19 marzo, 2012

La operación Rápido y Furioso es uno de los muchos defectos similares de la guerra contra las drogas

Guerras territoriales, presupuestos gubernamentales y triunfos estadísticos en la era de la prohibición

Por Bill Conroy

Desde que la operación de armas Rápido y Furioso de la agencia de alcohol, armas y tabaco (ATF, por sus siglas en inglés) se catapultara al escenario nacional a principios de 2011, la atención se ha centrado en las políticas que influyen en el trabajo de la policía y las manipulaciones detrás de las operaciones de inteligencia, con poca o ninguna atención a la disfunción de la burocracia de la guerra contra las drogas.
Un informe publicado por la Oficina de Contabilidad del Gobierno de los EEUU (GAO, por sus siglas en inglés) en junio de 2009, unos tres meses antes de que se pusiera en marcha la Operación Rápido y Furioso, incluso pone de manifiesto la disfuncionalidad en detalles concretos. En su momento fueron proporcionadas copias del informe al “Departamento de Seguridad Nacional, Justicia, al de Estado y la Oficina de la Política Nacional de Drogas”, afirma el GAO.


El informe de dos años y medio de antigüedad, es una crítica a las operaciones que, obviamente existían antes de junio de 2009 y de Rápido y Furioso, y que utilizaban una estrategia similar a esta última -que permitía que los criminales “pasaran” miles de armas a México bajo la supervisión de ATF. El supuesto objetivo: identificar y llevar ante la justicia a los altos mandos de las organizaciones de tráfico de armas en México.
Estas son las gráficas de dinero del informe de GAO:
Algunos funcionarios con los que nos reunimos de ATF y ICE [Oficina de migración y aduanas] -los dos principales organismos encargados de combatir el tráfico de armas a México- señalaron que los organismos han trabajado juntos en diversos esfuerzos para enfrentar este tema; sin embargo, encontramos que ATF y ICE no siempre han coordinado sus esfuerzos para combatir el tráfico de armas. …Los organismos no se han coordinado ni colaborado en algunas operaciones encubiertas, lo que podría comprometer la eficacia de estos esfuerzos.
…Los funcionarios de ICE afirmaron que… ATF ha llevado a cabo operaciones encubiertas de “entrega vigilada” [realizadas bajo vigilancia de agencias estadounidenses] en un esfuerzo por identificar organizaciones que reciben armas ilícitas en México, sin coordinación de ICE. Los funcionarios de ICE afirman que ATF no los notificó en sus operaciones, incluyendo la aprobación a la exportación controlada de armas [permitiéndolas “pasar” a través de la frontera], lo que hubiera puesto en conflicto la operación de ATF con ICE, CBP [Protección de aduanas y fronteras de los EEUU], o el gobierno mexicano y aumentó el riesgo de que las armas contrabandeadas a México como parte de la operaciones [encubiertas de ATF] hubieran terminado en las manos equivocadas y fueran usadas por el crimen.
Pues, de hecho, esto es precisamente lo que ocurrió con Rápido y Furioso, probablemente por las mismas razones que en operaciones previas de ATF, en base a las conclusiones del informe del GAO. Y esto fue reportado públicamente por GAO meses antes del lanzamiento de Rápido y Furioso, y aún así nadie en los altos círculos de Washington lo trajo a la luz pública a través de una investigación del Congreso hasta principios de este año -y después de que otros miles de mexicanos fueran asesinados por la guerra contra las drogas y que un agente de la patrulla fronteriza muriera en Arizona.
ATF, el organismo federal que controla las armas, en conjunto con una fuerza de tareas compuesta por otras agencias federales, permitió que cerca de dos mil armas entraran de contrabando a México a través de Rápido y Furioso. Estas “entregas vigiladas” de armas fueron puestas en las garras de las organizaciones criminales con el fin de que ATF más tarde pudiera trazar el rastro de las armas a los capos de las organizaciones criminales de México. Esa evidencia, en teoría, fomentó fuertes convicciones en los tribunales estadounidenses y produjo mucha prensa positiva para la guerra contra las drogas -para ser aplaudida por los principales medios estadounidenses. Todo esto impulsa las carreras de abogados y agentes que están frente a las cámaras y que reciben el crédito de ayudar a “ganar” la guerra contra las drogas.
El problema, por supuesto, es que a raíz de Rápido y Furioso, muchos ciudadanos mexicanos inocentes han caído por las balas disparadas por esas armas de contrabando -las cuales pudieron, y debieron, ser interceptadas por ATF mucho antes que cruzaran la frontera.
La verdad oculta de Rápido y Furioso, la parte que no llega a los titulares de los medios, es que esos planes estúpidos no son nada nuevos en la guerra contra las drogas y la disfunción que ha generado dentro y entre las agencias estadounidenses. De hecho, en meses recientes, ha salido a la luz, debido a las luces del Congreso y de los medios en Rápido y Furioso, que las operaciones similares a esta última también se llevaron a cabo por ATF durante el gobierno de George W. Bush, con el nombre código de “Receptor“.
Así que esto parece un asunto muy bipartidista.
Esfuerzo en equipo
En el caso de Rápido y Furioso, y sin duda, en operaciones “encubiertas” similares, múltiples organismos estuvieron involucrados en marcar como objetivos a “cárteles” mexicanos de drogas a través de una estructura conjunta de tareas que hace un uso amplio de informantes y fuentes (criminales mismos) que aprovechan cualquier oportunidad para pasarse al otro equipo para su beneficio personal. Así es como se libra la guerra contra las drogas, día a día, década tras década. La DEA, ICE, el FBI y ATF fueron parte de esa estructura en Rápido y Furioso. Cada organismo tenía sus propios objetivos, y su propio territorio para proteger y avanzar -creando la dinámica para la disfunción.
Así es como funciona -o no funciona.
De una carta del 27 de septiembre de 2011 escrita por el congresista Darrell Issa y el senador Charles Grassley dirigida al Fiscal General de los EEUU, Eric Holder Jr.:
El principal objetivo de Rápido y Furioso desde su creación… fue Manuel Celis-Acosta. …El personal del FBI en Las Cruces, Nuevo México, sabía que el sujeto de una investigación separada de la DEA estaba ordenando armas de Acosta en enero de 2010. Sin embargo, al mismo tiempo, el sujeto de la investigación recibió más de $3,500 dólares en fondos oficiales como para para las drogas ilegales. Ese sujeto -al parecer, quien financiaba el tráfico de Acosta- después comenzó a cooperar con el FBI y pudo haber recibido pagos adicionales como informante confidencial (CI#1).
…De acuerdo a fuentes confidenciales, en un período de dos años, CI#1 había contacto a diversos agentes de la DEA, incluyendo al agente con base en Cd. Juárez, México Jim Roberts, y pasó información a estos agentes sobre cárteles de droga mexicanos. Si la información que hemos obtenido es correcta, la DEA sabía de las actividades de CI#1 desde al menos principios de 2009 [unos seis meses antes del lanzamiento de Rápido y Furioso.]
…[Debido a] la aparente incapacidad de compartir información de la fuente (CI#1), supuestamente ATF no sabía que la DEA y el FBI sabían que CI#1 estaba ordenando armas a Acosta, el objetivo de la Operación Rápido y Furioso.
Esta falta de intercambio de información vital pudo haber extendido el paso de armas [permitiendo que las armas fluyeran hacia México, resultando en un baño de sangre] durante la operación Rápido y Furioso, que buscaba identificar a los altos mando, como CI#1, que estaban pagando por las armas…
El mismo tipo de disfunción inspirada por esta guerra territorial sucedió en otro caso bien documentado por Narco News por años, la Casa de la Muerte -en la que a un informante de ICE (un ex policía mexicano y narcotraficante) se le permitió tener un papel directo en al menos una docena de asesinatos en Ciudad Juárez, México, como parte de un esfuerzo por llegar a los altos mandos de un cártel de drogas mexicano. En ese caso, ICE, la DEA y el FBI eran parte de una fuerza de tareas trabajando en ángulos diferentes en el mismo cártel de Juárez a través de una operación llamada “Skyhigh.”
Narco News, a través de una petición de la Ley de Acceso a la Información (FOIA, por sus siglas en inglés), obtuvo parte de un informe oficial del gobierno de los Estados Unidos que contenía testimonios presentados por Sandalio González, el comandante de la DEA en El Paso, Texas, que dio el pitazo sobre la sangrienta operación de la Casa de la Muerte -que, además de torturar y asesinar a 11 ciudadanos mexicanos y un residente legal de los Estados Unidos, casi llevó al asesinato de un agente de la DEA y su familia.
Del testimonio, parte de una investigación interna de ICE/DEA que involucraba decenas de entrevistas con fiscales y agentes de los EEUU que hasta la fecha continúa enterrado dentro de la burocracia de los EEUU:
Relacionado con la Operación Skyhigh: SAC González sabía que era una operación de varios organismos, incluyendo la DEA, el FBI, ICE USAO [Oficina del Fiscal Federal] y autoridades mexicanas buscando a elementos de la organización VCF [Vicente Carrillo Fuentes] en [Ciudad Juárez] México. …A lo largo de los años ha habido cierta preocupación de agencias estadounidenses en relación al intercambio de información con autoridades mexicanas. SAC [agente especial a cargo] González afirmó que hizo hincapié en que la DEA no compartiría información de otra agencia con organismos mexicanos sin el permiso de la agencia que proporciona la información. SAC González afirmó que el FBI y ICE no querían que cierta información [con respecto a Skyhigh] fuera proporcionada a autoridades mexicanas.
… Con relación a la reunión de OCDETF [Fuerza de Tareas para combatir al crimen organizado y tráfico de drogas] el 25 e agosto de 2003: SAC González asistió a esa reunión… Dijo que era una reunión polémica porque el FBI estaba actuando por su cuenta sin asesorar a otras agencias con actividad en España. En particular, el asociado SAC de ICE… tuvo una discusión acalorada con el supervisor del FBI en relación al plan para detener a un objetivo mutuo relacionado con el VCF en España sin notificar a otras agencias involucradas en la investigación.
SAC González informó que tenía problemas con … la “falta de confianza” de USAO y que esto tenía un efecto negativo en la investigación… De acuerdo con SAC González, este estaba al tanto que AUSA [el Fiscal asistente de los EEUU] no confiaba en DEA ARD [nombre redactado].
Así que parece claro que estas operaciones de las fuerzas de tareas estadounidenses no están en armonía, y tiene consecuencias para la planeación e implementación de cualquier operación “encubierta”; por lo general con consecuencias no favorables. Con Rápido y Furioso entre las operaciones con consecuencias no favorables, también está el hecho de que ATF mantuvo al gobierno mexicano sin información sobre la operación, de acuerdo con funcionarios mexicanos, y por la carta Issa-Grassley, la DEA y el FBI fracasaron en compartir información crucial con ATF.
Y así tenemos un caos que frecuentemente resulta en daños innecesarios -y en el caso de Rápido y Furioso, daños colaterales que fácilmente compite con la sangre derramada en los campos de batalla de la guerra civil estadounidense. El informe del GAO también deja claro que Rápido y Furioso no es la única operación “encubierta” de paso de armas donde la dinámica disfuncional ha estado en juego.
Cuerpos y pisapapeles
A fines de abril de 2009, Narco News entrevistó a Bill Newell, el agente especial a cargo de la oficina de ATF en Phoenix que encabezó la operación Rápido y Furioso, que fue lanzada unos cuatro meses después. Al momento de la entrevista con Narco News, Newell dijo “en México, mi placa es esencialmente un pisapapeles; nosotros [ATF] simplemente no tenemos autoridad.”
En otras palabras, Newell admitía que ATF no tenía poder para hacer cumplir las leyes de los EEUU, o incluso actuar como una agencia con poder dentro de México, sin embargo, este policía veterano después supervisó Rápido y Furioso, una operación que permitió que miles de armas fluyeran libremente hacia México con el supuesto objetivo de atrapar a elementos criminales detrás del contrabando, sabiendo bien que ATF no tenía autoridad para hacer algo así dentro de México -y aún así ATF decidió mantener a funcionarios mexicanos al margen de la operación. No tiene sentido, y a la vez si lo tiene tomando el cuenta el contexto de la disfuncionalidad de la guerra contra las drogas de los Estados Unidos. Son los agentes los que cuestionan las órdenes, quienes buscan exponer tal disfuncionalidad, y a los informantes, que son aplastados y destruidos en esta guerra contra las drogas.
Parece que Newell tomó el camino lógico en ese sentido. Simplemente estaba siguiendo órdenes, y tal vez algunas de las armas de Rápido y Furioso aparecieron en escenas del crimen en México. El trazo que ATF hizo de las armas después de la operación, con la cooperación de organismos oficiales mexicanos, pueden entonces proporcionar las municiones para aumentar las penalizaciones por tráfico de armas en contra de los contrabandistas marcados por los informantes del lado estadounidense de la frontera.
Esas estadísticas se verán bien para su agencia, su presupuesto y en definitiva para su carrera. Y pues el baño de sangre requerido para esas estadísticas, es como funciona la guerra contra las drogas para los cálculos de los burócratas insensibles de la guerra y los monstruos del complejo presidario-industrial a los que ayudan a alimentar.
Si usted duda esa oscura conciencia, eche un vistazo a la cobertura pasada de Narco News sobre la disfuncionalidad de la guerra contra las drogas en la serie de investigaciones de Seguridad Fronteriza, Conexión Bogotá y la Casa de la Muerte, en donde este patrón está bien documentado una y otra vez, por décadas -y en muchos casos, es ahora que se está “descubriendo” por los medios principales. Sucede así porque el derramamiento de sangre en México a alcanzado esos niveles, más de 50,000 homicidios en los últimos cinco años, y que no puede ser ignorado incluso por los medios corporativos y su agenda noticiosa, o ser cubierta por la relaciones públicas de la burocracia -como ha pasado previamente, gobierno tras gobierno, desde que la máquina de la guerra contra las drogas fuera puesta a andar hace más de 40 años (y contando).
Pero las perspectivas de cambio a largo plazo no son favorables si la única esperanza de la democracia del país es la de confiar en la memoria fugaz y voluble de los que buscan una carrera en los medios como control a tal disfunción. De hecho, los medios mismos sostienen tal disfunción más que aliviarla, debido a que las reformas en el servicio civil no son titulares sexys ni tienen grandes índices de audiencia en la televisión.
La verdad es que en nuestro sistema cada presidente asume su cargo y nombra a su gente para los puestos políticos que supervisan estas enormes burocracias, y cada de estos nuevos líderes temporarios tienen un tiempo corto para implementar sus estrategias de acuerdo a las prioridades de la agenda del nuevo presidente, y esas prioridades difícilmente implican reformas sustanciales.
Mientras tanto, la enorme fuerza de trabajo civil bajo estos nombramientos políticos, incluyendo los ejecutivos que buscan hacer una carrera, frecuentemente promovidos gracias a su éxito en apaciguar a los monstruos de la guerra contra las drogas, tienen que hablar de boca para afuera a los nuevos directivos presidenciales, y luego esperar mientras continúan avanzando en las perspectivas de su carrera, un camino que les ha servido: lealtad a uno mismo, a la carrera y la perpetuación de su burocracia.
Y luego un nuevo presidente llega al poder, y con esa persona llegan nuevos nombramientos políticos con objetivos a corto plazo, y nada fundamental cambia -con excepción de las placas de identificación en las puertas de la burocracia, y en las lápidas de las tumbas que deja a su paso.

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