REFLEXIONES LIBERTARIAS
Ricardo Valenzuela
Proseguía don Gilberto: “En medio de la tragedia que
abrazaba a Mexico con la muerte del Gral. Obregón, recibo un comunicado del
Lic. Francisco Escudero en el cual el Gral. Calles me pedía regresar a mi país
para serias conversaciones. Era ya finales del año de 1928, cuando decido
regresar aceptando la invitación para esa intrigante conversación a la cual me
citaba.
Me reuní con Calles y él de inmediato me notificaba de
sus planes para la formación del Partido Nacional Revolucionario, dejándome ver
que yo era el candidato más idóneo para la presidencia puesto que en el seno
del nuevo partido se manifestaban grandes simpatías para mi candidatura. En
esos momentos lo interrumpí pidiéndole recordara el Plan de Agua Prieta y los
principios que lo habían originado. Le pedía también recordar nuestras
reuniones en esa ciudad con Obregón y de la Huerta antes de iniciar la marcha a
la ciudad de Mexico, nuestros postulados y, por lo mismo; le notificaba que de
ninguna forma yo aceptaría la candidatura de una nueva dictadura. Ese era el
rompimiento final con Calles que me llevara a enfrentarlo.”
Luego don Gilberto, tendiéndome un viejo papel me dice:
“Esto se publicaba en aquellos momentos.”
Nota periodística de la época:
“El ministro plenipotenciario de México en la Gran
Bretaña, licenciado Gilberto Valenzuela, llega a la ciudad de México a mediados
del mes de diciembre de 1928.
Después de celebrar una entrevista con el presidente de
la República, licenciado Emilio Portes Gil, para informarle de su labor
diplomática, se traslada a la ciudad de Cuernavaca saludar al ex presidente de
México, general Plutarco Elías Calles.
Días después el licenciado Valenzuela vuelve a
entrevistarse con el presidente Portes Gil, quien le ofrece designarlo
magistrado de la Suprema Corte, en atención a su reconocida capacidad como
jurisconsulto y por su honorabilidad. Sin embargo, como el licenciado
Valenzuela, desde que pisó tierra mexicana, se le acercó un grupo de políticos
para ofrecerle su postulación como candidato presidencial, agradeció al
licenciado Portes Gil la deferencia de que lo hacía objeto, declinando dicho
puesto para aceptar su candidatura a la Primera Magistratura del país que sus
partidarios le habían ofrecido.
El licenciado Valenzuela se inclinó al lado de los
apasionados y temibles opositores del régimen que vieron defraudadas sus
ambiciones futuristas, y que llegaran a celebrar juntas con intenciones de
provocar un movimiento armado.
Al iniciarse el año de 1929, el candidato presidencial,
licenciado Valenzuela, inicia su jira política por el Noroeste del país,
pronunciando fogosos discursos, como el siguiente, que dijo en el Estado de
Sonora:
"Nuevamente al levantar mi voz en defensa de los
verdaderos anhelos populares y por los fueros de las libertades públicas
amordazadas o destruidas por el nefasto hombre que ha ejercido de la manera más
artera y más insidiosa el poder de la República, tengo que exhibir los
procedimientos, los manejos, las ruindades, los crímenes que han regido el
programa del gobierno, para que estas verdades pasen lista de presentes en las
filas de quienes propugnamos por una era mejor.
Una era mejor sin un agrarismo a lo Calles que ha matado
la agricultura, un laborismo que sólo es holgazanería y afán insaciable de
enriquecimiento, un laborismo que ha asesinado a industria, sin una política
económica que consista únicamente en economías reduciendo sueldos de míseros
empleados, que permitan amasar fortunas que se convierten a la postre en
posesiones como Soledad de la Mota, Santa Bárbara, La Hormiga y residencias
palaciegas para cortesanas impúdicas como las de Anzures y el fraccionamiento
Hipódromo: una era en que no tenga cabida la introducción de cuantiosos
contrabandos por parientes y paniaguados, sin dejar de contar entre ellos
aventureros yanquis como algunos yernos hoy millonarios y hace poco verdaderos
tramposos . Una era que se apoye en un ejército de verdaderos soldados
patriotas y conscientes y no en matarifes sin escrúpulos y asesinos por
inclinación, enriquecidos en el cumplimiento de este odioso cometido.
"Seguiremos en esta cruzada por la salvación de la
Patria que nos hemos impuesto y terminaré anunciando que dentro de pocos días,
allí en Huatabampo, junto a las cenizas aún calientes de Alvaro Obregón,
traicionado por quienes le dieron el fatídico beso de Judas, jurándole ser el
mejor y más leal de sus discípulos, declararé a la faz de la nación, cómo el
cobarde, el asesino, el Borgia de la época actual, Plutarco Elías Calles,
fraguó y llevó a cabo el proditorio asesinato del jefe de la Revolución,
engañando torpemente a cándidas religiosas y católicos de cortos alcances para
dar dos golpes en uno: hacer desaparecer al hombre que lo iba a reducir a la
nada políticamente hablando y justificar su odiosa, su impopular campaña de
persecución religiosa.
"Entre Plutarco Elías Calles y Gilberto Valenzuela
no puede haber ligas de ninguna clase, como no podrán existir nunca entre un
José Vasconcelos que renunciara a toda una cartera en el gabinete de Obregón,
para no ser considerado cómplice tácito del cobarde asesinato del senador Field
Jurado, como nunca podrán marchar unidos Antonio Villarreal y Calles.
"Gilberto Valenzuela escogió su camino, y entre una
vida llena de comodidades, pródiga en riquezas y favores públicos a costa de su
dignidad y de sus virtudes y otra azarosa de luchador del bien contra el mal,
no ha vacilado, Gilberto Valenzuela, sépalo bien la Nación, escogió su camino y
por él marchará digno, enérgico, recio y patriota, aunque tenga que llegar al
martirio y a la muerte, que vale más una muerte gloriosa que una vida sin
dignidad, militando en las filas de los criminales que rodean a Plutarco Elías
Calles.
"Y fijaré, de una vez por todas, que para Gilberto
Valenzuela una cosa es el Gobierno de la República, los Poderes de la República
y otra muy distinta Plutarco Elías Calles, y para no seguir manchando ni
contaminando el Gobierno y los Poderes de la Nación por la influencia maléfica
de Calles, he abrazado la causa de las reivindicaciones populares , contra
quien las conculcó groseramente durante su desastrosa administración y pretende
aún seguir conculcándolas valiéndose de incondicionales enriquecidos y de
pusilánimes que no se atreven a enfrentársele.
"Gilberto Valenzuela, para terminar, desprecia que
Calles, por boca de sus instrumentos, lo declare fuera de la ley, que nada
teme, que si Calles ha decretado la sentencia de muerte de Gilberto Valenzuela,
el pueblo ha mucho que dictó su sentencia sobre Calles y su cumplimiento no
tardará en llegar. Viva la libertad, viva México libre.”
Hermosillo, Sonora
"Febrero 18 de 1929".
Los políticos de distintas ideologías comentaron los
discursos del licenciado Valenzuela, expresándose unos en los siguientes
términos: "Es un líder de verdad, la valentía de sus expresiones enarbola
la bandera del pueblo..."
Otros, se expresaban de distinto modo, manifestando:
"El discurso de Valenzuela, pronunciado en Sonora, hace pensar que su
autor terminará sus días paseándose del brazo de Manrique por las callejuelas
de la Castañeda..."
En la Cámara de Diputados se pronuncian enérgicos
discursos en contra de las declaraciones del licenciado Valenzuela, terminando
los legisladores por solidarizarse con la política del licenciado Portes Gil.
Para fines del mes de febrero, el licenciado Gilberto Valenzuela terminaba el
"Plan de Hermosillo” e iniciaba la revolución Escobarista.
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