Hitler, Fidel, Chávez y Cristina
Por Jorge
Omar Alonso
Por Jorge Omar Alonso para el Informador Público
En 1933, Hitler conseguía la ascensión al poder por vías
totalmente legales; para ello se sirvió de las frustraciones de los alemanes
para presentarse como el único capaz de reparar esas insatisfacciones. Pero
pronto convertiría a la República en un régimen totalitario, escribió María C.
Núñez García-Cuerva de la Universidad Complutense de Madrid.
En 2011 Cristina Fernández Vda. De Kirchner reasume el
poder por segunda vez y comienza la “profundización del modelo” prometida, que
ha de desembocar en autoritarismo.
Desde el punto de vista político, Hitler asumió todo el
poder, acabó con la oposición (tanto la exterior como la del propio partido) y
convirtió Alemania en un estado unitario y centralizado.
En cuanto a lo político, con la suma total del poder
avalado por una amplia mayoría que votara “el modelo”, la autócrata argentina
ya con la oposición aniquilada y con un parlamento a su entero “servicio”, no
tuvo inconveniente en que se le aprueben leyes en tiempo record.
Para el poder (y posteriormente mantenerlo), Hitler
utilizó la información, a la que transformó en propaganda. Es así cómo la
propaganda va a desempeñar un papel fundamental en el desarrollo y
consolidación del nazismo (prueba de ello es que sólo unas semanas después de
la ascensión de Hitler al gobierno se creaba el Ministerio de Propaganda,
dirigido por Goebbels.
La gran batalla que libra como propia el régimen
kirchnerista es contra los medios independientes del discurso oficial mediante
distribución arbitraria de la propaganda oficial, aprietes fiscales y
judiciales, y difamación de periodistas no complacientes con el relato oficial.
La aportación del nazismo al campo comunicativo es que
puso las bases de la propaganda moderna. Sus resultados hacen que se hable “de
la sociedad alemana de los años 30 y 40 como de una sociedad hipnotizada”. Su
finalidad era conseguir la identificación del partido con el estado, y, para
ello, todos los medios de comunicación debían estar bajo el control estatal.
La sociedad argentina es evidentemente una sociedad
hipnotizada no cabe ninguna duda, por el relato del régimen creado con
conceptos falsos, que incluye también una revisión sin sentido de la historia
argentina para desarticular las supuestas falacias de lo que han dado en llamar
“la historia oficial” y adecuarla al discurso del régimen.
Con la llegada de Hitler al poder se creó la Cámara de la
Prensa, órgano del nazismo para la dominación de la industria editorial.
El “cristinismo” actual mediante la ley que declara de
interés general la distribución del papel de prensa, es un instrumento
particularmente importante de control político sobre cualquiera que esté
envuelto en la producción, funcionamiento y distribución de periódicos y otras
publicaciones periódicas, como lo fue en el nazismo.
El control estatal de la prensa estaba organizado en
forma piramidal: en la cúspide se encontraba el ministerio de Goebbels, por
debajo de él tenemos la Cámara de Cultura, por debajo de ésta, la Cámara de la
Prensa.
“En un Estado totalitario la situación es,
permanentemente y en todos los campos, la misma que en los demás países domina
algunos ámbitos en tiempos de guerra. Se ocultará a la gente todo lo que pueda
provocar dudas acerca de la competencia del Gobierno o crear descontento. Las
bases de comparación desfavorable con las condiciones de otro lugar; el
conocimiento de las posibles alternativas frente a la dirección efectivamente tomada;
la información que pueda sugerir el fracaso del Gobierno en el cumplimiento de
sus promesas o en aprovechar las oportunidades de mejorar la situación, todo se
suprimirá. Por consecuencia, no habrá campo donde no se practique una
intervención sistemática de la opinión y no se fuerce a una uniformidad de
criterios”. (Camino de Servidumbre,
Friedrich A. Hayek).
Aquel se proponía demostrar la esencial identidad de
socialismo y totalitarismo, que nos lleva a la figura de nuestra autócrata
autóctona quien se está revelando como la mejor alumna de Fidel y Chávez.
Por lo pronto parece que con relativo éxito está poniendo
en la práctica las recetas ya probadas por estos socialismos, que significara
un completo envilecimiento de la vida de la Nación argentina.
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