Por Andrew Gavin Marshall
Definiendo la Estratagema Imperial
A finales los 90, Brzezinski escribió el diseño para el proyecto imperial de Estados Unidos en el Siglo XXI en su libro, "El Gran Tablero de Ajedrez." Afirmó sin rodeos que "es imperativo que no surja ningún contendiente en Eurasia, capaz de dominar Eurasia y, por tanto también de desafiar a Estados Unidos", y luego dejaría en claro el carácter imperial de su estrategia:
Para decirlo en una terminología que se remonte a la época más brutal de los antiguos imperios, los tres grandes imperativos de la geoestrategia imperial son evitar la colusión y mantener la dependencia de seguridad entre los vasallos, mantener tributarios flexibles y protegidos, y evitar que los bárbaros se junten [1].Explicó además que las naciones de Asia Central (o "Balcanes Euroasiáticos", como las denomina él):
Son de importancia desde el punto de vista de la seguridad y existen ambiciones históricas de al menos tres de sus vecinos más inmediatos y poderosos, a saber, Rusia, Turquía e Irán, con China mostrando también un creciente interés político en la región. Pero los Balcanes Euroasiáticos son infinitamente más importantes como premio económico potencial: una enorme concentración de gas natural y reservas de petróleo se encuentra en la región, además de importantes minerales, incluyendo oro [2]Brzezinski hace hincapié en "que el interés primordial de los Estados Unidos es ayudar a asegurar que no exista otra potencia capaz de controlar este espacio geopolítico y que la comunidad global no tenga trabas a su acceso financiero y económico ." [3]
Obama como un Furibundo Imperialista
Obama no desperdició tiempo en acelerar rápidamente las aventuras imperiales de Estados Unidos. Mientras dejaba de lado el uso del término "Guerra contra el Terror", el Pentágono adoptó el término "operaciones de contingencia en el extranjero". [4] Es la típica estrategia de la Administración Obama: cambiar las apariencias, no la sustancia. Fue cambiado el nombre, pero sigue siendo la "Guerra contra el Terror", y no sólo eso; fue acelerada rápidamente a un nivel que no habría sido posible para la administración anterior.
La actual expansión del imperialismo norteamericano a nivel global se ha acelerado rápidamente desde que Obama asumió la presidencia, y parece decidido a comenzar y ampliar guerras en todo el mundo. Cuando Obama llegó a la presidencia, Estados Unidos y sus aliados occidentales estaban involucrados en una serie de guerras, ocupaciones y desestabilizaciones encubiertas, en Afganistán, Irak, Somalia, el Congo, y Obama asumió el cargo en medio del brutal asalto de Israel contra Gaza. Desde el comienzo de su presidencia, Obama justificó inmediatamente el violento ataque de Israel contra palestinos inocentes, aceleró rápidamente la guerra y la ocupación de Afganistán, expandió la guerra a Pakistán, comenzó una nueva guerra en Yemen, y apoyó un golpe militar en Honduras, que sacó un popular gobierno democrático en favor de una brutal dictadura. La Administración Obama ha expandido operaciones especiales secretas por todo Medio Oriente, Asia Central y el Cuerno de África, y está preparando el camino para una guerra contra Irán. [5] De hecho, la Administración Obama ha ampliado fuerzas de operaciones especiales a 75 países en todo el mundo (en comparación con unos 60 durante el Régimen Bush). Entre los muchos países con operaciones en expansión están Yemen, Colombia, Filipinas, Somalia, Pakistán, entre muchos otros. [6] Además, en los últimos meses, la Administración Obama ha estado en ruido de sables con Corea del Norte, potencialmente iniciando una guerra en la Península Coreana. Con la creación del Comando de África (AFRICOM) del Pentágono, la política exterior estadounidense en el continente se ha militarizado crecientemente.
Al parecer ningún continente está a salvo. Estados Unidos y sus socios de la OTAN están desarrollando una política exterior aparentemente enferma de acelerar dramáticamente el imperialismo militar tanto abierto como encubierto. Esta política parece ir rumbo a un eventual enfrentamiento con las potencias emergentes de Oriente, en particular China, pero también, potencialmente, India y Rusia. China y Estados Unidos, en concreto, se mueven en un rumbo de colisión imperial: en Asia Oriental, Asia Meridional, Asia Central, Medio Oriente, África y América Latina. La competencia por el acceso a los recursos es una reminiscencia del "Gran Juego" del Siglo XIX, donde Afganistán fue un campo de batalla central.
Uno podría pensar que en medio de una masiva crisis económica global, la peor que el mundo haya visto, las naciones más importantes deberían reducir su alcance y militarismo imperial a fin de reducir sus deudas y mantener sus economías. Sin embargo, existe una "lógica imperial" detrás de esta situación, y que debe ser integrada dentro de un contexto geopolítico más amplio.
Conceptualizando el Ascenso de China
En primer lugar, debemos tratar adecuadamente la naturaleza del ascenso de China en el orden mundial. Lo que estamos presenciando es una situación única en la historia. Por primera vez, el surgimiento de una "nueva" potencia no se está desarrollando en el contexto de un levantamiento contra los poderes hegemónicos de la época, sino que dentro del orden hegemónico. En resumen, el ascenso de China no es un ascenso contra Estados Unidos; es más bien un ascenso dentro del orden mundial estadounidense. Por lo tanto, China ha crecido lo que Occidente le ha permitido crecer, pero ello no significa que China no tratará de servir a sus propios intereses ya que ha acumulado un estatus y poder global significativos. China ha crecido gracias a la integración con el sistema económico dominado por Occidente, y en particular el sistema bancario occidental y el de bancos centrales. China y Estados Unidos son económicamente dependientes el uno del otro, donde Estados Unidos compra productos baratos de China, y China, los fondos de deuda de Estados Unidos. En efecto, China está financiando también las aventuras imperiales de Estados Unidos.
Por lo tanto, se nos presenta una situación única: una de dependencia y competencia mutuas. Mientras China y Estados Unidos son dependientes uno de otro, también están los demás competidores importantes, especialmente en términos de acceso y control sobre los recursos. Por ejemplo, China apoya a Irán y Sudán. Estas dos naciones son objetivo prioritario de las ambiciones imperiales estadounidenses, no por alguna preocupación humanitaria o por el terrorismo (aunque eso es la propaganda expuesta más a menudo), sino que debido a los recursos importantes y estratégicos de estas naciones. Como no se subordinan a Occidente y en particular a Estados Unidos, son consideradas "naciones enemigas", y por tanto los medios se enfocan en demonizar a estas naciones para que el público apoye medios militares y de otro tipo para implementar "cambios de régimen." China apoya estas naciones por el acceso a sus recursos, y como forma de contrarrestar la influencia estadounidense.
Gobernanza Global
Para agregar otra compleja característica a esta historia, hay que situar esta relación conflictiva en el contexto de la crisis económica global y la respuesta mundial a la misma. El G20 es el principal foro principal de "gobernanza global", donde las naciones del mundo están trabajando juntas para integrar cada vez más sus enfoques de gobernanza a nivel global. La crisis económica ha proveído el ímpetu para estimular los llamados y la implementación de planes para construir un sistema de gobernanza económica global: un banco central global y una moneda global. Así que, mientras China y Estados Unidos están tratando de integrarse más económica y globalmente, también están compitiendo por el acceso y control de los recursos.
La lógica detrás de esto es que ambas potencias quieren tener la posibilidad de negociar el proceso de construcción de un sistema de gobernanza global desde su lugar más seguro. Si bien se reconoce generalmente que el mundo está siendo testigo del "ascenso de Oriente," en particular con China e India, observamos el movimiento del centro del poder global desde el Atlántico al Pacífico. Varios comentaristas durante años han estado analizando y discutiendo este tema, sin embargo, el hecho de que el poder se haya centrado en el Atlántico durante los últimos 500 años significa que no será tan fácil de trasladar al Pacífico. De hecho, las potencias occidentales no sólo han reconocido el lugar de Oriente, sino que Oriente ha crecido debido a que se lo han permitido y le han ayudado en este proceso. Las potencias occidentales han implementado esto no por algún designio benevolente, sino porque los poderes intelectuales organizados de Occidente (a saber, los principales think tanks e intereses bancarios) han tratado de crear un sistema perfecto de gobernanza global, donde el poder no domina de una nación a otra, o de Occidente a Oriente, sino que el poder está centralizado a nivel global. Este es obviamente un proyecto a largo plazo, y se concretará (o no lo hará) hasta varias décadas más. Sin embargo, es a través de las crisis - económica, política y social - que este proceso de gobernanza global puede ser rápidamente acelerado.
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