15 febrero, 2012

Competencia y monopolio. Por Gabriel Calzada


El mundo del antitrust guarda una gran similitud con el país de las maravillas de Alicia: todo parece ser y sin embargo al mismo tiempo no lo es. Es un mundo en el que la competencia es alabada como el axioma básico y el principio rector, y sin embargo “demasiada” competencia es condenada como “salvaje”. Es un mundo en el que las acciones diseñadas para limitar la competencia son tildadas de criminales cuando son acometidas por empresarios y sin embargo son alabadas como “ilustradas” cuando son iniciadas por el gobierno. Es un mundo en el que la ley es tan vaga que los empresarios no tienen manera de saber si determinadas acciones serán declaradas ilegales hasta que escuchan el veredicto del juez.
A la luz de la confusión, contradicciones y disquisiciones legalistas que caracterizan el reino del antitrust, sostengo que todo el sistema antitrust tiene que ser revisado. Es necesario averiguar y establecer: a) las raíces históricas de las leyes antitrust, y b) las teorías económicas sobre las que se fundamentan estas leyes.
(Alan Greenspan, Capitalism, The Unknown Ideal)

Ciudades charter. Por Albert Esplugas Boter


Una ciudad charter es una nueva ciudad creada en territorio deshabitado y con unos fueros o estatutos garantizando una serie de normas que son ejecutadas por un gobierno existente o conjunto de gobiernos. Si la nueva ciudad establece normas atractivas, crecerá y prosperará de forma natural con la entrada de inmigrantes, empresarios e inversiones en infraestructuras.
El proponente más destacado de las ciudades charter es Paul Romer, experto en crecimiento económico de la universidad de Stanford. En su artículo For richer, for poorer para la revista Prospect sintetiza su visión y sostiene que lo que necesitan los pobres de Haití que se han quedado sin techo después de la catástrofe son nuevas ciudades con normas distintas a las que poder inmigrar, construidas y gestionadas por Estados occidentales.

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