13 enero, 2012

El fraude del tierra por paz

La llegada al poder de las fuerzas del islam yihadista en Egipto coloca a Estados Unidos y a las demás potencias occidentales en una posición incómoda. Estados Unidos es el garante del tratado de paz egipcio con Israel. Ese tratado se sustenta en la propuesta de tierra por paz.
Actualizado 13 enero 2012  
Compartir:  Comparte esta noticia en Twitter Añadir a del.icio.us Buscar en Technorati Añadir a Yahoo Enviar a Meneamé  |   Imprimir  |   Corregir  |   Enviar  |   Comentar 0
Caroline Glick   
Israel dio a Egipto el Sinaí en el año 1982 y a cambio obtuvo un tratado de paz con Egipto. Ahora que los islamistas van camino del poder, el tratado en la práctica ha dejado de estar en vigor.
La cuestión surge naturalmente: ¿actuará Estados Unidos en concordancia con su papel de garante de la paz y exigirá al nuevo gobierno egipcio que devuelva a Israel el Sinaí? Porque si la administración Obama o cualquier administración en el poder cuando Egipto anule el tratado no realiza tal exigencia, y reconoce al nuevo gobierno, y si la Unión Europea no apoya la exigencia, el concepto entero de tierra por paz queda en entredicho como un fraude.
De hecho, la fórmula de tierra por paz quedará en evidencia como un doble fraude. En primer lugar, se sustenta en la propuesta falsa de que el proceso de paz es una calle con dos sentidos. Israel cede territorio, los árabes dan paz. Pero la inevitable muerte del acuerdo de paz egipcio-israelí bajo el régimen yihadista egipcio deja claro que la fórmula de tierra por paz es una calle de un único sentido. Las cesiones israelíes de territorio son permanentes. Los compromisos árabes con la paz pueden revocarse con libertad.
Luego están las garantías de seguridad norteamericanas y europeas supuestamente férreas que acompañan a los acuerdos firmados. Todas las promesas estadounidenses y europeas realizadas a Israel -- de que van a respaldar al estado judío cuando asuma riesgos por la paz -- quedan en evidencia como mentiras sin valor. Ya lo estamos viendo en la actualidad, nadie está plantando cara por los derechos de Israel. Nadie está insistiendo en que los egipcios cumplan su parte.
Mientras es cada vez más evidente que la Hermandad Musulmana y los partidos salafistas van a hacerse con la mayoría absoluta del parlamento egipcio elegido democráticamente, gobiernos occidentales y medios de comunicación han argumentado con insistencia que estos movimientos antioccidentales y antijudíos se han vuelto más moderados y pragmáticos. Liderando la carga se encuentra la administración Obama. Sus altos funcionarios han apoyado sin fisuras a la Hermandad Musulmana. De hecho, el líder espiritual de la Hermandad Musulmana Yusuf Qaradawi estaría mediando al parecer entre Estados Unidos y los talibanes.
Qaradawi, un egipcio afincado en Qatar desde 1961, cuando fue obligado a abandonar Egipto debido a su política yihadista, hacía un retorno triunfal a su país natal el pasado febrero tras la caída del presidente Hosni Mubarak. Dirigiéndose a una multitud de unos 2 millones de personas en la cairota Plaza de Tahrir, Qaradawi les lideraba en un coro que les animaba a invadir Jerusalén.
A lo largo de los años, Qaradawi ha decretado numerosas sentencias religiosas que permiten, que obligan en la práctica, la masacre de judíos. En el año 2009 instaba al mundo musulmán a completar el objetivo de Hitler de erradicar al pueblo judío.
En cuanto Estados Unidos, en el año 2003, Qaradawi decretaba una sentencia religiosa que pide la muerte de las tropas estadounidenses en Irak.
TANTO LA HERMANDAD MUSULMANA COMO LOS SALAFISTAS están encantados de satisfacer las necesidades propagandísticas de los periodistas y los políticos occidentales, y de simular que están dispuestos a mantener el tratado de paz con Israel. Pero mientras realizan declaraciones condicionadas dirigidas a los impacientes estadounidenses y europeos, dicen constantemente a los suyos que aspiran a la destrucción de Israel y a la anulación del acuerdo de paz entre Egipto e Israel.
Como documentaba la pasada semana Jonathan D. Halevi, del Jerusalem Center for Public Affairs, en un informe acerca de las posturas de la Hermandad Musulmana y los grupos salafistas de cara al futuro de la paz entre Israel y Egipto, los dos grupos se dirigen a los occidentales en términos generalistas al hablar de su disposición a respetar el tratado, aunque ponen numerosas condiciones a su disposición a respetarlo. Estas condiciones dejan claro que no hay ninguna forma de que vayan a seguir respetando el tratado. De hecho, utilizarán cualquier excusa para justificar su anulación y culpar a Israel. Y lo harán a la primera oportunidad que tengan.
Es posible, y quizá probable, que Estados Unidos suspenda la ayuda militar a Egipto como consecuencia de la anulación por parte de El Cairo del tratado de paz. Pero es imposible imaginar que la administración Obama vaya a cumplir el compromiso estadounidense de garante del acuerdo y exigir a Egipto que devuelva el Sinaí a Israel. De hecho, sólo es ligeramente más probable que una administración Republicana vaya a cumplir el compromiso estadounidense de garante de la paz y exigir la devolución del Sinaí a Israel después de que el régimen islamista egipcio elegido democráticamente encuentre una excusa para anular el tratado de paz.
Es importante tener presente este lamentable estado de las cosas al evaluar las esperanzas de un acuerdo de tierra por paz entre Israel y la Autoridad Palestina. Esta semana, tras meses de intensas presiones de Estados Unidos y la Unión Europea, negociadores palestinos e israelíes se reunían cara a cara por primera vez en 16 meses. Según el Ministro jordano de Exteriores Nasser Judeh, anfitrión del encuentro, los palestinos habrían hecho su propuesta en materia de seguridad y fronteras a Israel. Se supone que las partes se volverán a reunir la semana que viene y se espera que Israel haga su propuesta en estas cuestiones.
Hay varias razones de que estas conversaciones estén condenadas al fracaso. La razón más importante de que vayan a fracasar es que incluso si conducen a un acuerdo, ningún acuerdo entre Israel y los palestinos es sostenible en el tiempo. Imaginando por un momento que el rais de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbás se vuelva contra todo lo que ha dicho los tres últimos años y firme un tratado de paz con Israel en el que prometa paz a Israel a cambio de Jerusalén, Judea y Samaria, este acuerdo no tiene ningún impacto sobre la visión de Israel que tienen los palestinos. Abbás no representa a nadie en la actualidad. Su legislatura terminó hace tres años. Hamás ganó las elecciones palestinas en el año 2006.
Y -- al igual que sus colegas de la Hermandad Musulmana -- Hamás no oculta su intención de destruir a Israel. En un discurso hace dos semanas en Gaza, el líder de Hamás Ismail Haniyeh proclamaba: "Decimos hoy explícitamente para que no se pueda justificar de otra forma, que la resistencia armada y la lucha armada constituyen el camino y la opción estratégica para liberar el territorio palestino, desde el mar Mediterráneo al río Jordán, y para la expulsión de los invasores y los usurpadores israelíes… No vamos a renunciar a un centímetro del suelo de Palestina".
En su visita a su homólogo de la Hermandad Musulmana, Mohammad Badie, en El Cairo esta semana, Haniyeh decía: "El movimiento de resistencia islámico de Hamás es por definición un movimiento yihadista de la Hermandad Musulmana, palestino en apariencia, islámico en su corazón, y su objetivo es la liberación".
CON LOS BRAZOS DE LA HERMANDAD MUSULMANA DE HAMÁS llegando al poder de El Cairo a Casablanca, es difícil de imaginar un escenario en el que un supuestamente pacífico Fatah gana unas elecciones palestinas. Constituye el reconocimiento de este hecho que Abbás haya firmado una serie de acuerdos de unidad con Hamás desde mayo.
De forma que el escenario con más probabilidades de éxito para un acuerdo de paz con los palestinos es que Abbás firme un acuerdo e Israel implemente se retire de Jerusalén, Judea y Samaria expulsando a medio millón de ciudadanos israelíes de sus casas. Hamás llega entonces al poder y anula el tratado, exactamente igual que sus colegas de El Cairo planean hacer con el tratado de paz de su país.
Esto nos conduce a la cuestión de qué es lo que persiguen realmente las fuerzas diplomáticas de Estados Unidos, la Unión Europea y las Naciones Unidas que se han esforzado tanto por lanzar las actuales negociaciones. ¿Qué es lo que están intentando lograr al presionar a Israel a negociar un acuerdo que ellos saben no va a ser respetado por los palestinos?
En el caso de algunas de las partes implicadas, es bastante evidente que quieren debilitar a Israel. Vea el caso de las Naciones Unidas, por ejemplo. En el año 2005, Israel retiró todas sus fuerzas militares y civiles de Gaza. En lugar de recompensar con paz a Israel por ceder territorio, los palestinos transformaron Gaza en un trampolín de lanzamiento de proyectiles balísticos contra Israel. Y en junio del año 2007, Hamás se hizo con el control del territorio.
A pesar del hecho de que Israel brilla por su ausencia en Gaza y de que en realidad está siendo atacado desde Gaza, nadie ha pedido a los palestinos que devuelvan el territorio a Israel. Las Naciones Unidas ni siquiera han reconocido oficialmente que Israel se marchó.
El pasado septiembre, la ONU publicaba otro informe más que considera a Israel ocupante de Gaza. Y obedeciendo esta ficción, las Naciones Unidas -- junto a la Unión Europea y Estados Unidos -- siguen haciendo responsable a Israel del bienestar de Gaza.
Irónicamente, el propio movimiento Hamás niega que Gaza esté bajo ocupación israelí. En una entrevista con la agencia de noticias Ma´an el martes, el líder de Hamás Mahmoud Zahar admite expresamente que Gaza no está bajo ninguna ocupación. Hablando de los planes de Fatah de organizar manifestaciones masivas contra Israel, Zahar dice: "¿Contra quién nos vamos a manifestar en la Franja de Gaza? Cuando Gaza estuvo ocupada, ese modelo era aplicable".
Hamás, la Hermandad Musulmana y Fatah pueden contar libremente la verdad de Israel y de su compromiso con su destrucción sin temor a afrontar ninguna repercusión. Saben que las potencias occidentales no les escuchan. Saben que nunca pagan ningún precio por sus acciones. De hecho, saben que se les va a recompensar.
Desde la apertura del proceso de tierra por paz entre Israel y la OLP hace 19 años, los palestinos han puesto repetidamente de relieve su mala fe. Las cesiones israelíes de territorio han sido recibidas de forma constante con terrorismo palestino. Desde el año 1996, las fuerzas de seguridad palestinas de entrenamiento norteamericano y europeo han vuelto repetidamente sus armas para matar israelíes. Desde el año 1994, la Autoridad Palestina ha convertido en divisa común alistar a terroristas en las fuerzas de seguridad entrenadas y financiadas por Estados Unidos y Europa.
Estados Unidos y Europa siguen entrenándolos y armándolos a pesar de su mala fe. A pesar de su constante compromiso con la destrucción de Israel y su implicación en actos de terrorismo, Estados Unidos y la Unión Europea han seguido exigiendo que Israel entregue más territorio. Y en ningún momento Estados Unidos o la Unión Europea han considerado de forma rigurosa poner fin a su apoyo a los palestinos o a la fórmula patentemente ficticia de tierra por paz.
Mientras Israel se enfrenta ahora a todavía más presión de Estados Unidos y la Unión Europea para celebrar conversaciones de tierra por paz con Fatah, nuestra cúpula puede quedar seducida por los elogios vanos que recibe del Washington Post o de la administración Obama. Pero este elogio no debería de hacerles perder la cabeza.

Para entender su vacuidad incompetente, todo lo que tienen que hacer es dirigir su atención a lo sucedido esta semana en El Cairo, mientras la Hermandad Musulmana y los salafistas se hacían con el control absoluto del parlamento egipcio. En concreto, nuestros líderes deberían de reparar en la total ausencia de cualquier voz que exija que Egipto respete el tratado de paz con Israel o devuelva el Sinaí.
Ha llegado el momento de que Israel admita la verdad. Tierra por paz es un juego de confianza del que somos el blanco.

No hay comentarios.: