06 diciembre, 2011

Violento paranorama para América Latina en el futuro cercano

Violento paranorama para América Latina en el futuro cercano

Foto Ilustrativa
Por Andrés A. Solis

Ciudad de México.- El clima de violencia que vive América Latina en general y varios países en particular se prolongará por varios años, pues es la población joven sin acceso a oportunidades de educación y desarrollo la que se encuentra inmersa en el círculo de crimen y asesinatos, según revela el “Estudio Global de Homicidios 2011”, elaborado por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC por sus siglas en Inglés).

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En el hemisferio y especialmente en Centroamérica, una persona joven tiene 400 por ciento más probabilidades de morir asesinado por arma de fuego antes de cumplir los 32 años de edad, que en otras partes del mundo.

De acuerdo al Informe de la UNODC, en el año 2010 se cometieron alrededor de 468 mil asesinatos en todo el mundo, 36 por ciento en África, mientras que 31 por ciento se registraron en América. Sin embargo, el mismo informe revela que es en el continente americano donde la mayoría de homicidios se realizan con armas de fuego, convirtiendo a la región en una zona altamente violenta.

Resalta el hecho de que “el índice de homicidios cometidos por varones en este continente es el más alto del mundo, mientras que el referente a mujeres se posiciona en el segundo lugar después de África”.

Consecuencia de consecuencias

Para Antonio Luigi Mazzitelli, jefe Regional de la UNODC para México y Centroamérica, en nuestra área geográfica la crisis de violencia se ha incrementado en los últimos cinco lustros como consecuencia de tres factores: 1) el tráfico sin control de armas de fuego, 2) las operaciones de bandas del crimen organizado que compiten por territorios y 3) la perversa combinación de falta de oportunidades de desarrollo y la desigualdad en la distribución de la riqueza que ha generado un aumento en los niveles de
pobreza.

”El crimen y la violencia en una sociedad desigual, que no logra ofrecer a los jóvenes lo que promete a través de los modelos de consumo, seguramente contribuye. Esto es algo que nos debiera hacer reflexionar”.

En América, agregó, 71 por ciento de los homicidios son operados con armas de fuego, mientras que en Europa es apenas el 21 por ciento. “Eso nos dice que hay más armas y es más fácil que se cometan homicidios”.

A esta situación, agrega Mazzitelli, debe sumarse el alto nivel de impunidad y las deficiencias de los sistemas penitenciaros. Una mínima parte de los crímenes son sancionados y quienes son sentenciados a penas corporales normalmente no son rehabilitados, sino que por el contrario, al salir de prisión normalmente son reincidentes.

El funcionario de Naciones Unidas alertó a los gobiernos a que no vean este Informe Global de Homicidios 2011 sólo desde los números.

“El Informe subraya que no son los números lo que los Estados deben de mirar, sino cuáles son las condiciones que llevan a números tan importantes” y resaltó la diferencia por ejemplo entre alguna de las islas de El Caribe y países de Centroamérica, que enfrentan situaciones distintas de desarrollo, pero niveles similares de violencia y entonces deben atacarse las causas en función de la propia realidad de cada Nación.

Tabla de la Violencia

Según el Informe Global de Homicidios, en América, los países más violentos son Colombia, Guatemala, El Salvador, Honduras y Jamaica, donde la tasa de homicidios supera los 35 por cada cien mil habitantes; mientras que en Canadá, Chile y Cuba se registran tasas similares a las de países europeos con menos de tres asesinatos por cada 100 mil habitantes.

Sin embargo, aún cuando a nivel nacional se puedan registrar tasas medianamente bajas, como el caso de México (entre 10 y 20/ 100 mil hab.) o Brasil (entre 20 y 25/ 100 mil hab.), en ciertas regiones de estos países se reportan tasas superiores en más del 100 por ciento a las peores del mundo. En Chihuahua, Durango y Sinaloa, México, o en Río de Janeiro en Brasil, la tasa supera los 60 asesinatos por cada 100 mil habitantes.

En México, agrega el reporte de la ONU, “los asesinatos están concentrados en un pequeño número de entidades. Chihuahua, Sinaloa, Guerrero y Baja California representan tan sólo el 11 por ciento de la población del país, pero el 41 por ciento de todos los homicidios registrados”.

Aunque se han registrado casos paradigmáticos como el de Sao Paulo en Brasil, donde han logrado reducir dramáticamente el índice de homicidios en un 70 por ciento entre 2011 y 2009.
Falta una Policía más profesional

Antonio Luigi Mazzitelli, jefe Regional para México y Centroamérica de la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito resaltó la urgencia de revertir los altos niveles de desigualdad en el hemisferio, para acotar espacios a la criminalidad, pero también es fundamental el rediseño de las corporaciones policiales.

Se necesita una “policía preventiva que sepa controlar el territorio, reducir las amenazas antes de que se vuelvan homicidio o también la utilización de otros instrumentos” para responder a las necesidades de cada región.

Citó el caso de Colombia, en donde en algunos lugares habia una notoria falta de presencia del Estado y la respuesta fue llevar no sólo al Ejército o la Policía, sino también escuelas y hospitales en zonas que presentaban debilidades y oportunidades para fenómenos de guerrilla, narcotráfico e ilegalidad.

Pero no es sólo una responsabilidad de los gobiernos, sino también de la sociedad civil que debe asumir su propia responsabilidad en inhibir la incidencia criminal.

“México está viviendo una experiencia que es de alguna manera piloto, en el sentido que se está desarrollando, gracias a las criticas y al diálogo a veces duro entre la sociedad civil y las instituciones, un debate acerca de lo qué es seguridad, de lo que son las responsabilidades de cada uno, para la construcción de una seguridad compartida”.

Mazzitelli aclaró que el papel de la sociedad civil es también ocupar el territorio. Monitorear no sólo que no sucedan actos criminales, sino también monitorear que las Instituciones hagan su trabajo de brindar seguridad y por ello es importante fortalecer la denuncia ciudadana.

Otro caso destacado, agregó, es el de Chile, que tras la dictadura militar tuvo que reconstruir todas sus instituciones con la participación de todas las fuerzas políticas y bajo la premisa del interés público.

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