18 marzo, 2012

La despenalización de la droga

Este problema mundial que tiene en jaque a la humanidad desde hace tantos años, se complica y se expande vertiginosamente

Por Guillermo A. Zurga
Es bastante curioso, que la iniciativa de las propuestas de despenalizar la producción, distribución y consumo de estupefacientes, provenga de algunos de los gobiernos latinoamericanos. Este problema mundial que tiene en jaque  a la humanidad desde hace tantos años, se complica y se expande vertiginosamente, amenazando todas las aéreas del desempeño de cada uno de los ciudadanos de El Mundo.


Los países afectados son la gran totalidad de países existentes. Los productores, los intermediarios, los comercializadores, los distribuidores, los consumidores, los financiadores  y los que contribuyen con el lavado del dinero proveniente de las inmensas ganancias; en una u  forma son todos países afectados. Si su país está fuera de esta lista, lo felicito, pero dudo que no participe de algunas de las anteriores actividades, posiblemente sin que usted lo sepa.
Sin embargo, no todos los países salen afectados negativamente en el negocio del narcotráfico. Algunos de ellos se benefician económicamente de este maléfico negocio. Claro, estos beneficios no son muy lícitos que digamos, ya que funcionan como una economía paralela a la economía formal y licita  de estos países. Me atrevería a afirmar, que incluso ese flujo de dinero que se mueve ilícitamente, uno vez lavado éste, pudiera contribuir a aumentar el Producto Bruto Territorial (PBT) de estos países.
Otro beneficio que se percibe en las comunidades de algunos de los países productores y distribuidores de estupefacientes, es el de que los ciudadanos de esas localidades reciben dinero, regalos y beneficios varios de los capos de la droga, quienes mantienen a comunidades enteras, con el propósito de ganarse el afecto de estos ciudadanos, y evitar que los delaten, bien por temor, por complicidad o por agradecimiento.
Es bastante probable, que economías como las de Bolivia, Brasil, Canadá, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Ecuador, El Salvador, Méjico, Nicaragua, Perú y de algunas islas del Caribe; países consumidores, productores, operadores,  intermediarios, puentes de distribución o de lavado de dinero, se estén beneficiando indirectamente con los ingresos económicos que se obtienen a partir del mercadeo de los estupefacientes, negocio éste,  donde  el país más consumidor de El Mundo es EE.UU. Tampoco es de extrañar, que algunos gobiernos participen del negocio.
Criticar la práctica de como se combate al narcotráfico, y proponer su despenalización, sin ni siquiera intentar hacer un esfuerzo supremo por contribuir a mejorar tal práctica, es la salida más peligrosa, cómoda, fácil y sospechosamente menos indicada, para exterminar este negocio perverso del narcotráfico que tanto daño causa a la humanidad.
Bolivia por ejemplo, se aparta intempestivamente de la organización de la ONU que combate al narcotráfico. Años después sale con una propuesta absurda, de que se despenalice el masticado de la hoja de coca, por razones culturales para favorecer a la población indígena de ese país.   La producción de coca en Bolivia es tan grande que además de permitirles a sus pobladores que disfruten del beneficio alucinante de estos estupefacientes, producen suficiente, como para abastecer los mercados de cocaína  de: Argentina, Brasil, Chile, Uruguay y Paraguay, etc., con dividendos económicos para el país, que al parecer son extraordinarios.

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