Por: Ricardo Alemán
Durante
semanas, el discurso preferido del precandidato presidencial del PAN, Ernesto
Cordero, ha sido el de anunciar “la buena nueva” de que la militancia azul
“dará la sorpresa” en el proceso de selección del candidato presidencial.
¿Y cuál es
la sorpresa?
Pues
justamente que, según Cordero, una mayoría de los casi dos millones de
militantes y adherentes del PAN, van a salir a votar a favor de su candidatura
presidencial. Más aún, Cordero y sus “genios de la imagen”, aventuran que su
triunfo será en la primera vuelta, y que esa votación lo hará Presidente del
República.
Contrarias
al discurso de Cordero, aparecen variables que resultan contundentes.
1. Decenas
de encuestas que colocan a Josefina Vázquez Mota, con más del 50 por ciento de
las preferencias, entre militantes y adherentes, y electorales en general.
2. Los
distintos muestreos que las propias encuestadoras han realizado exclusivamente
a militantes y adherentes, en donde se repite la misma fórmula anterior; es
decir, que la señora Vázquez Mota se coloca en la punta, con más del 50%
de las preferencias, mientras que el señor Cordero ocupa un lejano tercer
lugar. Y
3. El
sentido común que, a pesar de las buenas intenciones del señor Cordero, no más
no caza con sus pronósticos. Y es que cómo le van a explicar a los militantes,
a los adherentes y, en general, a los ciudadanos de todas las preferencias
político electorales, que el PAN pretende convertir en candidato presidencial a
quien se encuentra en el tercer lugar. ¿De locos, no?
EL COCHINERO
A pesar de
todas esas señales, los “corderistas” insisten: “la militancia va a dar una
sorpresa”.
Y lo cierto,
es que –a pesar de todo– Cordero pudiera tener razón. ¿Por qué?
Porque a dos
días de la elección interna de los panistas, abundan las evidencias de que el
equipo de Ernesto Cordero, y el propio candidato, preparan un fraude
monumental. ¿Un fraude?
En efecto,
sólo basta meterse por encima de la operación política que los “corderistas”
llevan a cabo en secretarías de Estado, gobiernos estatales y municipales, para
percatarse de ese fraude. ¿Se requieren pruebas?
Para los
incrédulos, ahí están las grabaciones del secretario de Gobierno de Sonora,
Roberto Romero López, quien, ante un numeroso auditorio, ofrecía “pelos y
señales” de la “operación mapache”, que a favor de Cordero echó a caminar el
gobierno sonorense.
Las
grabaciones no mienten, el número dos del gobierno de esa entidad habla de la
cooptación de conciencias, compra de votos y de un fraude escandaloso.
Lo mismo
está ocurriendo en gobiernos como el de Guanajuato, en donde el mandatario
estatal, Juan Manuel Oliva, hace lo propio. Resulta que el guanajuatense –uno
de los más entusiastas promotores de Cordero–, prácticamente ordenó, desde su
postura como gobernador, que “ay de aquel que no vote por Cordero”, es decir,
existe consigna.
Algo similar
ocurre en el estado de Morelos, en donde el yunquista Marco Antonio Adame sigue
los mismos pasos. En esa entidad, igual que en Sonora, Guanajuato y Puebla, la
burocracia panista, los militantes y los adherentes han sido advertidos –si no
es que amenazados–, de que su obligación es votar por Cordero.
Si aún
persisten las dudas, basta con echarle una mirada a una parte de la
transcripción de las instrucciones que les da a los panistas Rocío Sánchez,
delegada del Instituto Nacional de Migración en Puebla, quien, de igual manera,
instruye a su ejército de mapaches para el fraude. ¿Qué debemos entender de lo
siguiente?
“Se
les va a pagar por voto, porque pueden presentar una lista de 20 y a la mera
hora solamente se presentan a votar 13. Ya se les explicará cómo va a estar la
logística para el día de la elección, porque va a estar controlado el asunto de
llevar voto por voto, porque de acuerdo con eso se les va a pagar”.
¿Qué tal?
¿Cómo se le llama a esto?
Lo cierto,
es que Ernesto Cordero y su equipo de campaña, preparan el más escandaloso
fraude en la historia del PAN.
TRAICIONAN
LA HISTORIA
Hace
décadas, cuando Acción Nacional reclamaba el apostolado de la democracia, acuñó
algunas expresiones célebres para denunciar las peores prácticas del priísmo.
El PAN
censuraba, se burlaba y pedía acabar, por ejemplo, con los “tapados”, con
los “delfines”, con los “mapaches”, y con las prácticas más cuestionables de
compra, acarreo y cooptación de votos. Bueno, pues todo eso –como lo acabamos
de comprobar líneas arriba–, lo está haciendo hoy el equipo de Ernesto Cordero,
con la ayuda de no pocos operadores de la casa presidencial.
¿Qué
significa todo lo anterior? Que Felipe Calderón y/o los “calderonistas”,
intentan imponer a su “tapado”, su “delfín” o su “preferido”, mediante las
peores prácticas del viejo PRI; la compra de votos, la cooptación de
conciencias, el corporativismo, e incluso hasta podrían embarazar urnas.
Todo lo
anterior hace sentido con la seguridad que muestra el señor Ernesto Cordero, al
repetir por todo el país que “la militancia va a dar la sorpresa”. Y podría
tener razón, porque con las viejas trampas del PRI, cualquier militancia es
capaz de dar casi cualquier sorpresa.
Sólo basta
recordar una máxima tricolor, que era emblema de la desvergüenza. Decían viejos
priístas, conversos al izquierdismo; “si el PRI quiere hacer presidente a una
vaca, la hace presidente”. El PAN parece que va por la misma ruta.
¿Qué tal con
los azules? Cara o Cruz.
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