Carta al bartender
El germen que se incubó en la Ibero y en el
Tec de Monterrey al exhibir al candidato producto de una telenovela política de
pantalla, se desbordó ya a las calles.
Por Ramón Alberto
Garza
Dos
ejércitos tradicionalmente tranquilos, casi institucionales, están levantando
la temperatura política en el México pre electoral del 2012.
Unos
son los ejércitos estudiantiles, curiosamente de las universidades privadas
como la Ibero o el Tec de Monterrey. Son los
hijos del error de diciembre del 94, que cansados de ser
engañados por el sistema decidieron poner un hasta aquí a los que califican de
políticos manipuladores.
Los
de la Ibero protestaron cuando recibieron a un Peña Nieto que ocupó con su
gente una buena parte del auditorio. Y que fue evasivo cuando les respondió los
cuestionamientos de fondo, como los de Atenco. Por eso lo increparon.
Los
del Tec de Monterrey fueron todavía más frontales. No le aceptaron al candidato
del PRI sus condiciones de guardarle 900
lugares en el auditorio para su gente. Y su teleprompter. Por
eso cancelaron.
Pero
el germen que se incubó en ambas universidades al exhibir al candidato producto
de una telenovela política de pantalla, se desbordó ya a las calles. Y van
creciendo Los Engañados que se identifican ya con el #YoSoy132.
El
otro ejército es el de las fuerzas armadas. Obligados a salir a combatir la
violencia ante la incompetencia de las policías federales y locales, ahora son
sus generales los que
son exhibidos como presuntos cómplices del crimen organizado.
Nadie
se opone a que se investiguen y se procesen, si existen delitos claros y
contundentes. Hasta hoy no lo sabemos. Lo peligroso es que se abre una caja de Pandora que
ponga sobre la mesa otras interrogantes.
Como
por ejemplo, porqué nadie toca los intereses más cuestionables aún de la
secretaría de Seguridad Pública, donde su titular y su círculo íntimo, tienen
un largo historial.
La
mitad de los más cercanos que iniciaron el sexenio en esa dependencia ya fueron
ejecutados. Los que sobreviven tienen expedientes y siembran guiones. No pueden
explicar sus propiedades y no pasan las pruebas de confiabilidad.
¿Será
porque más allá del amparo de Los Pinos, en la Secretaría de Seguridad opera
una poderosa red de intereses bajo el dominio de un protestado doctorado
honoris causa de Washington?
Por
eso hay inquietud en las fuerzas armadas. Porque la detención y arraigo por 40
días de tres generales –justificada o no- solo viene a exhibir un posible lado oscuro de
quienes combaten a la delincuencia.
Ahora
resulta que quienes nunca debieron salir de los cuarteles son colocados en el
banquillo. Y con ellos a todas las fuerzas armadas. Y los incompetentes a los
que se les tuvieron que cubrir las espaldas, porque no podían con la guerra,
transitan como transexenales héroes, inmaculados.
El
cóctel no solo es
peligroso. Es perverso. Porque se abre en momentos en que la
nación está por definir la sucesión presidencial. Porque obliga a despertar el
sospechosismo del ¿por qué en este momento?, ¿por qué de esta manera?
Si
a eso se le suma como saborizante el exhorto de Vázquez Mota, invitando a hacer
más marchas para evitar el retorno del PRI a Los Pinos, la ecuación se complica
peligrosamente.
Está
claro que hay un
establishment que se niega a ceder poder. Pero frente a este
crece una oleada de inconformidad que en unos días sacó a miles y miles a las
calles. En México y en el extranjero.
Y ahora ni modo de culpar a López Obrador. Los exhortos más
violentos para tomar las calles vienen hoy de la candidata panista. ¿Será el
nuevo peligro para México?
Ojalá
que el bartender responsable de este cóctel tenga claro el alcance y sus
consecuencias. La cruda puede ser demencial. Y perdonen que insista, pero yo sí
quiero elecciones. Sobrias.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario