04 junio, 2012

Londoño señaló a Chávez

COLOMBIA

Por Angélica Mora

El exministro de Interior y Justicia del Gobierno de Álvaro Uribe, Fernando Londoño Hoyos, se recupera de las múltiples heridas que le produjo el atentado contra su vehículo del pasado 15 de mayo, en el que perdieron la vida dos de sus acompañantes.
"Desde las orillas de la muerte", sin el permiso de los médicos y en medio de una lenta recuperación, el exministro habló claro de la violencia que casi le costó la vida.
El fondo musical del programa fue una marcha fúnebre.

Londoño no quiso suspender su programa de radio, "La Hora de la Verdad", y se valió del micrófono para recordar los terribles momentos del acto terrorista que tenía el propósito de matarlo. Expresó que, aunque está con el "corazón roto" por la muerte de sus escoltas, seguirá ejerciendo el periodismo.

1Asimismo, dio las gracias a quienes dieron su vida por protegerlo y los llamó "mis compañeros de trabajo, amigos y confidentes".
Londoño exaltó la labor de Rosember Ramos y José Ricardo Rodríguez, integrantes de su cuerpo de seguridad, que murieron por la explosión de la bomba que le colocaron en el vehículo. En los segundos iniciales del atentado, ambos presintieron lo que ocurría y abrieron las puertas del coche: al hacerlo evitaron que la onda expansiva se concentrara en el interior del mismo.

Al exministro se le quebró la voz al recordar a Rodríguez Ramírez, que además era su chofer:
Tengo que decir una cosa aterradora: parte del cuerpo de Ricardo quedó encima de mí.
Pero lo más importante fue que Londoño hizo gala de su franqueza habitual para señalar al culpable. El exministro usó parte del espacio del editorial del programa para decir que el culpable de los hechos terroristas era Hugo Chávez.
A Londoño no le tembló su dedo virtual a la hora de señalar al presidente de Venezuela como el propiciador de los actos de violencia. Sin nombrarlo específicamente, dijo que era "el importador a América de estas formas de terrorismo". Y agregó:
El noble y querido pueblo venezolano tiene todo nuestro amor, pero no lo tiene el déspota que ahora lo dirige.
Las heridas físicas del exministro están cicatrizando. Y se comprueba que su franqueza y su honestidad siguen intactas.

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