Si se compara la violencia
asociada al narcotráfico en Río de Janeiro, México y Colombia, la
capital carioca ostenta el dudoso honor de ser la que registra más
enfrentamientos a partir de acciones policiales, según un estudio.
Además, la estrategia de las Unidades de Policía Pacificadora (UPP), intenso despliegue de agentes para expulsar a las bandas de narcos, parece haber invertido esa tendencia.
Según el estudio del Observatorio Internacional de Violencia Asociada al Narcotráfico (Obivan), los enfrentamientos violentos entre supuestos traficantes de estupefacientes y los agentes, tienen en estos el detonante de forma más habitual que en Colombia o México.
"En el caso de Río de Janeiro, está claro el protagonismo de la acción estatal en la generación del choque violento", dice el politólogo André Rodrigues, del Instituto de Estudios de la Religión (ISER).
Rodrigues afirma que la mayoría de los choques relacionados con el tráfico de drogas en Río se dan entre fuerzas policiales y grupos de narcotraficantes parten de una incursión policial. Ese fue el caso en la mitad de los enfrentamientos de 2009.
"En el caso de Colombia y México, hay una violencia mucho más protagonizada por parte de los narcotraficantes, más agresiva, que ataca mucho más que en Río de Janeiro", comenta el investigador.
clic En fotos: la toma de la favela Rocinha
Factor UPP
El estudio, no obstante, también reveló un cambio en el patrón de violencia en la fase más reciente, entre 2007 y 2010."Las intervenciones militarizadas de Brasil y México tuvieron efectos muy diferentes"
Benjamin Lessing, Obivan
Los datos, pendientes de ser perfilados, según Rodrigues, indican de forma preliminar que el número de combates cayó de 438 a 271.
Sin embargo, los enfrentamientos entre diferentes facciones de narcotraficantes permanecen relativamente constantes, con 47 en el primer periodo y 39 en el segundo.
"Esa caída parece indicar una reducción del protagonismo policial en los episodios de violencia, lo que se puede relacionar con las UPP", comenta Rodrigues.
"Lo que las UPP hacen es retirar la participación de las instituciones policiales como actores activos del proceso de producción de combates en Río".
La política lleva a patrullas a las favelas de cara a eliminar el control territorial sobre la zona que ejercen las bandas armadas de narcotraficantes.
Iniciada en diciembre de 2008, la primera unidad fue instalada en Santa Marta, en el sur de la ciudad.
clic Lea también: La otra estrategia contra el narcotráfico
Río contra México
El politólogo estadounidense Benjamin Lessing, coordinador de Obivan, trabaja en estudios comparativos de las dinámicas de violencia entre las fuerzas del Estado y de traficantes de drogas en México, Colombia y Río."Las intervenciones militarizadas de Brasil y México tuvieron efectos muy diferentes", afirma el investigador.
Pese a la campaña del presidente mexicano, Felipe Calderón para eliminar los carteles, la violencia asociada al tráfico de sustancias ilícitas continúa en sostenida escalada desde 2006.
En la capital carioca, la estrategia comenzó a ser adoptada por las UPP "han funcionado", opina Lessing, al menos en el objetivo de cambiar la estrategia del narcotráfico.
Para el politólogo, el factor clave para explicar la diferencia entre ambos países está en lo que llama "condicionalidad" de la violencia. Si el estado adopta una política incondicional de combate a todos los narcos al mismo tiempo, como en México, los carteles saben que van a sufrir la misma represión independientemente de sus conductas criminales.
Respecto a la política adoptada por el alcalde Sergio Cabral en Río, Lessing considera que hay "una represión condicional" que crea un incentivo para que los narcotraficantes no recurran a la violencia.
"El Estado aparece con mucha fuerza, pero sólo aplica todo su potencial si los narcotraficantes optan por el enfrentamiento. Si huyen, no usan la violencia, se los deja más o menos en paz. Pueden traficar, hasta quedarse con una proporción del lucro del mercado de la droga, desde que no recurran a la violencia", explica Lessing.
Así, afirma que la situación en México es alarmante, ya que la violencia continúa disparándose. "En 2011, el país superará los 17.000 homicidios. Lo que los mexicanos pueden aprender del caso brasileño es que un cambio no depende sólo del nivel de fuerza aplicado, sino de la forma en que se aplica la fuerza. Y eso, fue lo que llevó a cambiar la dinámica del tráfico que vemos en Río".
Periódicos y estadísticas
"Percibí que no hay un registro histórico de la violencia asociada al narco, no conocemos las dinámicas ni la estructura de esa violencia, afirma.
En colaboración con investigadores de Río, México y Colombia, Obivan está recopilando los episodios reportados en los diarios de cada lugar gracias a la financiación de la Open Society Foundation y el Centro Andino de Fomento (CAF).
El banco de datos contendrá elementos de la violencia más allá de los que suelen estar en las estadísticas oficiales, como los tipos de conflictos, quiénes estaban envueltos, quién tomó la iniciativa, si hubo requisa de drogas, si hubo heridos o daños materiales, etc.
Cuestionado sobre la viabilidad de comparar dos países con una ciudad, Lessing relata que optó por hacerlo así porque sólo la violencia de Río tiene una dimensión comparable a la de México y Colombia y porque las políticas de seguridad se desarrollan en el ámbito estatal.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario