Internacional
La ONU cifra ya en 7.500 los muertos en la represión, «más de cien fallecidos al día»Homs vive sus peores días bajo tropas de élite dirigidas por el hermano del presidente
La
salida de Homs de uno de los dos reporteros occidentales heridos en un
ataque del Ejército sirio hace una semana se convirtió en una trágica
odisea. El británico Paul Conroy, fotógrafo de «The Sunday Times», está vivo de milagro,
pero al menos trece de los miembros de la oposición que integraban el
dispositivo para trasladarlo en camilla hasta el Líbano han muerto en
los ataques de las fuerzas del presidente Bashar al Assad.
Una
dramática operación de rescate que duró 26 horas. El operativo fue
bombardeado en dos ocasiones; en la primera, tres activistas sirios
murieron por el fuego de la artillería. La segunda oleada se llevó por
delante a otro puñado de voluntarios, según un portavoz de la
organización activista Avaaz.
Y
es que la sangrienta represión de la revuelta no cesa. Naciones Unidas
estima que la cifra de fallecidos provocada por la represión del
levantamiento sirio se eleva a más de 7.500, «más de cien civiles muertos al día».
Y no parece que la comunidad internacional, que sigue debatiendo en
torno a posibles soluciones, vaya a lograr detener las matanzas en los
próximos días.
El asedio
El férreo asedio que mantienen sobre Homs desde hace más de tres semanas había impedido hasta ayer la operación de evacuación de la francesa Edith Bouvier,
colaboradora del diario «Le Figaro», con un fémur roto y más grave que
Conroy, y de los reporteros Javier Espinosa, del diario «El Mundo», y
William Daniels. Los tres, según «The Times», iban en el convoy
organizado por los opositores para trasladarlos al Líbano cuando fueron
bombardeados, lo que obligó a separarse y dar marcha atrás a todos los
periodistas extranjeros excepto a Conroy. Al cierre de esta edición,
solo él se encontraba a salvo en el Líbano.
Este
tuvo siempre el deseo de salir de Homs con los cadáveres de los dos
periodistas occidentales muertos en Homs —la estadounidense Marie Colvin
y el fotógrafo «feelance» francés Remi Ochlik—. Pero no está claro que
haya podido hacerlo.
La
ciudad de Homs asimismo se prepara para hacer frente al asalto de las
temibles tropas de élite —la Cuarta División Acorazada— lideradas por
Maher al Assad, hermano del presidente, popularmente conocido como «el
carnicero de Deraa» por el implacable aplastamiento de la revuelta que
hizo en esta ciudad.
Como
prueba de la brutalidad de la represión, los cuerpos de 64 hombres
fueron encontrados ayer en un vertedero de Homs y llevados al Hospital
Nacional, en lo que parece ser la mayor matanza colectiva desde el
inicio de la revuelta. Según los activistas de la oposición, el grupo
trataba de salir del barrio de Bab Amro, el más castigado por los bombardeos,
cuando fueron detenidos por soldados regulares, que los separaron por
sexos. Los hombres fueron ejecutados, mientras que las mujeres y los
niños habrían sido subidos en furgonetas y llevados a un lugar
desconocido.
«¿Cómo
han podido hacer eso? Esa gente estaba tratando de salir del barrio con
sus familias. Sabían que eran de Bab Amro porque en nuestros documentos
de identidad está escrito de dónde eres», declaró Abu Emad, un
activista de Homs, al conocerse la noticia.
En busca de justicia
Por acciones como
esta es por lo que comienza a hablarse de imputar al presidente Bashar
al Assad por crímenes de guerra. La semana pasada, el Consejo de
Derechos Humanos de Naciones Unidas emitió un informe en el que se
denunciaban varios crímenes contra la Humanidad cometidos por el régimen.
Ayer, este organismo celebró un debate sobre la situación en Siria, que
fue súbitamente abandonado por el representante sirio después de que
este asegurase que «existe un plan preestablecido para atacar al Estado
sirio y sus instituciones».
Así
las cosas, la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, aseguró
que «existen argumentos» para procesar a Assad como criminal de guerra,
pero que dicha acción «puede complicar la resolución de una situación
compleja». El Centro de Documentación de Violaciones de Derechos
Humanos, una web gestionada por activistas que trata de identificar y
poner nombre a los muertos, asegura que un mínimo de 8.861 personas han
muerto a causa de la violencia en Siria.
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