Mientras los dueños de las definiciones cupulares se resisten, los panistas de la calle, sean simpatizantes, adherentes, activos, puros o profanos, quieren a su primera candidata mujer a Los Pinos.
Ivonne MelgarEl lugar común sigue presente en la clase política, con pronósticos que advierten que “los conservadores” del PAN “no van a dejar llegar” a Josefina Vázquez Mota porque es mujer.
Y escuchamos la negación de la realidad bajo el argumento de que las encuestas no retratan el alma de la militancia blanquiazul porque son incapaces de tomarle el pulso al panismo.
Desde esa perspectiva, si los estudiosos de la opinión pública definieron a los abanderados presidenciales del PRI y el PRD, en el caso del PAN se llevarán un chasco.
Esas son las pretensiones de quienes aún no quieren reconocer que Josefina entusiasma a las bases azules y a la población en general, como lo demuestran las evaluaciones públicas y privadas.
Habrá que esperar al próximo 5 de febrero para confirmar o desmentir lo que ahora es un común denominador de las encuestas: más de 50% de la militancia simpatiza con la diputada federal.
Por lo pronto, las encuestas difundidas en 2012 muestran una coincidencia: frente a Ernesto Cordero y Santiago Creel, Vázquez Mota tiene una ventaja de más de 30 puntos.
Y ante la duda de si aquellas no eran mediciones “arregladas”, el gobierno federal y el PAN encargaron las suyas, corroborando la amplia diferencia a favor de la ex titular de la SEP y de Sedesol.
Estaría en suspenso quién ocupa el segundo lugar, si Creel o Cordero. Pero queda claro que Josefina es la más competitiva para darle batalla a Enrique Peña Nieto y a Andrés Manuel López Obrador.
Muestran las mediciones otra coincidencia: Con todo y la República Amorosa, AMLO sigue en tercer lugar.
Y una ventaja más: ella ocupa entre los cinco presidenciables el primer sitio de popularidad, según el modelo de Ulises Beltrán, al sumar amplio conocimiento, alta aceptación y baja imagen negativa.
De manera que, si bien en la elección interna podríamos ser sorprendidos por una indescifrable militancia, lo que las encuestas señalan es que Vázquez Mota ya ganó la precampaña.
Lo que hace un año era una incógnita, si los panistas estaban dispuestos a aceptar que los representara una mujer, ha sido despejada con creces.
Esa aduana, la del género, Josefina la ha pasado sin trabas. Y una vez más las encuestas señalan que 55% de la población abierta considera que México está listo para ser gobernado por una mujer.
Una consulta realizada entre panistas arrojó que 70% se identificó con la idea de que su partido se encuentra preparado para impulsar a una candidata y 27% consideró que no.
A la pregunta de si el factor mujer ayudaría a una mejor campaña del PAN por un tercer sexenio, 77% de los panistas respondió afirmativamente y 18% indicó que sería negativo.
Los números dibujan una sociedad que no le regatea capacidad a sus mujeres en el ejercicio del poder y que, en más de la mitad de los consultados, se define dispuesta a votar por una candidata.
Entre los encuestados, 41% incluso cree que una presidenta podría ser mejor, 43% piensa que da lo mismo, 10% no sabe y 6% teme que peor.
El factor género de la candidatura de una mujer se incrementa entre la población femenina, en los mayores de 30 años y entre las clases populares, un segmento de tradición priista, disputado ahora por el PRD y siempre difícil para el PAN.
En este salto cultural ha tenido su abono la ola internacional de presidentas, cambio valorado como excelente por 65% de los mexicanos.
Es cosa de encender la TV y dar con la presidenta Cristina Fernández y los miles de argentinos que esperan noticias fuera del hospital donde fue operada por un cáncer de tiroides.
Y si vamos a las finanzas y el mundo, ahí está la canciller alemana, Angela Merkel, la mujer más poderosa del planeta según Forbes, y al mando en el arreglo de la crisis económica europea.
Le preguntamos a nuestra colega Sandra A. Weiss, del diario Die Welt, de Berlín, si hubo reticencias para aceptarla. Y responde: “Ganó mucho respeto por su manera más conciliadora y menos escandalosa de manejar el gobierno. Y por su férreo instinto de poder. Varios rivales dentro del partido querían sacarla y nunca pudieron, es más, fueron ellos los que perecieron en el intento”.
Como sucede con las transformaciones que nos encaminan hacia una sociedad equitativa entre hombres y mujeres, la gente de a pie tiene menos problemas que la élite política para asimilar el salto.
Mientras los dueños de las definiciones cupulares se resisten, los panistas de la calle, sean simpatizantes, adherentes, activos, puros o profanos, quieren a su primera candidata mujer a Los Pinos.
Tienen todavía una que otra duda sobre el género. Por ejemplo, qué es más correcto, decir la señora Presidenta o la señora Presidente. Es cuestión de tiempo.
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