Por Antonio José Chinchetru
El populista Rafael Correa sigue
tratando de apretar las ataduras con las que impedir que los medios de
comunicación puedan criticarle o apoyar a sus rivales políticos. Es más,
la nueva mordaza que quiere imponer –que se sumaría a las ya
existentes– buscaría incluso castigar que se publiquen informaciones que
le perjudiquen. El presidente de Ecuador quiere prohibir cualquier:
"... promoción directa o indirecta ya sea a través de reportajes, especiales o cualquier otra forma de mensaje, que tienda a incidir a favor o en contra de determinado candidato, postulado, opciones, preferencias electorales o tesis política".
El hecho de que quiera proscribir
cualquier artículo de opinión, o intervención radiofónica o televisiva,
apoyando y pidiendo el voto para un candidato (o, por el contrario,
solicitando que no se apoye con el sufragio a uno u otro aspirante) ya
es una restricción autoritaria de suma gravedad. Pero en este caso,
Correa va incluso más allá con la referencia a los "reportajes,
especiales o cualquier otra forma de mensaje".
Con estas ocho palabras quedan
proscritas todas las noticias que le perjudiquen. Cualquier juez deseoso
de complacer al mandatario ecuatoriano –y ya han sido varios los que
han demostrado entrar en esa categoría– podría decir que una información
de ese tipo "tiende a incidir en contra" del mandatario o alguno de sus
aliados. Eso se aplicaría, por ejemplo, a cualquier publicación sobre
abusos de poder evidentes y a sentencias en los tribunales contra Correa
o algún miembro de su Gobierno. Lo mismo podría ocurrir, por seguir con
ejemplos, con publicaciones referidas a unas malas cifras económicas o
problemas en la política exterior de Ecuador.
Llevada a su lógica más absoluta, la
reforma que quiere imponer Correa llega a proscribir informar sobre la
campaña electoral en curso. Cualquier información que se dé, aunque sea
una simple enumeración de lemas electorales, puede "incidir a favor o en
contra" de quienes son objeto de la cobertura informativa.
Pero no sólo se cercenaría la libertad
tanto para informar de datos objetivos como para tomar partido por un
candidato u otro. Se prohibiría incluso defender ideas políticas que no
favorecen o perjudican a un determinado candidato o partido. Al ampliar
las prohibiciones a todos aquellos contenidos que podrían afectar a
cualquier "tesis política", la legislación impediría, por ejemplo,
entrevistar a alguien que defendiera el abstencionismo.
Correa avanza, cada vez menos lento y al
mismo tiempo más firme, en su estrategia destinada a destruir de forma
definitiva la libertad de expresión en Ecuador. Muchos tiranos
comenzaron de forma similar en sus países.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario