“Fue como si en 1945 los venezolanos hubiéramos hecho presidentes, en una sola pieza, a Andrés Eloy Blanco junto a Rómulo Gallegos. Havel era un poeta dominado por la ética (…) de vez en cuando pasan cosas bellas en el mundo”, compara Poleo.
A continuación la columna completa de Rafael Poleo:
Cuando los checos, que acababan de sacudirse del imperialismo ruso, hicieron presidente a Václav Havel en 1989, fue como si en 1945 los venezolanos hubiéramos hecho Presidentes, en una sola pieza, a Andrés Eloy Blanco junto a Rómulo Gallegos.
Havel era un poeta dominado por la ética, un animal impolítico de quien debía suponerse que no sobreviviría a un oficio inventado por el diablo – el ejercicio del poder.
Sobrevivió, no obstante, al poder, justamente por la fuerza de la ética, la misma que le había permitido sobrevivir a la pulmonía mal tratada en la cárcel comunista.
Por efecto de demostración, la ética se convirtió en algo a respetar por aquella sociedad renaciente que poco después habría de llamarse simplemente la República Checa. De vez en cuando pasan cosas bellas en este mundo.
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