“La caída de Misrata había anunciado la de Gadafi
en Sirte”, afirmó a la AFP Karim Bitar, director de investigaciones en
el Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (Iris) de
París.
“La caída de Misrata había anunciado la de Gadafi en Sirte”,
afirmó a la AFP Karim Bitar, director de investigaciones en el
Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (Iris) de París.Gadafi murió en su ciudad natal en octubre del 2011.
“Si el régimen sirio no consigue ahogar la revuelta en Homs, Damasco y Alepe podrían comenzar a hervir”, agregó.
En los últimos días la protesta se intensificó en Damasco y en la segunda ciudad del país.
A pesar de tres semanas de bombardeos contra la “capital de la revolución”, el ejército sirio no ha conseguido romper la resistencia de los desertores menos equipados pero determinados a luchar hasta el final.
“El régimen cree que si controla Homs, pondrá fin a la revolución”, afirmó a la AFP el coronel Rias Al Asad, portavoz del Ejército sirio libre (ESL), fuerza integrada por desertores que combate contra el ejército regular, en particular en esta ciudad de un millón de habitantes.
“Pero enfrenta una resistencia feroz y por eso hasta ahora no ha lanzado un asalto”, agregó.
Según los analistas, el ejército vacila en lanzar una “guerra urbana”.
“El ejército sirio sabe que entrar en el barrio de Baba Amr significará ser atacado de todos lados y que habrá que tomar casa por casa”, explicó Fabrice Balanche, director del Grupo de Investigaciones y Estudios del Mediterráneo y el Medio Oriente (Gremmo), basado en Lyon, Francia.
Hace 20 años, un levantamiento de los Hermanos musulmanes en Hama fue aplastado por el presidente Hafez Al Assad, padre de Bashar, al precio del miles de muertos.
“El régimen irá hasta las últimas consecuencias, pero como no puede permitirse 20.000 muertos como en Hama, bombardea para aterrorizar a los civiles y hacerlos huir. Cuando sólo queden los rebeldes, podrá arrasar Baba Amr”, agregó este experto.
Según precisó, este barrio de 40.000 habitantes ya perdió los dos tercios de su población.
La batalla de Homs también es una cuestión geopolítica.
“Si la ciudad queda en manos de la oposición, el
país queda cortado en dos”, afirmó Agnès Levallois, especialista del
Medio Oriente en París.
Tercera ciudad de Siria, Homs es un centro industrial ubicada en el cruce entre Damasco y el norte del país. Su provincia es fronteriza con el norte del Líbano, de mayoría sunita y simpatizante de la revuelta.También es un cruce de caminos vital, por el que transitan las mercaderías de Turquía hacia los países del Golfo, gasoductos y oleoductos.
“Si la ciudad queda en manos de la oposición, el país queda cortado en dos”, afirmó Agnès Levallois, especialista del Medio Oriente en París.
“Si el régimen controla Homs, obstaculizaría la movilidad del ESL”, explicó Levallois.
Según diversos analistas y militantes, las armas para los rebeldes pasan sobre todo por el norte del Líbano vecino.
La preocupación del poder, en manos de los alauitas (rama chiita minoritaria en Siria), “es el eje sunita Homs-Trípoli” (gran ciudad del norte del Líbano), explicó Balanche.
En su interior, la ciudad de Homs refleja las tensiones religiosas del país.
Los alauitas, 25% de la población en Homs, controlan los cargos administrativos atizando la frustración de las clases populares sunitas, que deben contentarse con trabajos menores o dedicarse al contrabando con el Líbano, según Balanche.
“En un comienzo, el levantamiento de los barrios sunitas y pobres fue sobre todo una revuelta contra la miseria”, dijo el experto.
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