el Departamento del Tesoro. Esto lo puso en el centro de la toma de decisiones tras la disolución del acuerdo de Bretton Woods cuando se abandona la vinculación del dólar con el oro en 1971 [5].
En 1973, David Rockefeller, el entonces presidente del Chase Manhattan Bank y el Council on Foreign Relations, creó la Comisión Trilateral, que trató de ampliar el Grupo Bilderberg. Se trataba de un think tank internacional, que incluiría a las elites de Europa Occidental, América del Norte, y Japón, para alinearse en un una colaboración político-económica "trilateral" entre estas regiones. Fue para promover los intereses y la hegemonía de un orden mundial controlado por Occidente.
Ese mismo año, el plato de Petri del experimento neoliberal se desarrolló en Chile. Cuando un gobierno de izquierda llegó al poder en Chile, amenazó los intereses económicos no sólo de los bancos de David Rockefeller, sino que también de una serie de corporaciones norteamericanas. David Rockefeller organizó encuentros con Henry Kissinger, el Asesor de Seguridad Nacional de Nixon, y una serie de importantes industrialistas corporativos. Kissinger, a su vez, organizó encuentros entre estos individuos, el jefe de la CIA y el propio Nixon. Al poco tiempo, la CIA había comenzado una operación para derrocar al gobierno de Chile.
El 11 de septiembre de 1973, un general chileno, con la ayuda de la CIA, derrocó al gobierno e instaló una dictadura militar que asesinó a miles. Al día siguiente del golpe de Estado, un plan para la reestructuración económica de Chile estaba en el escritorio del presidente. Los asesores económicos de la Universidad de Chicago, donde afloraron las ideas de Milton Friedman, diseñaron la reestructuración de Chile bajo los principios neoliberales.
Así, bajo violencia, nació el neoliberalismo.
En 1973, una crisis global del petróleo golpeó al mundo. Esta fue resultado de la Guerra de Yom Kippur, que se desarrolló en el Medio Oriente en 1973. Sin embargo, de forma más discreta, se ocultaba una estratagema estadounidense. Justo cuando Estados Unidos terminó el vínculo del dólar al oro, el Departamento de Estado había comenzado en silencio a presionar a Arabia Saudita y otros países de la OPEP para elevar el precio del petróleo. En la reunión Bilderberg de 1973, que tuvo lugar seis meses antes de las subidas en los precios del petróleo, se discutió un incremento del 400% en el precio del petróleo. El debate se centró en qué hacer con la gran afluencia de lo que llegarían a ser conocidos como "petrodólares", los ingresos del petróleo de los países de la OPEP.
Henry Kissinger trabajó entre bastidores durante 1973 para garantizar que una guerra tuviera lugar en Medio Oriente, la que comenzó en octubre. Entonces, las naciones de la OPEP elevaron drásticamente el precio del petróleo. Muchas naciones de industrialización incipiente del mundo en desarrollo, libres de los grilletes del imperialismo político y económico abierto, repentinamente enfrentaron un problema: el petróleo es la sangre vital de una sociedad industrial y es imprescindible en el proceso de desarrollo e industrialización. Si querían continuar el desarrollo y la industrialización, era necesario tener el dinero para darse el lujo de hacerlo.
Al mismo tiempo, las naciones productoras de petróleo del mundo, estaban inundadas de petrodólares, por lo que tenían excedentes récord. Sin embargo, para obtener un beneficio, el dinero tendría que ser invertido. Aquí es donde el sistema bancario occidental entró a la escena. Con la pérdida del vínculo del dólar al oro, la moneda estadounidense podía fluir por todo el mundo a un ritmo más rápido. El precio del petróleo estaba vinculado al precio del dólar estadounidense, y para que el petróleo se comercializara en dólares, los países de la OPEP tenían que invertir el dinero del petróleo en bancos occidentales, que a su vez, "reciclaban" ese dinero por préstamos de dinero a las naciones del mundo desarrollado que necesitaban financiar su industrialización. Parecía una situación beneficiosa para todos: las naciones del petróleo hacían dinero, lo invertían en Occidente, que se lo prestaba al Sur, para poder desarrollar y construir sociedades "occidentales".
Sin embargo, las cosas nunca terminan como en los cuentos de hadas, sobre todo cuando se ven amenazados los que están en el poder. Un país industrializado y desarrollado del 'Sur Global' (América Latina, África y partes de Asia) no sería beneficioso para las élites del establishment occidental. Si querían mantener su hegemonía sobre el mundo, tenían que evitar el surgimiento de posibles rivales, especialmente en regiones tan ricas en recursos naturales y suministros mundiales de energía.
Fue en este momento que los Estados Unidos inició conversaciones con China. La "apertura" de China tenía que ser un proyecto occidental de expansión del capital occidental en China. A China se le permitirá crecer solo hasta donde Occidente se lo permitiera. La elite china fue feliz de verse obligada con la perspectiva de su propio crecimiento a nivel político y económico. India y Brasil también siguieron el ejemplo, pero en menor grado que China. China e India fueron incluidas dentro del marco de la cooperación trilateral, y con el tiempo, tanto China como la India tendrían funcionarios asistiendo a las reuniones de la Comisión Trilateral.
Así que el dinero fluía por todo el mundo, fundamentalmente dólares estadounidenses. Los bancos centrales extranjeros que compraban Bonos del Tesoro (deuda) estadounidense como una inversión, también demostraban la fe en la fuerza del dólar y la economía estadounidense. La hegemonía del dólar estadounidense alcanzó al mundo entero.
[Ver: Andrew Gavin Marshall: Controlando la Economía Global: Bilderberg, la Comisión Trilateral y la Reserva Federal, 3 de agosto de 2009]
La Hegemonía del Neoliberalismo
En 1977, sin embargo, llegó al poder un nuevo gobierno en Estados Unidos bajo la presidencia de Jimmy Carter, quien era miembro de la Comisión Trilateral. Con su administración, se produjo la llegada de dos docenas de miembros de la Comisión Trilateral a ocupar puestos clave dentro de su gobierno. En 1973, Paul Volcker, la estrella en ascenso dentro del Chase Manhattan y el Departamento del Tesoro se convirtió en un miembro de la Comisión Trilateral. En 1975, fue nombrado Presidente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, el más poderoso de los 12 bancos regionales de la Reserva Federal. En 1979, Jimmy Carter le dio a el trabajo de secretario del Tesoro, al ex gobernador de la Reserva Federal, y a su vez, David Rockefeller recomendó a Jimmy Carter colocar a Paul Volcker como gobernador de la Reserva Federal, a lo que Carter accedió rápidamente [6].
En 1979, el precio del petróleo se disparó de nuevo. Esta vez, Paul Volcker en la Reserva Federal iba a tener un enfoque diferente. Su respuesta fue aumentar drásticamente las tasas de interés. Las tasas de interés pasaron del 2% a los finales de los 70 al 18% en la década de 1980. El efecto fue que la economía estadounidense entró en recesión, y redujeron considerablemente sus importaciones a países en desarrollo. A su vez, las naciones en desarrollo, que habían contraído fuertes cargas de deuda para financiar la industrialización, se encontraron de repente con tener que pagar sus préstamos con intereses del 18%. La idea de que podían tomar grandes préstamos para construir una sociedad industrial, que a su vez pagara esos préstamos, de pronto se interrumpió. Puesto que el dólar estadounidense se había extendido por todo el mundo en forma de petrodólares y préstamos, las decisiones que tomó la Fed afectaron a todo el mundo. En 1982, México anunció que ya no podía pagar su deuda, y dejó de pagar sus préstamos. Esto marcó la propagación de la crisis de la deuda de 1980, que se extendió por toda América Latina y el continente africano.
De repente, gran parte del mundo en desarrollo estaba sumido en crisis. Entonces, el FMI y el Banco Mundial entraron en la escena con sus nuevos "Programas de Ajuste Estructural” (PAE), que aplicaban en un país que necesitase la firma de un acuerdo, que le proporcionaría al país un préstamo del FMI, así como proyectos de "desarrollo" del Banco Mundial. Por otro lado, el país tendría que someterse a una reestructuración neoliberal.
El neoliberalismo se propagó desde Estados Unidos y Gran Bretaña en la década de 1980; a través de sus imperios e instrumentos financieros - como el Banco Mundial y el FMI - que difundieron la ideología neoliberal por el mundo. Los países que se resistían al neoliberalismo eran sometidos a un "cambio de régimen". Esto se conseguía a través de la manipulación financiera, la especulación de la moneda o la política hegemónica monetaria de las naciones occidentales, principalmente Estados Unidos; sanciones económicas, a través de las Naciones Unidas o, simplemente sobre una base bilateral; el cambio de régimen encubierto, a través de "revoluciones de color" o golpes de Estado, asesinatos, y a veces campañas militares abiertas y guerras.
La ideología neoliberal consiste en lo que se ha denominado "fundamentalismo de libre mercado". Esto suponía una gran oleada de privatizaciones, donde los activos e industrias estatales son privatizados a fin de volverse "más productivos y eficientes económicamente." Aquello tendría el efecto social de destruir zonas enteras del sector público, especialmente en salud y educación, así como cualquiera de las industrias nacionales de protección especial, que para muchos países pobres significaban recursos vitales.
Entonces, el mercado fue "liberalizado" en lo que significó que las restricciones y obstáculos a las inversiones extranjeras en el país disminuyeran al reducirse o eliminar las barreras comerciales y aranceles (impuestos), y por lo tanto el capital extranjero (las corporaciones y bancos occidentales) estuviese en condiciones de invertir en el país con facilidad, mientras las industrias nacionales que crecían y "competían" serian capaces de invertir más fácilmente en otros países e industrias de todo el mundo. El banco central de la nación tenía entonces que mantener los tipos de interés artificialmente bajos, para permitir la circulación expedita de dinero dentro y fuera del país. El efecto sería que las empresas multinacionales extranjeras y los bancos internacionales podían comprar fácilmente las industrias privatizadas, y por lo tanto, apoderarse la economía nacional. Al mismo tiempo, las principales industrias nacionales podían ser autorizadas a crecer y trabajar con los bancos y empresas globales. En esencia, esto oligopoliza la economía nacional, y la arrastra hacia la esfera de influencia de la "economía global" controlada por y para las élites occidentales.
Los imperios europeos habían impuesto a África y a muchos otros pueblos colonizados del mundo un sistema de “dominio indirecto”, donde las estructuras de gobierno local se han reestructurado y reorganizado en un sistema donde la población local no se rige por la población local, sino por el poder colonial occidental. Así, la elite local se crea y enriquece a través del sistema colonial, por lo que no tienen interés en oponerse a las potencias coloniales, sino que tratan de proteger sus propios intereses, que resultan ser los intereses del imperio.
En la era de la globalización, los dirigentes del "Tercer Mundo" han sido cooptados y sus sociedades reorganizadas por y para los intereses de las elites globalizadas. Este es un sistema de gobierno indirecto, y las elites locales se vuelen "globalistas indirectos"; han sido absrobidas por el sistema global y las estructuras imperiales.
Después de un Programa de Ajuste Estructural, las masas se quedan sin trabajo; los precios de los productos esenciales, como alimentos y combustibles aumentan, a veces en altos porcentajes, mientras la moneda pierde su valor. La pobreza se extendió y cerraron sectores enteros de la economía. En el mundo "en desarrollo" de Asia, América Latina y África, estas políticas fueron especialmente dañinas. Sin redes de seguridad social de las que afirmarse, el pueblo pasó hambre; el Estado público fue desmantelado.
Cuando llegó a África, el continente se des-industrializó con tanta rapidez entre los años 1980 y 1990, que la pobreza aumentó en un grado increíble. Con eso, el conflicto se extendió. En la década de 1990, mientras los duros efectos de las políticas neoliberales, se esparcían fácil y rápidamente en el continente africano, la idea principal que se abrió paso entre el mundo académico, los medios de comunicación y los círculos políticos era que el estado de África se debía a la “mala gestión” de los africanos. La culpa recayó únicamente en los gobiernos nacionales. A pesar que las elites nacionales políticas y económicas se convirtieron en cómplices de los problemas, los problemas fueron impuestos desde fuera del continente, no desde dentro.
Así, en la década de 1990, se volvió preeminente la noción de "buen gobierno". Esta era la idea de que a cambio de préstamos y "ayuda" del FMI y el Banco Mundial, las naciones tendrían que emprender reformas no sólo del sector económico, sino también crear las condiciones de lo que Occidente percibe como "buen gobierno". Sin embargo, en la jerga neoliberal, el "buen gobierno" significa "gobierno mínimo", y los gobiernos tenían todavía que desmantelar sus sectores públicos. Simplemente tenían que empezar a aplicar la ilusión de democracia, a través de la celebración de elecciones y permitir la formación de una sociedad civil. La "libertad", sin embargo, era todavía mantenida simplemente como un concepto económico, donde la nación sería "libre" para que los capitales occidentales entraran en ella.
Si bien la pobreza masiva y la violencia se extendieron por todo el continente, al pueblo se le dio el "don" de las elecciones. Se elegirá a un líder, que luego sería encerrado en una estructura económica y política ya predeterminada. Los dirigentes políticos se enriquecen a expensas de otros, y luego son expulsados a las siguientes elecciones, o simplemente arreglan las elecciones. Esto continuaría, adelante y atrás, al tiempo que a ningún cambio real pudiese tener lugar. La "democracia" impuesta entonces por los occidentales, había fallado.
Un artículo publicado en una edición de 2002 de International Affairs, la revista del Royal Institute of International Affairs (la contraparte británica del Council on Foreign Relations), relató que:
Construyendo una "Nueva" Economía
Si bien el mundo en desarrollo cayó bajo la pesada espada de la hegemonía neoliberal occidental, las sociedades occidentales industrializadas experimentaron un rápido crecimiento de sus propias fuerzas económicas. Fueron los bancos occidentales y las empresas multinacionales quienes se expandieron y tomaron el control de las economías de África, América Latina, Asia, y tras la caída de la Unión Soviética en 1991, de Europa Oriental y Asia Central.
Rusia se abrió a la financiación occidental, y el FMI y el Banco Mundial la arrasaron e impusieron una reestructuración neoliberal, que llevó al colapso de la economía rusa, y al enriquecimiento de unos pocos oligarcas multimillonarios que controlaban la economía rusa, y que estaban estrechamente ligados a los intereses económicos de Occidente; de nuevo, "globalistas indirectos".
En cuanto a los sectores financieros y comerciales occidentales que tomaron el control de la inmensa mayoría de los recursos del mundo y las industrias de producción, sus beneficios se elevaron increíblemente, por lo que necesitaron nuevos caminos en los que invertir. Al margen de esta necesidad por un nuevo camino de acumulación de capital (ganar dinero), la Reserva Federal estadounidense intervino para ayudar.
La Reserva Federal en la década de 1990 comenzó a moderar tasas de interés más bajas para volver a permitir la fácil propagación del dinero. Esta fue la época de la "globalización", donde emergieron las proclamas por un "Nuevo Orden Mundial". Los bloques comerciales regionales y los tratados de "libre comercio" se extendieron rápidamente, mientras los sistemas mundiales de estructuras política y económicas abandonaron progresivamente la estructura nacional hacia una forma supra-nacional. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) puso en práctica una "constitución económica para América del Norte", como Reagan la describió.
El regionalismo apareció como la siguiente gran fase en la construcción del Nuevo Orden Mundial, con la Unión Europea a la vanguardia. La economía mundial ha sido "globalizada", por lo que siguió la estructura política, tanto a nivel regional como global. La Organización Mundial del Comercio (OMC) fue creada para mantener y consagrar la constitución neoliberal global del comercio. Durante todo este tiempo, ha ido surigiendo una verdadera clase global dominante, la Clase Capitalista Transnacional (CTP), o élite global, que constituye una clase internacional singular.
Sin embargo, mientras la riqueza y el poder de la elite crecieron, todos los demás sufrieron. La clase media fue sometida a un lento desmantelamiento. En los países occidentales desarrollados, las industrias y las fábricas cerraron, trasladándose a países del Tercer Mundo para explotar su mano de obra barata, y luego vender los productos en el mundo occidental a bajo precio. Nuestro nivel de vida en Occidente comenzó a caer, pero como podemos comprar productos más baratos, nadie parece quejarse. Hemos seguido consumiendo, y utilizamos el crédito y la deuda para hacerlo. La clase media existe sólo en teoría, pero en realidad, está atrapada por los grilletes de la deuda.
La Administración Clinton utilizó la "globalización" como gran estrategia durante toda la década de 1990, facilitando la disminución del capital productivo (esto es, dinero que fluye hacia la producción de bienes y servicios), promoviendo el crecimiento del capital financiero (dinero generado por dinero). En consecuencia, la especulación financiera se convirtió en uno de los instrumentos clave de la expansión económica. Esto es lo que se denominó "financiarización" de la economía. Para permitir que esto ocurriese, el gobierno de Clinton trabajó activamente para liberalizar el sector bancario. La Ley Glass-Steagle, establecida por Franklin Delano Roosevelt en 1933 para evitar que los bancos comerciales se fusionaran con los bancos de inversión y participaran en la especulación (que en mayor medida, causó la Gran Depresión), fue desmantelada poco a poco mediante los esfuerzos coordinados de los bancos más grandes, la Reserva Federal y el Departamento del Tesoro estadounidense.
Por lo tanto, tuvo lugar una gigantesca ola de fusiones, donde los grandes bancos se comieron a los bancos más pequeños, se fusionaron corporaciones, donde bancos y empresas dejaron de ser norteamericanos o europeos y se volvieron verdaderamente globales. Algunas de las personas claves que participaron en el desmantelamiento de Glass Steagle y la expansión de la financiarización son Alan Greenspan de la Reserva Federal, y Robert Rubin y Lawrence Summers en el Departamento del Tesoro, que hoy son los funcionarios clave en el equipo económico de Obama.
Esta época vio el surgimiento de los "derivados", que son "complejos instrumentos financieros" que actúan fundamentalmente como pólizas de seguro a corto plazo, apostando y especulando con que el precio de los activos o de los commodities suba o baje de valor, permitiendo generar dinero si los activos o los precios suben o bajan. Sin embargo, no fueron llamados "seguros" porque los "seguros" tienen que ser regulados. Así pues, fueron llevados a un mercado de derivados, y organizaciones llamadas Hedge Funds entraron en escena para gestionar del comercio global de productos derivados.
La bolsa escaló mientras la especulación sobre los beneficios futuros empujó a las acciones más y más arriba, inflando una burbuja masiva en lo que se conoce como "economía virtual". La Reserva Federal lo facilitó, tal como lo había hecho en el período previo a la Gran Depresión, manteniendo los tipos de interés artificialmente bajos, y arrojando dinero fácil en el sector financiero. La Reserva Federal fue quien infló la "burbuja punto-com" del sector tecnologíco. Cuando estalló la burbuja, la Reserva Federal, con Alan Greenspan a la cabeza, crearon la "burbuja inmobiliaria".
La Reserva Federal mantuvo los tipos de interés bajos y fomentó y facilitó activamente el flujo de dinero al sector de la vivienda. A los bancos se les dio rienda suelta y, de hecho, se animó a hacer préstamos a personas de alto riesgo, que nunca serían capaces de pagar su deuda. Una vez más, la clase media, sólo existía en el mito del "libre mercado".
Al mismo tiempo, durante todo la década de 1990 y en la década de 2000, el papel de la especulación como instrumento de guerra financiera se hizo evidente. Dentro de la economía global neoliberal, el dinero puede fluir fácilmente hacia dentro y fuera de los países. Así, cuando se debilita la confianza en la perspectiva económica de una nación, se puede dar un caso de “fuga de capitales”, donde los inversionistas extranjeros venden sus activos en moneda nacional y eliminan su capital de ese país. Esto termina con el inevitable colapso de la economía de las naciones.
Le sucedió a México en 1994, mientras se incorporaba al NAFTA, cuando los inversores internacionales especularon contra el peso mexicano, apostando a que iba a colapsar; cambiaron sus pesos por dólares, lo que devaluó el peso y derrumbó a la economía mexicana. Fue seguida por la crisis financiera de Asia Oriental en 1997, donde durante toda la década de 1990, el capital occidental había penetrado en economías de Asia Oriental, especulando en bienes raíces y mercados bursátiles. Sin embargo, esto dio lugar a un exceso de inversión, mientras la economía real (producción, manufactura, etc.) no podía seguir el ritmo de los capitales especulativos. Así, el capital occidental temió una crisis, y comenzó a especular contra las monedas nacionales de las economías de Asia Oriental, lo que provocó la devaluación y un pánico financiero mientras el capital huía de Asia Oriental hacia los sectores bancarios occidentales. Las economías colapsaron y el FMI llegó a "reestructurar" en consecuencia. La misma estrategia se aplicó a Rusia en 1998 y a Argentina en 2001.
[Ver: Andrew Gavin Marshall: Forjando un "Nuevo Orden Mundial" bajo un Único Gobierno Mundial, 13 de agosto de 2009]
A lo largo de la década de 2000, la burbuja inmobiliaria se infló más allá de toda medida, y cerca de la mitad de la década, los indicadores apuntaron auna crisis en el mercado de bienes raíces y formaron una burbuja inmobiliaria comercial. Esta burbuja todavía tiene que estallar.
África y gran parte del mundo en desarrollo fue liberado de las restricciones socio-político-económicas de los imperios europeos durante las décadas de 1950 y 1960. Los africanos comenzaron a tratar de administrar sus naciones con sus propias manos. Al término de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos era la mayor potencia mundial. Comandó a las Naciones Unidas, el Banco Mundial y al FMI, así como también estableció la alianza militar de la OTAN. El dólar estadounidense reinaba supremo, y su valor estaba atado al oro.
En 1954, las elites de Europa Occidental trabajaron juntas para formar un think tank internacional conocido Grupo Bilderberg, que trató de vincular las políticas económicas de Europa Occidental y América del Norte. Cada año, aproximadamente 130 de las personas más poderosas dentro del mundo académico, comunicacional, militar, industrial, bancario y político se reúnen para debatir y discutir cuestiones clave relacionadas con la expansión de la hegemonía occidental sobre el mundo y nuevas concepciones del orden mundial. Además, se comprometieron, como una de sus agendas clave, a la formación de la Unión Europea y la unidad monetaria del euro.
[Ver: Andrew Gavin Marshall: Controlando la Economía Global: Bilderberg, la Comisión Trilateral y la Reserva Federal, 3 de agosto de 2009]
En 1971, Nixon eliminó la vinculación del dólar con el oro, lo que significó que el dólar ya no tenía un tipo de cambio fijo, sino que cambiaría de acuerdo a los caprichos y decisiones de la Reserva Federal (el Banco Central de Estados Unidos). Una persona clave responsable de esta decisión fue el tercer funcionario más alto del Departamento del Tesoro estadounidense en ese momento, Paul Volcker. [2]
Volcker comenzó como un economista del equipo del Banco de la Reserva Federal de Nueva York a principios de los 50. Después de cinco años allí, "David Rockefeller del Chase Bank lo atrajo y se lo llevó." [3] Así, en 1957, Volcker se puso a trabajar en el Chase, donde Rockefeller "lo contrató como su asistente especial en una comisión del Congreso sobre dinero y crédito en Estados Unidos y para ayudarlo, más tarde, en una comisión asesora para el Departamento del Tesoro."[4] A principios de los 60, Volcker se fue a trabajar al Departamento del Tesoro, y volvió al Chase en 1965 "para ayudar a Rockefeller, esta vez como vicepresidente en las tratativas de negocios internacionales." Con la llegada de Nixon a la Casa Blanca, Volcker consiguió el tercer puesto de trabajo más importante en el Departamento del Tesoro. Esto lo puso en el centro de la toma de decisiones tras la disolución del acuerdo de Bretton Woods cuando se abandona la vinculación del dólar con el oro en 1971 [5].
En 1973, David Rockefeller, el entonces presidente del Chase Manhattan Bank y el Council on Foreign Relations, creó la Comisión Trilateral, que trató de ampliar el Grupo Bilderberg. Se trataba de un think tank internacional, que incluiría a las elites de Europa Occidental, América del Norte, y Japón, para alinearse en un una colaboración político-económica "trilateral" entre estas regiones. Fue para promover los intereses y la hegemonía de un orden mundial controlado por Occidente.
Ese mismo año, el plato de Petri del experimento neoliberal se desarrolló en Chile. Cuando un gobierno de izquierda llegó al poder en Chile, amenazó los intereses económicos no sólo de los bancos de David Rockefeller, sino que también de una serie de corporaciones norteamericanas. David Rockefeller organizó encuentros con Henry Kissinger, el Asesor de Seguridad Nacional de Nixon, y una serie de importantes industrialistas corporativos. Kissinger, a su vez, organizó encuentros entre estos individuos, el jefe de la CIA y el propio Nixon. Al poco tiempo, la CIA había comenzado una operación para derrocar al gobierno de Chile.
El 11 de septiembre de 1973, un general chileno, con la ayuda de la CIA, derrocó al gobierno e instaló una dictadura militar que asesinó a miles. Al día siguiente del golpe de Estado, un plan para la reestructuración económica de Chile estaba en el escritorio del presidente. Los asesores económicos de la Universidad de Chicago, donde afloraron las ideas de Milton Friedman, diseñaron la reestructuración de Chile bajo los principios neoliberales.
Así, bajo violencia, nació el neoliberalismo.
En 1973, una crisis global del petróleo golpeó al mundo. Esta fue resultado de la Guerra de Yom Kippur, que se desarrolló en el Medio Oriente en 1973. Sin embargo, de forma más discreta, se ocultaba una estratagema estadounidense. Justo cuando Estados Unidos terminó el vínculo del dólar al oro, el Departamento de Estado había comenzado en silencio a presionar a Arabia Saudita y otros países de la OPEP para elevar el precio del petróleo. En la reunión Bilderberg de 1973, que tuvo lugar seis meses antes de las subidas en los precios del petróleo, se discutió un incremento del 400% en el precio del petróleo. El debate se centró en qué hacer con la gran afluencia de lo que llegarían a ser conocidos como "petrodólares", los ingresos del petróleo de los países de la OPEP.
Henry Kissinger trabajó entre bastidores durante 1973 para garantizar que una guerra tuviera lugar en Medio Oriente, la que comenzó en octubre. Entonces, las naciones de la OPEP elevaron drásticamente el precio del petróleo. Muchas naciones de industrialización incipiente del mundo en desarrollo, libres de los grilletes del imperialismo político y económico abierto, repentinamente enfrentaron un problema: el petróleo es la sangre vital de una sociedad industrial y es imprescindible en el proceso de desarrollo e industrialización. Si querían continuar el desarrollo y la industrialización, era necesario tener el dinero para darse el lujo de hacerlo.
Al mismo tiempo, las naciones productoras de petróleo del mundo, estaban inundadas de petrodólares, por lo que tenían excedentes récord. Sin embargo, para obtener un beneficio, el dinero tendría que ser invertido. Aquí es donde el sistema bancario occidental entró a la escena. Con la pérdida del vínculo del dólar al oro, la moneda estadounidense podía fluir por todo el mundo a un ritmo más rápido. El precio del petróleo estaba vinculado al precio del dólar estadounidense, y para que el petróleo se comercializara en dólares, los países de la OPEP tenían que invertir el dinero del petróleo en bancos occidentales, que a su vez, "reciclaban" ese dinero por préstamos de dinero a las naciones del mundo desarrollado que necesitaban financiar su industrialización. Parecía una situación beneficiosa para todos: las naciones del petróleo hacían dinero, lo invertían en Occidente, que se lo prestaba al Sur, para poder desarrollar y construir sociedades "occidentales".
Sin embargo, las cosas nunca terminan como en los cuentos de hadas, sobre todo cuando se ven amenazados los que están en el poder. Un país industrializado y desarrollado del 'Sur Global' (América Latina, África y partes de Asia) no sería beneficioso para las élites del establishment occidental. Si querían mantener su hegemonía sobre el mundo, tenían que evitar el surgimiento de posibles rivales, especialmente en regiones tan ricas en recursos naturales y suministros mundiales de energía.
Fue en este momento que los Estados Unidos inició conversaciones con China. La "apertura" de China tenía que ser un proyecto occidental de expansión del capital occidental en China. A China se le permitirá crecer solo hasta donde Occidente se lo permitiera. La elite china fue feliz de verse obligada con la perspectiva de su propio crecimiento a nivel político y económico. India y Brasil también siguieron el ejemplo, pero en menor grado que China. China e India fueron incluidas dentro del marco de la cooperación trilateral, y con el tiempo, tanto China como la India tendrían funcionarios asistiendo a las reuniones de la Comisión Trilateral.
Así que el dinero fluía por todo el mundo, fundamentalmente dólares estadounidenses. Los bancos centrales extranjeros que compraban Bonos del Tesoro (deuda) estadounidense como una inversión, también demostraban la fe en la fuerza del dólar y la economía estadounidense. La hegemonía del dólar estadounidense alcanzó al mundo entero.
[Ver: Andrew Gavin Marshall: Controlando la Economía Global: Bilderberg, la Comisión Trilateral y la Reserva Federal, 3 de agosto de 2009]
La Hegemonía del Neoliberalismo
En 1977, sin embargo, llegó al poder un nuevo gobierno en Estados Unidos bajo la presidencia de Jimmy Carter, quien era miembro de la Comisión Trilateral. Con su administración, se produjo la llegada de dos docenas de miembros de la Comisión Trilateral a ocupar puestos clave dentro de su gobierno. En 1973, Paul Volcker, la estrella en ascenso dentro del Chase Manhattan y el Departamento del Tesoro se convirtió en un miembro de la Comisión Trilateral. En 1975, fue nombrado Presidente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, el más poderoso de los 12 bancos regionales de la Reserva Federal. En 1979, Jimmy Carter le dio a el trabajo de secretario del Tesoro, al ex gobernador de la Reserva Federal, y a su vez, David Rockefeller recomendó a Jimmy Carter colocar a Paul Volcker como gobernador de la Reserva Federal, a lo que Carter accedió rápidamente [6].
En 1979, el precio del petróleo se disparó de nuevo. Esta vez, Paul Volcker en la Reserva Federal iba a tener un enfoque diferente. Su respuesta fue aumentar drásticamente las tasas de interés. Las tasas de interés pasaron del 2% a los finales de los 70 al 18% en la década de 1980. El efecto fue que la economía estadounidense entró en recesión, y redujeron considerablemente sus importaciones a países en desarrollo. A su vez, las naciones en desarrollo, que habían contraído fuertes cargas de deuda para financiar la industrialización, se encontraron de repente con tener que pagar sus préstamos con intereses del 18%. La idea de que podían tomar grandes préstamos para construir una sociedad industrial, que a su vez pagara esos préstamos, de pronto se interrumpió. Puesto que el dólar estadounidense se había extendido por todo el mundo en forma de petrodólares y préstamos, las decisiones que tomó la Fed afectaron a todo el mundo. En 1982, México anunció que ya no podía pagar su deuda, y dejó de pagar sus préstamos. Esto marcó la propagación de la crisis de la deuda de 1980, que se extendió por toda América Latina y el continente africano.
De repente, gran parte del mundo en desarrollo estaba sumido en crisis. Entonces, el FMI y el Banco Mundial entraron en la escena con sus nuevos "Programas de Ajuste Estructural” (PAE), que aplicaban en un país que necesitase la firma de un acuerdo, que le proporcionaría al país un préstamo del FMI, así como proyectos de "desarrollo" del Banco Mundial. Por otro lado, el país tendría que someterse a una reestructuración neoliberal.
El neoliberalismo se propagó desde Estados Unidos y Gran Bretaña en la década de 1980; a través de sus imperios e instrumentos financieros - como el Banco Mundial y el FMI - que difundieron la ideología neoliberal por el mundo. Los países que se resistían al neoliberalismo eran sometidos a un "cambio de régimen". Esto se conseguía a través de la manipulación financiera, la especulación de la moneda o la política hegemónica monetaria de las naciones occidentales, principalmente Estados Unidos; sanciones económicas, a través de las Naciones Unidas o, simplemente sobre una base bilateral; el cambio de régimen encubierto, a través de "revoluciones de color" o golpes de Estado, asesinatos, y a veces campañas militares abiertas y guerras.
La ideología neoliberal consiste en lo que se ha denominado "fundamentalismo de libre mercado". Esto suponía una gran oleada de privatizaciones, donde los activos e industrias estatales son privatizados a fin de volverse "más productivos y eficientes económicamente." Aquello tendría el efecto social de destruir zonas enteras del sector público, especialmente en salud y educación, así como cualquiera de las industrias nacionales de protección especial, que para muchos países pobres significaban recursos vitales.
Entonces, el mercado fue "liberalizado" en lo que significó que las restricciones y obstáculos a las inversiones extranjeras en el país disminuyeran al reducirse o eliminar las barreras comerciales y aranceles (impuestos), y por lo tanto el capital extranjero (las corporaciones y bancos occidentales) estuviese en condiciones de invertir en el país con facilidad, mientras las industrias nacionales que crecían y "competían" serian capaces de invertir más fácilmente en otros países e industrias de todo el mundo. El banco central de la nación tenía entonces que mantener los tipos de interés artificialmente bajos, para permitir la circulación expedita de dinero dentro y fuera del país. El efecto sería que las empresas multinacionales extranjeras y los bancos internacionales podían comprar fácilmente las industrias privatizadas, y por lo tanto, apoderarse la economía nacional. Al mismo tiempo, las principales industrias nacionales podían ser autorizadas a crecer y trabajar con los bancos y empresas globales. En esencia, esto oligopoliza la economía nacional, y la arrastra hacia la esfera de influencia de la "economía global" controlada por y para las élites occidentales.
Los imperios europeos habían impuesto a África y a muchos otros pueblos colonizados del mundo un sistema de “dominio indirecto”, donde las estructuras de gobierno local se han reestructurado y reorganizado en un sistema donde la población local no se rige por la población local, sino por el poder colonial occidental. Así, la elite local se crea y enriquece a través del sistema colonial, por lo que no tienen interés en oponerse a las potencias coloniales, sino que tratan de proteger sus propios intereses, que resultan ser los intereses del imperio.
En la era de la globalización, los dirigentes del "Tercer Mundo" han sido cooptados y sus sociedades reorganizadas por y para los intereses de las elites globalizadas. Este es un sistema de gobierno indirecto, y las elites locales se vuelen "globalistas indirectos"; han sido absrobidas por el sistema global y las estructuras imperiales.
Después de un Programa de Ajuste Estructural, las masas se quedan sin trabajo; los precios de los productos esenciales, como alimentos y combustibles aumentan, a veces en altos porcentajes, mientras la moneda pierde su valor. La pobreza se extendió y cerraron sectores enteros de la economía. En el mundo "en desarrollo" de Asia, América Latina y África, estas políticas fueron especialmente dañinas. Sin redes de seguridad social de las que afirmarse, el pueblo pasó hambre; el Estado público fue desmantelado.
Cuando llegó a África, el continente se des-industrializó con tanta rapidez entre los años 1980 y 1990, que la pobreza aumentó en un grado increíble. Con eso, el conflicto se extendió. En la década de 1990, mientras los duros efectos de las políticas neoliberales, se esparcían fácil y rápidamente en el continente africano, la idea principal que se abrió paso entre el mundo académico, los medios de comunicación y los círculos políticos era que el estado de África se debía a la “mala gestión” de los africanos. La culpa recayó únicamente en los gobiernos nacionales. A pesar que las elites nacionales políticas y económicas se convirtieron en cómplices de los problemas, los problemas fueron impuestos desde fuera del continente, no desde dentro.
Así, en la década de 1990, se volvió preeminente la noción de "buen gobierno". Esta era la idea de que a cambio de préstamos y "ayuda" del FMI y el Banco Mundial, las naciones tendrían que emprender reformas no sólo del sector económico, sino también crear las condiciones de lo que Occidente percibe como "buen gobierno". Sin embargo, en la jerga neoliberal, el "buen gobierno" significa "gobierno mínimo", y los gobiernos tenían todavía que desmantelar sus sectores públicos. Simplemente tenían que empezar a aplicar la ilusión de democracia, a través de la celebración de elecciones y permitir la formación de una sociedad civil. La "libertad", sin embargo, era todavía mantenida simplemente como un concepto económico, donde la nación sería "libre" para que los capitales occidentales entraran en ella.
Si bien la pobreza masiva y la violencia se extendieron por todo el continente, al pueblo se le dio el "don" de las elecciones. Se elegirá a un líder, que luego sería encerrado en una estructura económica y política ya predeterminada. Los dirigentes políticos se enriquecen a expensas de otros, y luego son expulsados a las siguientes elecciones, o simplemente arreglan las elecciones. Esto continuaría, adelante y atrás, al tiempo que a ningún cambio real pudiese tener lugar. La "democracia" impuesta entonces por los occidentales, había fallado.
Un artículo publicado en una edición de 2002 de International Affairs, la revista del Royal Institute of International Affairs (la contraparte británica del Council on Foreign Relations), relató que:
En 1960 el ingreso promedio del 20% de la población mundial era 30 veces mayor que el 20% inferior. En 1990 era de 60 veces, y en 1997, 74 veces más que el quintil más bajo. Hoy en día los activos de los tres multimillonarios más grandes son más que el PIB [Producto Interno Bruto] combinado todos los países menos desarrollados y sus 600 millones de personas.Los autores explican que las ONG tienen una evolución particular en África:
Este ha sido el contexto en el que se ha producido un crecimiento explosivo en la presencia de occidentales, así como de organizaciones no gubernamentales (ONG) en África. Hoy las organizaciones no gubernamentales forman una parte importante de la "máquina del desarrollo", una vasta red institucional y disciplinaria de organismos oficiales, profesionales, consultores, académicos y otros diversos expertos productores y consumidores de conocimiento sobre el “mundo en desarrollo”.
[...] La ayuda (donde las ONG han llegado a desempeñar un papel importante) es a menudo presentada como una forma de altruismo, un acto de caridad que permite el flujo de riqueza de los ricos a los pobres, pobres que se reducen y pobres que son capacitados [7].
[E]l papel en el "desarrollo" representa una continuidad de la labor de sus precursores, los misioneros y organizaciones de voluntarios que colaboraron en la colonización y el control de África por parte de Europa. Hoy en día su trabajo contribuye marginalmente al alivio de la pobreza, pero de manera significativa a socavar la lucha del pueblo africano por emanciparse de la opresión económica, social y política [8].Los autores examinaron el cómo con la expansión del neoliberalismo, la noción de un "estado minimalista" se difundió por todo el mundo y en toda África. Así, explican, el FMI y el Banco Mundial "se convirtió en el nuevos comandante de las economías post-coloniales". Sin embargo, estos esfuerzos no se impusieron sin resistencia, puesto que: "Entre 1976 y 1992 se registraron 146 protestas contra las medidas de austeridad [programas de ajuste estructural] apoyados por el FMI en 39 países de todo el mundo." Normalmente, sin embargo, los gobiernos respondieron con la fuerza bruta, reprimiendo con violencia las manifestaciones. Sin embargo, la amplia oposición a estas "reformas" necesitó ser abordada por organizaciones importantes y las agencias de "ayuda" re-evaluaron su enfoque de "desarrollo": [9]
El resultado de esas deliberaciones fue el programa de "buen gobierno" en la década de 1990 y la decisión de cooptar a las organizaciones no gubernamentales y otras organizaciones de la sociedad civil en un programa reenvasado de previsión social, una iniciativa social que podría ser describirse más exactamente como un programa de control social.El resultado fue la aplicación de la noción de "pluralismo" en forma de "multipartidismo", que sólo terminó por "llevar al dominio público las agitadas divisiones entre sectores de las clases dominantes que compiten por el control del Estado". Mientras las “iniciativas de bienestar”, los organismos de ayuda bilateral y multilateral asignaron fondos importantes para abordar las "dimensiones sociales del ajuste", que "minimizaron las desigualdades más evidentes que perpetuaban sus políticas." Aquí fue donde el crecimiento de las ONG en Africa se aceleró rápidamente [10]. África se había convertido nuevamente, en prisionera de las frías garras del imperialismo. Los conflictos en África serían provocados por los poderes imperiales extranjeros, a menudo utilizando las divisiones étnicas para volcar a los pueblos unos contra otros, mientras los dirigentes políticos de las naciones africanas eran vasallos sumisos a la hegemonía occidental. La guerra y el conflicto se propagaron y, con ello, también lo hizo el capital occidental y la corporación multinacional.
Construyendo una "Nueva" Economía
Si bien el mundo en desarrollo cayó bajo la pesada espada de la hegemonía neoliberal occidental, las sociedades occidentales industrializadas experimentaron un rápido crecimiento de sus propias fuerzas económicas. Fueron los bancos occidentales y las empresas multinacionales quienes se expandieron y tomaron el control de las economías de África, América Latina, Asia, y tras la caída de la Unión Soviética en 1991, de Europa Oriental y Asia Central.
Rusia se abrió a la financiación occidental, y el FMI y el Banco Mundial la arrasaron e impusieron una reestructuración neoliberal, que llevó al colapso de la economía rusa, y al enriquecimiento de unos pocos oligarcas multimillonarios que controlaban la economía rusa, y que estaban estrechamente ligados a los intereses económicos de Occidente; de nuevo, "globalistas indirectos".
En cuanto a los sectores financieros y comerciales occidentales que tomaron el control de la inmensa mayoría de los recursos del mundo y las industrias de producción, sus beneficios se elevaron increíblemente, por lo que necesitaron nuevos caminos en los que invertir. Al margen de esta necesidad por un nuevo camino de acumulación de capital (ganar dinero), la Reserva Federal estadounidense intervino para ayudar.
La Reserva Federal en la década de 1990 comenzó a moderar tasas de interés más bajas para volver a permitir la fácil propagación del dinero. Esta fue la época de la "globalización", donde emergieron las proclamas por un "Nuevo Orden Mundial". Los bloques comerciales regionales y los tratados de "libre comercio" se extendieron rápidamente, mientras los sistemas mundiales de estructuras política y económicas abandonaron progresivamente la estructura nacional hacia una forma supra-nacional. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) puso en práctica una "constitución económica para América del Norte", como Reagan la describió.
El regionalismo apareció como la siguiente gran fase en la construcción del Nuevo Orden Mundial, con la Unión Europea a la vanguardia. La economía mundial ha sido "globalizada", por lo que siguió la estructura política, tanto a nivel regional como global. La Organización Mundial del Comercio (OMC) fue creada para mantener y consagrar la constitución neoliberal global del comercio. Durante todo este tiempo, ha ido surigiendo una verdadera clase global dominante, la Clase Capitalista Transnacional (CTP), o élite global, que constituye una clase internacional singular.
Sin embargo, mientras la riqueza y el poder de la elite crecieron, todos los demás sufrieron. La clase media fue sometida a un lento desmantelamiento. En los países occidentales desarrollados, las industrias y las fábricas cerraron, trasladándose a países del Tercer Mundo para explotar su mano de obra barata, y luego vender los productos en el mundo occidental a bajo precio. Nuestro nivel de vida en Occidente comenzó a caer, pero como podemos comprar productos más baratos, nadie parece quejarse. Hemos seguido consumiendo, y utilizamos el crédito y la deuda para hacerlo. La clase media existe sólo en teoría, pero en realidad, está atrapada por los grilletes de la deuda.
La Administración Clinton utilizó la "globalización" como gran estrategia durante toda la década de 1990, facilitando la disminución del capital productivo (esto es, dinero que fluye hacia la producción de bienes y servicios), promoviendo el crecimiento del capital financiero (dinero generado por dinero). En consecuencia, la especulación financiera se convirtió en uno de los instrumentos clave de la expansión económica. Esto es lo que se denominó "financiarización" de la economía. Para permitir que esto ocurriese, el gobierno de Clinton trabajó activamente para liberalizar el sector bancario. La Ley Glass-Steagle, establecida por Franklin Delano Roosevelt en 1933 para evitar que los bancos comerciales se fusionaran con los bancos de inversión y participaran en la especulación (que en mayor medida, causó la Gran Depresión), fue desmantelada poco a poco mediante los esfuerzos coordinados de los bancos más grandes, la Reserva Federal y el Departamento del Tesoro estadounidense.
Por lo tanto, tuvo lugar una gigantesca ola de fusiones, donde los grandes bancos se comieron a los bancos más pequeños, se fusionaron corporaciones, donde bancos y empresas dejaron de ser norteamericanos o europeos y se volvieron verdaderamente globales. Algunas de las personas claves que participaron en el desmantelamiento de Glass Steagle y la expansión de la financiarización son Alan Greenspan de la Reserva Federal, y Robert Rubin y Lawrence Summers en el Departamento del Tesoro, que hoy son los funcionarios clave en el equipo económico de Obama.
Esta época vio el surgimiento de los "derivados", que son "complejos instrumentos financieros" que actúan fundamentalmente como pólizas de seguro a corto plazo, apostando y especulando con que el precio de los activos o de los commodities suba o baje de valor, permitiendo generar dinero si los activos o los precios suben o bajan. Sin embargo, no fueron llamados "seguros" porque los "seguros" tienen que ser regulados. Así pues, fueron llevados a un mercado de derivados, y organizaciones llamadas Hedge Funds entraron en escena para gestionar del comercio global de productos derivados.
La bolsa escaló mientras la especulación sobre los beneficios futuros empujó a las acciones más y más arriba, inflando una burbuja masiva en lo que se conoce como "economía virtual". La Reserva Federal lo facilitó, tal como lo había hecho en el período previo a la Gran Depresión, manteniendo los tipos de interés artificialmente bajos, y arrojando dinero fácil en el sector financiero. La Reserva Federal fue quien infló la "burbuja punto-com" del sector tecnologíco. Cuando estalló la burbuja, la Reserva Federal, con Alan Greenspan a la cabeza, crearon la "burbuja inmobiliaria".
La Reserva Federal mantuvo los tipos de interés bajos y fomentó y facilitó activamente el flujo de dinero al sector de la vivienda. A los bancos se les dio rienda suelta y, de hecho, se animó a hacer préstamos a personas de alto riesgo, que nunca serían capaces de pagar su deuda. Una vez más, la clase media, sólo existía en el mito del "libre mercado".
Al mismo tiempo, durante todo la década de 1990 y en la década de 2000, el papel de la especulación como instrumento de guerra financiera se hizo evidente. Dentro de la economía global neoliberal, el dinero puede fluir fácilmente hacia dentro y fuera de los países. Así, cuando se debilita la confianza en la perspectiva económica de una nación, se puede dar un caso de “fuga de capitales”, donde los inversionistas extranjeros venden sus activos en moneda nacional y eliminan su capital de ese país. Esto termina con el inevitable colapso de la economía de las naciones.
Le sucedió a México en 1994, mientras se incorporaba al NAFTA, cuando los inversores internacionales especularon contra el peso mexicano, apostando a que iba a colapsar; cambiaron sus pesos por dólares, lo que devaluó el peso y derrumbó a la economía mexicana. Fue seguida por la crisis financiera de Asia Oriental en 1997, donde durante toda la década de 1990, el capital occidental había penetrado en economías de Asia Oriental, especulando en bienes raíces y mercados bursátiles. Sin embargo, esto dio lugar a un exceso de inversión, mientras la economía real (producción, manufactura, etc.) no podía seguir el ritmo de los capitales especulativos. Así, el capital occidental temió una crisis, y comenzó a especular contra las monedas nacionales de las economías de Asia Oriental, lo que provocó la devaluación y un pánico financiero mientras el capital huía de Asia Oriental hacia los sectores bancarios occidentales. Las economías colapsaron y el FMI llegó a "reestructurar" en consecuencia. La misma estrategia se aplicó a Rusia en 1998 y a Argentina en 2001.
[Ver: Andrew Gavin Marshall: Forjando un "Nuevo Orden Mundial" bajo un Único Gobierno Mundial, 13 de agosto de 2009]
A lo largo de la década de 2000, la burbuja inmobiliaria se infló más allá de toda medida, y cerca de la mitad de la década, los indicadores apuntaron auna crisis en el mercado de bienes raíces y formaron una burbuja inmobiliaria comercial. Esta burbuja todavía tiene que estallar.
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