Los resultados de casi la mitad de los 1.774 distritos del estado mostraban que Santorum, Romney y Paul encabezaban la votación, con una diferencia magra. Incluso, los tres se turnaron en varias ocasiones el primer lugar, a medida que avanzaba la noche, en la contienda más apretada desde que Iowa comenzó a abrir la temporada de elecciones internas en las campañas presidenciales, hace cuatro décadas.
El ganador de las asambleas podría obtener un impulso significativo en sus aspiraciones —y un motivo para alardear en su discurso— de cara a las primarias de Nueva Hampshire, previstas para el 10 de enero, a las que seguirán las elecciones internas en Carolina del Sur y Florida este mismo mes.
Cada uno de los tres punteros se esforzó por mostrar que es distinto a los demás, y aportó un estilo peculiar a la contienda.
Santorum, ex senador por Pensilvania, orquestó una campaña tradicional, en la que dedicó casi la totalidad de sus 250 días de campaña a realizar actos en el estado, con la esperanza de emerger como la alternativa predilecta de los conservadores frente a Romney. Parece haberlo logrado en la semana más reciente de actos proselitistas.
Romney, ex gobernador de Massachusetts, se basó en la organización y en el dinero, y fue ayudado por aliados con grandes recursos, quienes pagaron anuncios televisivos que atacaban al ex líder de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, y a otros rivales. Ello permitió que Romney se promoviera como un ex empresario que sabe como generar empleos y que es capaz de vencer a Obama.
Paul, congresista por Texas, fue una suerte de combinación entre las dos estrategias anteriores, con dinero y organización. Recibió el apoyo de los participantes más jóvenes en las asambleas, gracias a una postura de tendencia libertaria que incluyó un exhorto a legalizar la marihuana y a traer de vuelta a las fuerzas militares estadounidenses que están emplazadas actualmente en el extranjero.
Independientemente de cuál de los tres gane en Iowa, parecía probable que el porcentaje de votos sea el más estrecho en la historia de estas asambleas aquí. El ex senador Bob Dole tuvo un apoyo de 26,3% de los participantes en 1996, cuando ganó la candidatura.
La economía y el déficit presupuestario federal eran los principales temas de campaña, considerados más importantes que el aborto y la atención a la salud, de acuerdo con un sondeo entre los primeros asistentes a las asambleas.
Aproximadamente un tercio de los encuestados dijo que quería un candidato que pudiera derrotar a Obama, y tendía a votar por Romney. Paul y Santorum compartieron las preferencias de un 25% de los participantes, la proporción que consideró prioritaria la elección de un aspirante genuinamente conservador.
Y Santorum sería favorecido por quienes dijeron que su prioridad era un candidato con una moral intachable, así como entre los participantes que tomaron su decisión de último momento.
Asimismo, Paul tenía buena aceptación entre los participantes más jóvenes, incluidos muchos que asistían por vez primera a las asambleas.
La encuesta de Edison Media Research para The Associated Press y algunas cadenas televisivas se basó en entrevistas con más de 700 personas que llegaron a 40 asambleas distritales en el estado.
Los resultados de 878 de los 1.774 distritos mostraban que Santorum tenía el 24,3%, Romney el 23,6% y Paul el 21,8. Santorum tenía 13.594 votos, Romney 13.204 y Paul 12.205
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