28 febrero, 2012

Mueren 13 civiles sirios que ayudaban a un periodista a escapar de Homs

Internacional

La ONU cifra ya en 7.500 los muertos en la represión, «más de cien fallecidos al día»Homs vive sus peores días bajo tropas de élite dirigidas por el hermano del presidente


Mueren 13 civiles sirios que ayudaban a un periodista a escapar de Homs
afp
El reportero británico Paul Conroy

La salida de Homs de uno de los dos reporteros occidentales heridos en un ataque del Ejército sirio hace una semana se convirtió en una trágica odisea. El británico Paul Conroy, fotógrafo de «The Sunday Times», está vivo de milagro, pero al menos trece de los miembros de la oposición que integraban el dispositivo para trasladarlo en camilla hasta el Líbano han muerto en los ataques de las fuerzas del presidente Bashar al Assad.

Una dramática operación de rescate que duró 26 horas. El operativo fue bombardeado en dos ocasiones; en la primera, tres activistas sirios murieron por el fuego de la artillería. La segunda oleada se llevó por delante a otro puñado de voluntarios, según un portavoz de la organización activista Avaaz.
Y es que la sangrienta represión de la revuelta no cesa. Naciones Unidas estima que la cifra de fallecidos provocada por la represión del levantamiento sirio se eleva a más de 7.500, «más de cien civiles muertos al día». Y no parece que la comunidad internacional, que sigue debatiendo en torno a posibles soluciones, vaya a lograr detener las matanzas en los próximos días.

El asedio

El férreo asedio que mantienen sobre Homs desde hace más de tres semanas había impedido hasta ayer la operación de evacuación de la francesa Edith Bouvier, colaboradora del diario «Le Figaro», con un fémur roto y más grave que Conroy, y de los reporteros Javier Espinosa, del diario «El Mundo», y William Daniels. Los tres, según «The Times», iban en el convoy organizado por los opositores para trasladarlos al Líbano cuando fueron bombardeados, lo que obligó a separarse y dar marcha atrás a todos los periodistas extranjeros excepto a Conroy. Al cierre de esta edición, solo él se encontraba a salvo en el Líbano.
Este tuvo siempre el deseo de salir de Homs con los cadáveres de los dos periodistas occidentales muertos en Homs —la estadounidense Marie Colvin y el fotógrafo «feelance» francés Remi Ochlik—. Pero no está claro que haya podido hacerlo.
La ciudad de Homs asimismo se prepara para hacer frente al asalto de las temibles tropas de élite —la Cuarta División Acorazada— lideradas por Maher al Assad, hermano del presidente, popularmente conocido como «el carnicero de Deraa» por el implacable aplastamiento de la revuelta que hizo en esta ciudad.
Como prueba de la brutalidad de la represión, los cuerpos de 64 hombres fueron encontrados ayer en un vertedero de Homs y llevados al Hospital Nacional, en lo que parece ser la mayor matanza colectiva desde el inicio de la revuelta. Según los activistas de la oposición, el grupo trataba de salir del barrio de Bab Amro, el más castigado por los bombardeos, cuando fueron detenidos por soldados regulares, que los separaron por sexos. Los hombres fueron ejecutados, mientras que las mujeres y los niños habrían sido subidos en furgonetas y llevados a un lugar desconocido.
«¿Cómo han podido hacer eso? Esa gente estaba tratando de salir del barrio con sus familias. Sabían que eran de Bab Amro porque en nuestros documentos de identidad está escrito de dónde eres», declaró Abu Emad, un activista de Homs, al conocerse la noticia.

En busca de justicia

Por acciones como esta es por lo que comienza a hablarse de imputar al presidente Bashar al Assad por crímenes de guerra. La semana pasada, el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas emitió un informe en el que se denunciaban varios crímenes contra la Humanidad cometidos por el régimen. Ayer, este organismo celebró un debate sobre la situación en Siria, que fue súbitamente abandonado por el representante sirio después de que este asegurase que «existe un plan preestablecido para atacar al Estado sirio y sus instituciones».
Así las cosas, la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, aseguró que «existen argumentos» para procesar a Assad como criminal de guerra, pero que dicha acción «puede complicar la resolución de una situación compleja». El Centro de Documentación de Violaciones de Derechos Humanos, una web gestionada por activistas que trata de identificar y poner nombre a los muertos, asegura que un mínimo de 8.861 personas han muerto a causa de la violencia en Siria.

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