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José Marquina, un respetado médico cuyos comentarios sobre la salud
del mandatario han causado furor en las redes sociales, advirtió que
Chávez enfrenta una expectativa de vida de menos de un año, producto de
un raro tipo de cáncer que en este momento sólo puede ser combatido con
tratamientos experimentales disponibles en un puñado de centros
especializados, ninguno de ellos ubicados en Cuba.
“Ya el cáncer está sumamente avanzado. La mayoría de los médicos, cuando la enfermedad está con este grado de avance, recomiendan al paciente que pase los últimos días con su familia”, comentó Marquina en una entrevista con El Nuevo Herald realizada en los estudios de MediaVista Group, en Naples.
“Lamentablemente, el tumor de Chávez está en ese punto. Los agentes quimioterapéuticos que le podrían dar son experimentales y sólo le pudieran aumentar la expectativa de vida, pero el cáncer no se le va a curar […]. Chávez tendría una expectativa de vida de entre seis y ocho meses, y hasta de un año, con tratamiento adecuado”, comentó.
El cáncer que padece el mandatario se trataría de un leiomiosarcoma, tumor de tejido muscular liso, que probablemente se originó en la vejiga del mandatario y que luego tuvo una invasión del retroperitoneo. Es una enfermedad de características muy parecidas al rabdomiosarcoma, pero el segundo aparece en tejido muscular estriado, explicó Marquina.
Los dos son sumamente difíciles de tratar, explicó Marquina, quien realizó sus estudios de postgrado en Medicina en el Hospital Jackson Memorial y actualmente ejerce en Naples y es profesor de Nova Southeastern University.
Ahora que el cáncer hizo metástasis en varias partes del cuerpo, incluyendo el hígado, su condición es sumamente compleja y difícilmente podrá ser tratado adecuadamente por médicos cubanos, comentó Marquina, quien asegura haber recibido información detallada de la condición del mandatario por personas muy cercanas a la situación.
De hecho, Chávez ha sido muy mal atendido desde que se le detectó el cáncer, sostuvo Marquina.
“El tratamiento ha sido un desorden total. Inicialmente empezaron a tratar para un cáncer de colón […] y después se dieron cuenta de que no era de colón, sino que parecía un cáncer de la vejiga”, relató.
El tratamiento que le empezaron a dar en ese entonces era de una altísima toxicidad para la médula y provocaba sangre en la orina. Esos tratamientos, dijo, son convencionales para cierto tipo de cáncer, pero no fueron adecuados para el mandatario.
Y luego fue sometido a altísimas dosis de quimioterapia, como medida preventiva.
“Nadie, absolutamente nadie, recibe altísimas dosis de quimioterapia por profilaxis. Esas se las dan porque tiene un tumor totalmente diseminado. El problema es que le dieron la quimioterapia equivocada.”, comentó.
“Al darle la quimioterapia equivocada el tumor muta. Se hace resistente a la quimioterapia, lo que obliga a pasar a agentes de segunda línea, que son mucho menos efectivos y experimentales”, explicó.
Pero esos tratamientos experimentales, los mejores de los cuales son brindados en centros especializados en Europa y Estados Unidos, en el mejor de los casos sólo podrían alargar sus expectativas de vida por unos meses más. En el nivel en que actualmente se encuentra, la enfermedad ya sería incurable, exceptuando la posibilidad de un milagro, dijo.
Chávez, por su parte, reapareció el jueves por primera vez después de la operación a la que fue sometido en La Habana para asegurar que todo había salido satisfactoriamente.
“Yo voy bien. Desde antier ando caminando, caminando, recorriendo pasillos”, dijo Chávez desde la capital cubana, donde aún permanece convaleciente. “Ya estoy con una dieta muy bien”.
Al relatar algunos detalles de su rutina diaria tras la intervención, Chávez indicó que se levantó este jueves a las 6 de la mañana, desayunó un yogurt y salió a caminar “como viejo soldado”. Agregó que para el mediodía tenía prevista otra caminata y almorzaría una sopa de zapallo.
“Aquí estamos en la batalla y más pronto que tarde estaré con ustedes físicamente también”, dijo Chávez al saludar al país a través de una llamada telefónica a un funcionario que estaba en un acto en el estado occidental del Zulia, que fue difundida por la televisora estatal.
La operación fue realizada en La Habana luego de que Chávez admitiera que le había aparecido una “lesión” en la misma zona donde le habían extraído un tumor en junio.
Chávez, quien hasta ese momento venía sosteniendo que se había curado del cáncer, admitió antes de partir que había altas probabilidades de que “la lesión” fuera cancerosa y que por ello debía ser extraída nuevamente.
Marquina dijo que la operación se hizo a insistencia de Chávez pese a que sus médicos venezolanos se mostraban en desacuerdo.
“Los venezolanos estaban en contra de hacerle esa operación por muchísimas razones. Para empezar, es un procedimiento sumamente difícil técnicamente. Cualquier paciente que ha sido sometido a dos cirugías previamente, que tiene muchísimo tejido fibrótico, que es obeso, ha recibido quimioterapia, está inmuno-comprometido, va a tener problemas”, comentó Marquina.
“Cualquier cirujano acá en Estados Unidos, por ejemplo, o cualquier país del mundo con sentido común, dice que no hay que operar esta persona que tiene un cáncer sumamente avanzado. Pero él presiona para que lo operen, y al no ser operado en Venezuela, se va a Cuba”, explicó.
Según Marquina, la cirugía que le hicieron fue de breve duración porque fue superficial y consistió en resecarle los bordes necróticos del tumor.
“Básicamente le hicieron una limpieza quirúrgica al tumor”, dijo.
Y es muy probable que cuando regrese, Chávez muestre algo de vitalidad, producto del suministro de fármacos empleados para suministrarle energía a los pacientes.
Esa energía es una de las razones por las que muchos de los venezolanos dudan de que el mandatario esté realmente enfermo.
Marquina señaló que muy probablemente el presidente venezolano hará uso de esa vitalidad para reírse públicamente de las advertencias que los médicos han estado haciéndole sobre el delicado cuadro clínico que enfrenta.
Pero esa energía, sin embargo, no tendría relación con el verdadero cuadro.
“El cáncer normalmente es asintomático hasta el final de la enfermedad. Chávez va llevar muy bien la enfermedad. Y esa es una cosa que incluso le hace dudar que la tiene”, explicó.
“Ya el cáncer está sumamente avanzado. La mayoría de los médicos, cuando la enfermedad está con este grado de avance, recomiendan al paciente que pase los últimos días con su familia”, comentó Marquina en una entrevista con El Nuevo Herald realizada en los estudios de MediaVista Group, en Naples.
“Lamentablemente, el tumor de Chávez está en ese punto. Los agentes quimioterapéuticos que le podrían dar son experimentales y sólo le pudieran aumentar la expectativa de vida, pero el cáncer no se le va a curar […]. Chávez tendría una expectativa de vida de entre seis y ocho meses, y hasta de un año, con tratamiento adecuado”, comentó.
El cáncer que padece el mandatario se trataría de un leiomiosarcoma, tumor de tejido muscular liso, que probablemente se originó en la vejiga del mandatario y que luego tuvo una invasión del retroperitoneo. Es una enfermedad de características muy parecidas al rabdomiosarcoma, pero el segundo aparece en tejido muscular estriado, explicó Marquina.
Los dos son sumamente difíciles de tratar, explicó Marquina, quien realizó sus estudios de postgrado en Medicina en el Hospital Jackson Memorial y actualmente ejerce en Naples y es profesor de Nova Southeastern University.
Ahora que el cáncer hizo metástasis en varias partes del cuerpo, incluyendo el hígado, su condición es sumamente compleja y difícilmente podrá ser tratado adecuadamente por médicos cubanos, comentó Marquina, quien asegura haber recibido información detallada de la condición del mandatario por personas muy cercanas a la situación.
De hecho, Chávez ha sido muy mal atendido desde que se le detectó el cáncer, sostuvo Marquina.
“El tratamiento ha sido un desorden total. Inicialmente empezaron a tratar para un cáncer de colón […] y después se dieron cuenta de que no era de colón, sino que parecía un cáncer de la vejiga”, relató.
El tratamiento que le empezaron a dar en ese entonces era de una altísima toxicidad para la médula y provocaba sangre en la orina. Esos tratamientos, dijo, son convencionales para cierto tipo de cáncer, pero no fueron adecuados para el mandatario.
Y luego fue sometido a altísimas dosis de quimioterapia, como medida preventiva.
“Nadie, absolutamente nadie, recibe altísimas dosis de quimioterapia por profilaxis. Esas se las dan porque tiene un tumor totalmente diseminado. El problema es que le dieron la quimioterapia equivocada.”, comentó.
“Al darle la quimioterapia equivocada el tumor muta. Se hace resistente a la quimioterapia, lo que obliga a pasar a agentes de segunda línea, que son mucho menos efectivos y experimentales”, explicó.
Pero esos tratamientos experimentales, los mejores de los cuales son brindados en centros especializados en Europa y Estados Unidos, en el mejor de los casos sólo podrían alargar sus expectativas de vida por unos meses más. En el nivel en que actualmente se encuentra, la enfermedad ya sería incurable, exceptuando la posibilidad de un milagro, dijo.
Chávez, por su parte, reapareció el jueves por primera vez después de la operación a la que fue sometido en La Habana para asegurar que todo había salido satisfactoriamente.
“Yo voy bien. Desde antier ando caminando, caminando, recorriendo pasillos”, dijo Chávez desde la capital cubana, donde aún permanece convaleciente. “Ya estoy con una dieta muy bien”.
Al relatar algunos detalles de su rutina diaria tras la intervención, Chávez indicó que se levantó este jueves a las 6 de la mañana, desayunó un yogurt y salió a caminar “como viejo soldado”. Agregó que para el mediodía tenía prevista otra caminata y almorzaría una sopa de zapallo.
“Aquí estamos en la batalla y más pronto que tarde estaré con ustedes físicamente también”, dijo Chávez al saludar al país a través de una llamada telefónica a un funcionario que estaba en un acto en el estado occidental del Zulia, que fue difundida por la televisora estatal.
La operación fue realizada en La Habana luego de que Chávez admitiera que le había aparecido una “lesión” en la misma zona donde le habían extraído un tumor en junio.
Chávez, quien hasta ese momento venía sosteniendo que se había curado del cáncer, admitió antes de partir que había altas probabilidades de que “la lesión” fuera cancerosa y que por ello debía ser extraída nuevamente.
Marquina dijo que la operación se hizo a insistencia de Chávez pese a que sus médicos venezolanos se mostraban en desacuerdo.
“Los venezolanos estaban en contra de hacerle esa operación por muchísimas razones. Para empezar, es un procedimiento sumamente difícil técnicamente. Cualquier paciente que ha sido sometido a dos cirugías previamente, que tiene muchísimo tejido fibrótico, que es obeso, ha recibido quimioterapia, está inmuno-comprometido, va a tener problemas”, comentó Marquina.
“Cualquier cirujano acá en Estados Unidos, por ejemplo, o cualquier país del mundo con sentido común, dice que no hay que operar esta persona que tiene un cáncer sumamente avanzado. Pero él presiona para que lo operen, y al no ser operado en Venezuela, se va a Cuba”, explicó.
Según Marquina, la cirugía que le hicieron fue de breve duración porque fue superficial y consistió en resecarle los bordes necróticos del tumor.
“Básicamente le hicieron una limpieza quirúrgica al tumor”, dijo.
Y es muy probable que cuando regrese, Chávez muestre algo de vitalidad, producto del suministro de fármacos empleados para suministrarle energía a los pacientes.
Esa energía es una de las razones por las que muchos de los venezolanos dudan de que el mandatario esté realmente enfermo.
Marquina señaló que muy probablemente el presidente venezolano hará uso de esa vitalidad para reírse públicamente de las advertencias que los médicos han estado haciéndole sobre el delicado cuadro clínico que enfrenta.
Pero esa energía, sin embargo, no tendría relación con el verdadero cuadro.
“El cáncer normalmente es asintomático hasta el final de la enfermedad. Chávez va llevar muy bien la enfermedad. Y esa es una cosa que incluso le hace dudar que la tiene”, explicó.
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