06 diciembre, 2011

Peña, literatura y consecuencias

Martín Moreno
"Cualquiera puede cometer un error", justificó Enrique Peña Nieto su resbalón literario en la FIL de Guadalajara. Tiene razón, porque errar es de humanos. Sin embargo, el fondo fue la reacción en avalancha en redes sociales y su innegable efecto: la figura del político que encabeza las encuestas presidenciales rumbo a 2012 ha sido desacralizada. Cayó el manto de intocable.

Y no se trata de crucificar a Peña por confundir a Fuentes con Krauze. Si bien fue un dislate mayúsculo acentuado por los titubeos lingüísticos de Peña Nieto -en un evidente vacío cultural que por momentos cayó en lo grotesco y del cual, vía tuit, el priista reconoció el error-, el simple hecho de la confusión de apellidos podría quedar en una mera anécdota. Pero no es así. Esa interpretación sería superficial.

Lo fundamental radica en la reacción de las redes sociales, vía Twitter.

El resbalón de Peña abrió la llave de la opinión pública. El chorro de la crítica comenzó a salpicar al país. Las reacciones se multiplicaron por cientos de miles. La mayoría mofándose del error del priista, pero desnudando, de paso, que para la elección presidencial no habrá candidatos sagrados o impolutos. Que cualquier tropezón será registrado, evaluado y juzgado por los twitteros -votantes-. Gran parte de ellos tiene en la bolsa credencial de elector. Ese es el fondo.

Y no es exagerar.

"Ayer domingo al mediodía, cuando era más intensa la catarata de comentarios sobre #Librería Peña Nieto, los mil 500 tuits se lograron en apenas 25 minutos que fueron vistos por 298 mil 489 personas con 809 mil 450 impactos, pues 535 tuits fueron originales y 914 retuiteados. Es decir, un tuit por segundo. Una ráfaga de críticas que Peña nunca había recibido. Esa lluvia fue intensa, desde el sábado por la noche y todo el domingo", reveló Roberto Zamarripa en Reforma (Tolvanera 5/XII/2011).

Cierto: en unas cuantas horas, Peña Nieto recibió una cantidad de críticas infinitamente superior a la observada durante su gestión como gobernador del Estado de México e inclusive desde que se registró como precandidato del PRI a la Presidencia.

¿Consecuencia? El efecto Peña Nieto sufrió un raspón evidente en cuanto a imagen pública, pero una horadación profunda en ese ropaje y halo de intocable que lo cubrían antes de que incursionara en esas arenas movedizas que representa la literatura para los políticos.

Allí quedan para el recuerdo los desatinos de Vicente Fox -emblema político de la ignorancia literaria- con su desafortunado "José Luis Borgues" en lugar de Jorge Luis Borges.

O cuando Josefina Vázquez Mota llamó "La ciudad más transparente" a la novela de Carlos Fuentes. En realidad se llama La región más transparente.

La diputada local Edith Ruiz Mendicuti dijo que José Emilio Pacheco había escrito Un tranvía llamado deseo (el autor es Tennessee Williams).

Y qué tal cuando el dipuhooligan, Christian Vargas, dijo sobre Pacheco: "Me quito el sombrero, desde la escuela conocimos su obra, y yo recuerdo mucho Crónica de una muerte anunciada". Ni cómo ayudarle.

Ayer, Ernesto Cordero pagó la mofa contra Peña: en el noticiero de Sergio Sarmiento y Lupita Juárez, lo criticó por confundir a Fuentes con Krauze, pero el panista le cambió el nombre a la escritora colombiana Restrepo: le dijo Isabel en lugar de Laura. "Igual y me agarraron muy temprano y me apena mucho porque Laura sí es una autora que a mí me gusta mucho", explicó Cordero.

El que no cae, resbala.

Y sí, cualquiera comete -o cometemos- un error.

Pero lo de fondo es la manifestación popular y el parámetro ciudadano en el que se ha convertido el Twitter. Innegable es su importancia en las redes sociales y en su efecto para evaluar a personajes públicos. Es un desfogue social.

Lo importante no es en sí el yerro de Peña Nieto, aunque lamentable para alguien que aspire a gobernar a un país y que debe tener una base de cultura mínima, sobre todo en cuanto a escritores mexicanos. Lo relevante es que, en las últimas horas, se desacralizó la figura del puntero en las encuestas presidenciales. De un jalón se descobijó el manto sagrado que lo cubría y que lo presentaba como personaje intocable.

Lo que no se debe tolerar es esa expresión ofensiva de @JojoTorre, que escribió en defensa de Peña Nieto: "Un saludo a toda la bola de pendejos, que forman parte de la prole y solo critican a quien envidian", y que fue retuiteado por Paulina Peña, hija del virtual candidato presidencial del PRI. Así no.

Tuvo que salir Enrique Peña Nieto a ofrecer una disculpa por lo retuiteado por su hija. "Fue una reacción emotiva por mi error en la FIL", citó Peña.

Horas de errores político-literarios, de ofensas y de disculpas públicas.

Por lo demás, bien harían nuestros políticos en prepararse mejor a la hora de hablar de libros y de literatura.

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