20 diciembre, 2011

Vida y muerte en secreto

Vida y muerte en secreto

Persona leyendo la prensa
La muerte de Kim Jong-il fue anunciada 48 horas después de haber ocurrido.
Los organismos de inteligencia en Estados Unidos y Corea del Sur aún están perplejos ante el total desconocimiento de señales provenientes de Corea del Norte que indicaran que el líder Kim Jong-il sufría algún tipo de problemas de salud.
Lo peor es que incluso tuvieron que enterarse de su muerte solo después de que la televisión estatal norcoreana diera a conocer la noticia casi 48 horas después de su fallecimiento.
Quizás nunca se conozcan las circunstancias exactas en las que murió el "Querido Líder" o al menos esa incógnita perdurará mientras siga en pie el que es considerado uno de los regímenes más cerrados del planeta.
No funcionaron satélites espías ni toda la tecnología asociada a ellos. Tampoco sirvió de algo la información suministrada por desertores norcoreanos ni el hecho de que la capital de Corea del Sur, Seúl, está a menos de 60 kilómetros de la frontera con su vecino del norte.

Cuando un régimen carece de canales de información abiertos y su círculo de poder es tan blindado, cualquier mecanismo de penetración desde afuera luce -y de hecho es- inefectivo.
Mucho menos puede hacer el periodismo externo algo al respecto.


"Depredador de libertad de prensa"
La organización no gubernamental Reporteros sin Fronteras describió en más de una oportunidad al régimen de Kim Jong-il como un "depredador de la libertad de prensa" y en su índice de libertad de expresión del 2010 colocó a este país asiático en el penúltimo lugar, sólo superado por Eritrea.
Kim Jong-il
La radio, la televisión y la internet son fuertemente controlados por el régimen a tal punto de que los habitantes de Corea del Norte deben registrar ante las autoridades policiales los aparatos radioeléctricos que poseen aunque estos ya están previamente modificados para recibir sólo una señal.
Por ejemplo, una red de la radio estatal está directamente conectada a residencias y lugares de trabajo a través del cable y no tiene frecuencia abierta para ser recibida fuera del país porque el régimen considera que la información que allí se da a conocer es muy sensitiva para ser tomada desde el extranjero.
De esta forma el gobierno norcoreano cumple dos objetivos, dar sólo un tipo de información a sus ciudadanos y además evitar que desde afuera se conozca.
Algunos desertores del régimen que han logrado llegar a Corea del Sur aseguran que muchas personas toman el riesgo y abren sus aparatos de radio registrados con el fin de poder sintonizar otras señales provenientes de Corea del Sur a sabiendas de que esto es un delito.
El acceso a internet está restringido a una pequeña elite que ha recibido el visto bueno del régimen, además de extrajeros que viven en Pyongyang.
El uso de celulares fue prohibido en 2004, pero un nuevo servicio fue reintroducido en 2008 operado conjuntamente por la empresa egipcia Orascom y la estatal Corporación Coreana de Correo y Telecomunicaciones.
Pese a su elevado costo, el uso de celulares se ha vuelto muy popular entre quienes pueden tener acceso a él: los miembros más destacados del Partido de los Trabajadores de Corea del Norte.
Mientras tanto, para el consumo externo de noticias, el régimen norcoreano posee una agencia estatal, la KCNA, que lanzó en 2010 su sitio en internet que ofrece a sus lectores informes, fotografías y videos en cinco idiomas, incluidos el inglés y el castellano.
Trabajo periodístico doblemente complicado
Este modelo de información única y dirigida desde el gobierno norcoreano posiblemente ha ayudado a mantener el status quo.
Además ha obligado a la prensa internacional, entre ella la BBC, a trabajar a partir de muy poca información, lo que hace que el trabajo periodístico sea en muchos casos muy impreciso, basado en conjeturas, testimonios fragmentados o partiendo de datos que sólo deja filtrar el régimen de Pyongyang.
Por estas razones, cuando desde esta redacción se escribe algo proveniente de Corea del Norte el trabajo es doblemente complicado.
Sobre todo cuando se intentan aclarar -por ejemplo- las razones detrás del hundimiento de un buque de guerra surcoreano o cuando se busca determinar con exactitud la real amenaza nuclear norcoreana o para establecer en qué momento el país estará de nuevo cerca de una hambruna o hasta qué punto el virtual sucesor del régimen, Kim Jong-un, será capaz de mantener unificado al país.
La muerte de Kim Jong-il, anunciada 48 horas después de haber ocurrido, sólo nos ha demostrado lo aislados que seguimos estando de los norcoreanos y lo lejos que están ellos de su mundo exterior.

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