29 febrero, 2012

La militarización de la policia

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Arthur Rizer y Joseph Hartman nos dejan un interesante artículo en The AtlanticHow the War on Terror Has Militarized the Police. Desde los atentados de 2011, la policía americana ha dejado de ser un cuerpo para “servir y proteger” para convertirse en el de mantener el estado policial. Los autores nos comentan el caso de José Guerena, ex-marine dos veces sirviendo en Iraq. El equipo especial del SWAT lo considieró un objetivo peligroso porque traficaba con drogas. El resultado fue trágico, y todo basado en un error mortal. Así nos lo cuentan los autores:


“Cuando los agentes se entraron en la casa, Guerena dormía en su habitación después de trabajar el turno de noche en una mina local. Su esposa Vanessa le despertó gritando que había visto a un hombre fuera apuntándola con un arma. Guerena cogió su rifle AR-15 y le dijo a Vanessa que se escondiera en el armario con su hijo de cuatro años, y él se fue a ver qué pasaba.
En unos momentos, y sin un solo disparo —incluso tenía el seguro del fusil puesto— Guerena encontró la muerte. Mataron al ex-marine con 60 balzos. Una investigación posterior reveló que el disparo inicial que había llevado al equipo del SWAT a abrir fuego de forma indiscriminada venía de un agente federal, no es Guerena. Informes posteriores revelaron que Guerena no tenía antecedentes penales, y no se encontraron drogas en su casa”.
Los autores añaden: “desafortunadamente, el caso de Guerena no es algo aislado”. Algunos aún nos acordamos del caso de Oscar Grant, un chico sacrificado en el metro por la policía. Los asesinos se fueron de rositas después. Casos como el de Guerena o Grant son demasiado usuales en los periódicos locales de EE.UU. Y es que el país, se ha vuelto un auténtico estado policial.
El mito de la policía como protector del ciudadano es un mito que se cae a trozos. La historia no es muy diferente en España donde las “fuerzas del orden” amenazan de muerte a ciudadanos, los torturan con la total aprobación de la justicia y políticos (más casos aquí, aquí, aquí y aquí entre muchos más), y usan la violencia desmesurada contra otros ciudadanos pacíficos.
Últimamente hemos visto las cargas de la policía contra los llamados “indignados”, como pegan a periodistas, menores de edad y ciudadanos, por el simple hecho de estar ahí. Tras los incidentes, los políticos siempre se ponen de parte de sus secuaces, nunca del hombre libre que manifiesta sus opiniones.
¿Qué sentido tiene que la policía vaya armada para “controlar” unos manifestantes pacíficos? La policía no nos protege. Cada vez que vemos un policía solo pensamos si nos cogerá con algo que no le guste para multarnos o arrestarnos. Ya no existe ese colectivista sueño utópico donde la policía es el amigo del ciudadano y le cuida. Están mostrando su auténtico rostro: la única razón de ser de los cuerpos de seguridad estatales se basa en el control, el estado policial y sostener mediante la fuerza un podrido y corrupto sistema que no funciona. Cualquier matón que disfrute y se excite maltratando y robando a la gente (multas) solo ha de ponerse una placa con el distintivo que otorga el Gobierno. Los jefes de la policía no son los ciudadanos, sino los políticos. Trabajan para ellos y mantienen su justicia y seguridad. ¿Queremos protección de verdad? Pues la seguridad estatal ha de ser abolida dando lugar a la seguridad del ciudadano real y las empresas de seguridad. La policía no hizo nada en los disturbios de Reino Unido excepto prohibir a la gente normal defenderse.
A la vez, no solo las estrategias de la policía son más violentas contra la gente común, sino su indumentaria, sofisticadas armas y trato. Cada vez más, cada ciudadano es un enemigo del Estado. Y es que como afirman Rizer y Hartman:
“Cuando los agentes de policía visten como soldados, van armados como soldados, y se entrenan como soldados, no es sorprendente que se comporten como soldados. Y recuerde: el objetivo principal de un soldado es matar al enemigo“.

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