Wirikuta, una tierra ancestralmente sagrada para los huicholes, es amenazada por intereses de la transnacional minera, First Majestic, con complacencia del gobierno de México
“En Wirikuta están nuestros guardianes. Es nuestra catedral y dentro de ella hay varias capillas. También es una universidad. Ahí esta nuestro hermano el venado y el padre Sol para dar luz en el mundo. Nosotros somos sus discípulos. Esto es lo que defendemos.” Así define Santos de la Cruz, uno de los voceros de una organización Huichila de defensa, el territorio sagrado para la cultura Wixárika.
Wirikuta corresponde a un área repartida entre los estados de San Luís Potosí y Zacatecas, en la región centro-norte de México. Desde 1988 fue incluido en la red mundial de sitios sagrados naturales de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Además, está catalogada como reserva ecológica, natural y cultural, por autoridades estatales.
A pesar de esto, y aún después de que en 2008 el presidente de México, Felipe Calderón, acudió a Wirikuta, vestido con indumentaria huichola, a firmar el pacto Huauxa Manaka, destinado a defender la preservación y desarrollo de la cultura de este pueblo, hoy, esta tierra ancestralmente sagrada, se encuentra bajo una latente amenaza, tal vez la mayor de su historia: la explotación área por una transnacional minera, de nombre First Majestic, la cual recibió, en un acto vil, 22 concesiones por parte del gobierno federal. Así, se le concedieron a la minera canadiense el derecho a explotar 6 mil 326 hectáreas que incluyen 70 por ciento de la superficie de Wirikuta y la antigua mina Real de Catorce.
La flagrante irresponsabilidad del gobierno mexicano representa una ofensa múltiple, tanto a los recursos naturales, como a la preservación del medio ambiente, y de las culturas Wixarika, una de las más vivas y coloridas de este país.
“Los indígenas han ido quedando en el territorio menos productivo y la empresa avanza. A lo largo de toda su historia el pueblo huichol ha sido relegado; la diferencia con otros pueblos es que se había mantenido en territorios más inaccesibles, pero ya le tocó. Y en una época en que la aceleración de la explotación es mayor.” afirma Alfredo López Austin, investigador del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México y uno de los más destacados estudiosos mexicanos.
López Austin agrega, refiriéndose al choque que resulta de los preceptos del capitalismo occidental, cuyos pilares se sostienen en el consumo y la “obligación” de controlar las fuerzas naturales y explotar los recursos ambientales, y la cosmogonía Wixárika, dentro de la que cada ingrediente de la cotidianeidad es, per se, sagrado, comenzando por todos los elementos contenidos en el entorno natural:
“Debemos tomar en cuenta que hay una gran distancia entre el territorio sagrado y la tierra como propiedad privada o comunal. Hay una parte de los mexicanos que tienen derecho a su territorio en sentido amplio, porque en él han formado su cultura, su religión; la percepción de su subsistencia, una fuente de riqueza y entrega. Esto es clarísimo entre los huicholes.”
“Su concepción del mundo implica penetrar en territorio sagrado. Una entrega de todo el grupo peregrinante frente a lo divino y que esperan sea el móvil de lo divino hacia ellos. Quitarles esta oportunidad a estos grupos humanos, apropiarse indebidamente de su territorio, es troncharles sus esperanzas de vida. No es cuestión de fe. Es toda una forma de ser cultural, a la que tienen derecho.”
Te invitamos a que consultes el blog Salvemos a Wirikuta, para consultar información actualizada en las próximas semanas y que te unas a la página de Facebook
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