Gingrich promete mano dura con el régimen cubano
El precandidato presidencial republicano Newt Gingrich visita el Sur de la Florida.
Juan Carlos Chavez
El precandidato republicano a la presidencia Newt Gingrich acudió
el viernes al emblemático restaurante cubano Versailles de la Calle Ocho
para hacer campaña entre decenas de exiliados y anunciar su compromiso
de respaldar una política de mano dura hacia Cuba que propicie las bases
de una democracia representativa.
“Mi objetivo como presidente será crear una Primavera Cubana, algo que sería mucho más alentador que la propia Primavera Árabe”, afirmó Gingrich rodeado de una multitud de seguidores y periodistas.
Gingrich llegó al restaurante aproximadamente a las 9 a.m. Fue recibido por un numeroso grupo de simpatizantes que llevaban carteles y mensajes alusivos a sus esfuerzos por conquistar el voto latino. Fiel a la tradición que ha prevalecido entre los políticos que visitan el Versailles en épocas electorales, Gingrich se acercó sonriente y conversador a la ventana de atención al público para pedir un café cubano. Mientras tanto, sus asistentes de campaña distribuían afanosamente folletos sobre los lineamientos de su política económica, los valores conservadores que defiende y su posición frente a la comunidad latina en general.
Gingrich se mostró enfático sobre la necesidad de rechazar cualquier acercamiento con el gobierno de los hermanos Castro. En ese contexto su campaña electoral se ha comprometido consistentemente a defender el embargo económico, hasta que no se garantice un proceso electoral libre en la isla y se ordene la excarcelación de todos los presos políticos.
“Estados Unidos no debe levantar ninguna sanción hasta que haya una verdadera transición a una democracia en Cuba”, subrayó Gingrich. “Estados Unidos necesita un presidente que entienda que la dictadura es frágil y que es hora de una transición”.
En otro momento declaró que el gobierno estadounidense no sólo debe preocuparse de la situación política de países como Egipto, Siria, Irak o Afganistán.
“También ha de mirar al sur, a 90 millas de sus costas, y estar más preocupado por la situación en la isla de Cuba”, indicó Gingrich, de 62 años.
Gingrich terminó en cuarto lugar en las elecciones internas de Iowa y Nueva Hampshire. El 21 de enero se realizará una nueva jornada de votación en Carolina del Sur. El 31 será el turno de la Florida, un estado clave en la contienda republicana.
En su visita a la Pequeña Habana Gingrich abogó por una rápida transición democrática cubana, al tiempo que insistió en la necesidad de buscar que “no haya una nueva generación de dictadores” en la isla. El ex presidente de la Cámara de Representantes en la década de los años 90 también demandó que Estados Unidos “actúe” con una profunda atención a toda América Latina.
Sobre Venezuela aseguró que la política y el curso de las actividades del presidente Hugo Chávez “son amenazas indirectas a Estados Unidos”, aludiendo a la reciente expulsión de la cónsul de Venezuela en Miami, Livia Acosta Noguera.
El Departamento de Estado declaró persona non grata a Acosta, tras la divulgación de una grabación que implica a la funcionaria diplomática con un complot iraní contra Estados Unidos y la aparición de documentos que certifican que forma parte de la policía secreta de Chávez.
“Necesitamos un nuevo gobierno en Venezuela, igual que necesitamos un nuevo gobierno en Irán”, apuntó Gingrich.
Brevemente se refirió a la posibilidad de buscar una fórmula de entendimiento para mejorar las condiciones de los indocumentados, la inmigración ilegal y las relaciones bilaterales con México, entre otros.
“Tenemos la obligación y el compromiso de ayudar en temas de seguridad al gobierno de México para acabar con los carteles de la droga”, dijo Gingrich, quien estuvo acompañado de su hija Jackie, que vive en Key Biscayne.
En el encuentro con los exiliados, Gingrich fue respaldado por el congresista republicano de Florida David Rivera, un férreo opositor a cualquier señal de flexibilización hacia Cuba. El viernes Rivera presentó a Gingrich como un aspirante que entiende la problemática cubana.
“Ningún otro candidato se ha comprometido de esa manera con la situación de Cuba”, afirmó Rivera. “Mantendrá su compromiso para enjuiciar a Fidel y Raúl Castro”.
Según una encuesta de la Universidad Quinnipiac, si las elecciones fuesen hoy, el precandidato republicano Mitt Romney lograría 46 por ciento del voto en Florida, frente al 43 por ciento que obtendría el presidente demócrata Barack Obama.
Romney tiene una gran ventaja financiera sobre el resto de sus rivales. Recaudó $24 millones en el último trimestre del 2011, más de lo que tenía previsto para ese período, según fuentes de su campaña. A nivel local Romney cuenta con el respaldo de los legisladores cubanoamericanos Ileana Ros-Lehtinen y Mario Diaz-Balart, y el ex congresista Lincoln Díaz-Balart.
“Mi objetivo como presidente será crear una Primavera Cubana, algo que sería mucho más alentador que la propia Primavera Árabe”, afirmó Gingrich rodeado de una multitud de seguidores y periodistas.
Gingrich llegó al restaurante aproximadamente a las 9 a.m. Fue recibido por un numeroso grupo de simpatizantes que llevaban carteles y mensajes alusivos a sus esfuerzos por conquistar el voto latino. Fiel a la tradición que ha prevalecido entre los políticos que visitan el Versailles en épocas electorales, Gingrich se acercó sonriente y conversador a la ventana de atención al público para pedir un café cubano. Mientras tanto, sus asistentes de campaña distribuían afanosamente folletos sobre los lineamientos de su política económica, los valores conservadores que defiende y su posición frente a la comunidad latina en general.
Gingrich se mostró enfático sobre la necesidad de rechazar cualquier acercamiento con el gobierno de los hermanos Castro. En ese contexto su campaña electoral se ha comprometido consistentemente a defender el embargo económico, hasta que no se garantice un proceso electoral libre en la isla y se ordene la excarcelación de todos los presos políticos.
“Estados Unidos no debe levantar ninguna sanción hasta que haya una verdadera transición a una democracia en Cuba”, subrayó Gingrich. “Estados Unidos necesita un presidente que entienda que la dictadura es frágil y que es hora de una transición”.
En otro momento declaró que el gobierno estadounidense no sólo debe preocuparse de la situación política de países como Egipto, Siria, Irak o Afganistán.
“También ha de mirar al sur, a 90 millas de sus costas, y estar más preocupado por la situación en la isla de Cuba”, indicó Gingrich, de 62 años.
Gingrich terminó en cuarto lugar en las elecciones internas de Iowa y Nueva Hampshire. El 21 de enero se realizará una nueva jornada de votación en Carolina del Sur. El 31 será el turno de la Florida, un estado clave en la contienda republicana.
En su visita a la Pequeña Habana Gingrich abogó por una rápida transición democrática cubana, al tiempo que insistió en la necesidad de buscar que “no haya una nueva generación de dictadores” en la isla. El ex presidente de la Cámara de Representantes en la década de los años 90 también demandó que Estados Unidos “actúe” con una profunda atención a toda América Latina.
Sobre Venezuela aseguró que la política y el curso de las actividades del presidente Hugo Chávez “son amenazas indirectas a Estados Unidos”, aludiendo a la reciente expulsión de la cónsul de Venezuela en Miami, Livia Acosta Noguera.
El Departamento de Estado declaró persona non grata a Acosta, tras la divulgación de una grabación que implica a la funcionaria diplomática con un complot iraní contra Estados Unidos y la aparición de documentos que certifican que forma parte de la policía secreta de Chávez.
“Necesitamos un nuevo gobierno en Venezuela, igual que necesitamos un nuevo gobierno en Irán”, apuntó Gingrich.
Brevemente se refirió a la posibilidad de buscar una fórmula de entendimiento para mejorar las condiciones de los indocumentados, la inmigración ilegal y las relaciones bilaterales con México, entre otros.
“Tenemos la obligación y el compromiso de ayudar en temas de seguridad al gobierno de México para acabar con los carteles de la droga”, dijo Gingrich, quien estuvo acompañado de su hija Jackie, que vive en Key Biscayne.
En el encuentro con los exiliados, Gingrich fue respaldado por el congresista republicano de Florida David Rivera, un férreo opositor a cualquier señal de flexibilización hacia Cuba. El viernes Rivera presentó a Gingrich como un aspirante que entiende la problemática cubana.
“Ningún otro candidato se ha comprometido de esa manera con la situación de Cuba”, afirmó Rivera. “Mantendrá su compromiso para enjuiciar a Fidel y Raúl Castro”.
Según una encuesta de la Universidad Quinnipiac, si las elecciones fuesen hoy, el precandidato republicano Mitt Romney lograría 46 por ciento del voto en Florida, frente al 43 por ciento que obtendría el presidente demócrata Barack Obama.
Romney tiene una gran ventaja financiera sobre el resto de sus rivales. Recaudó $24 millones en el último trimestre del 2011, más de lo que tenía previsto para ese período, según fuentes de su campaña. A nivel local Romney cuenta con el respaldo de los legisladores cubanoamericanos Ileana Ros-Lehtinen y Mario Diaz-Balart, y el ex congresista Lincoln Díaz-Balart.
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