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La
recaudación de mayo de este año –según datos de la AFIP (1)- batió un
record histórico: 61.026.000.000 de pesos, un 20,5% más que lo ingresado
en el mismo mes del año pasado. La soja toca su máximo histórico. Sin
embargo la economía –y por ende el país- se desacelera y nos encontramos
camino a una recesión. La pobreza aumenta y el desempleo sube, las
fábricas cierran. El estado cada vez tiene mas dinero y los problemas,
lejos de resolverse, se multiplican.
- Entonces, ¿cuál es el problema?
- Son los impuestos, estúpido!
En primer lugar debemos entender que no somos el primer país del mundo en lidiar con esta problemática. Probablemente nuestros políticos no estén en camino a encontrar la solución, porque no entienden cual es la esencia del problema. Un sabio y admirable político dijo una vez en su discurso: tal vez el gobierno sea el problema.
El 19 de junio, una nota del diario La Nación (2) titulaba: “Hasta hoy, un trabajador sólo ganó para pagar los impuestos”. Y más adelante, detallaba que un trabajador asalariado formal en la Argentina que tenga un ingreso neto de bolsillo de $ 6.045 por mes debería trabajar 171 días para pagar todos los impuestos que los diferentes niveles de la administración le cobran, nacionales, provinciales y municipales. Por su parte, los que cobran sueldos más altos, lo deberán hacer hasta el 13 de julio. De modo que “El Día de la Liberación de Impuestos” se ubica en la Argentina entre el 19 de junio y el 13 de julio. Tomen nota.
Entonces, un ciudadano trabaja más de la mitad del año (o de su vida) para el estado. ¿Y que le devuelve el estado? ¿Seguridad? ¿Hospitales en óptimas condiciones? ¿Escuelas publicas de calidad? ¿Rutas en perfecto estado? ¿Seguridad en las fronteras?
¿O será que muchos ciudadanos prefieren pagar dos veces por las mismas cosas, costeando la “escuela pública” con impuestos y a su vez abonando una cuota de colegio privado para que sus hijos se eduquen? ¿Tributando para la “salud publica” y todos los meses contratando una prepaga? ¿Se mudan a un edificio con personal de seguridad las 24 horas y cámaras de vigilancia porque prefieren pagar expensas más altas? ¿O será que nada de lo público funciona? Deberíamos –de una vez por todas- dejar de lado el sentimiento absurdo del amor por “lo público” -porque si- y ver la apabullante realidad que nos rodea.
¿Entonces, para que pagamos los impuestos? ¿A quien estamos financiando con nuestro dinero? ¿Nos vuelve aunque sea en parte algo de lo que pagamos?
Nuestra dirigencia política (toda) cree que con la suba de los impuestos todo crece y se arregla, pero entonces ¿porque hay cada vez más pobres, más desnutrición, más desempleo y el trabajo en negro roza el 40%?
La respuesta es simple y contundente: demasiados impuestos.
Arthur Laffer, un economista estadounidense creó una teoría para explicar la solución a este problema, que se llamo “La curva de Laffer”.
Básicamente su teoría partía de dos premisas:
a) si la presión impositiva es 0, la recaudación es 0. No hace falta dar ninguna explicación de esta primera.
b) si la presión impositiva es del 100%, la recaudación también es 0, ya que nadie trabajaría sabiendo que al momento de cobrar su salario el estado se quedaría con todo.
“La curva de Laffer” muestra que el incremento de los tipos impositivos no siempre conlleva un aumento de la recaudación fiscal. De hecho, muchas veces, al aumentar los impuestos, la recaudación cae. ¿Por que en la Argentina no? Porque tenemos un cáncer llamado INFLACION que aumenta -día a día- aun más nuestro problema.
Este economista, que asesoró –entre otros- a Ronald Reagan, sostuvo que no siempre que se aumente la presión impositiva la recaudación iba a subir, porque llevado a un punto, la gente dejaría de trabajar o simplemente evadiría el pago de los impuestos. Él le propuso a Reagan una osada idea, BAJAR LOS IMPUESTOS PARA AUMENTAR LA RECAUDACIÓN. A simple vista suena ilógico, pero créanme que funciona, solo hace falta ver los resultados. Al ser mas bajos los impuestos, la gente no tendría la necesidad de evadirlos y los pagaría un porcentaje mucho mayor, logrando aumentar la recaudación aun más que si los mismos fuesen altos y los pagasen solo una parte de los contribuyentes. A Reagan lo asesoró otro gran economista y Premio Nóbel de Economía, Milton Friedman, que tuvo como objetivo central el dar el protagonismo económico a la iniciativa y la acción individual frente al Estado. Es algo que nuestro país debería tratar de entender y volver a las bases, de Alberdi, claro.
¿Cual fue la reacción de muchos ante este planteo del presidente de los Estados Unidos? Desconfianza y risas, hasta el punto de llamar sus políticas económicas: “reagamonics”
Cuando Ronald Reagan se presentó a la presidencia de Estados Unidos en 1980, incluyó la reducción de impuestos en su programa. Sostenía que los impuestos eran tan altos que disuadían de trabajar a muchos ciudadanos y que una reducción de los tipos impositivos daría a los individuos incentivos suficientes para trabajar, lo que provocaría la mejora del bienestar económico e –incluso- de los ingresos fiscales.
Los cuatros pilares de su política económica fueron:
- Reducir el crecimiento del gasto público.
- Reducir los tipos marginales de los impuestos que gravaban el trabajo y el capital.
- Reducir la regulación de la actividad económica.
- Controlar la oferta monetaria y reducir la inflación.
Reagan redujo la tarifa del impuesto sobre la renta de una forma regresiva. Durante su mandato, los tipos más altos de las tarifas del impuesto sobre la renta se redujeron significativamente, bajando en siete años desde el 70% hasta el 28%.
Preguntémonos –entonces- ¿qué sucede en los países donde menos impuestos se pagan? ¿Existe la misma pobreza, desnutrición o desocupación que en nuestro país? Veamos ejemplos concretos.
Los 5 países que menos impuestos y regulaciones tienen –y lideran el Ranking de Libertad Económica (3)- son: Hong Kong, Singapur, Australia, Nueva Zelanda y Suiza. ¿Aparentan ser países con problemas de pobreza, desnutrición o desempleo?
Veamos mas detalles sobre ellos:
Por ejemplo, en Singapur, el BPI per cápita -según datos del FMI (Fondo Monetario Internacional (4)- es de 61.047 dólares estadounidenses por año, en Hong Kong es de 50.716 dólares, mientras que en la Argentina es de tan solo 18.319 dólares, teniendo en cuenta que nuestro país –en riquezas naturales- es cien veces mas rico que Hong Kong o Singapur.
Veamos ahora los últimos 5 puestos del Ranking de Libertad Económica: Cuba, Zimbabwe, Corea del Norte, Somalia y Sudan. ¿Nos dicen algo?
Si aun la respuesta es negativa, veamos el PBI per cápita de algunos de ellos: el de Zimbabwe es de 516 dólares mientras que el de Somalia es de 600 dólares.
¿Ahora si, nos dicen algo estos datos?
Definitivamente SI! A más impuestos: más miseria y más pobreza. A menos impuestos e intervención estatal: más riqueza y más prosperidad.
Tal vez para solucionar los problemas de nuestro país deberíamos mirar un poco al mundo del progreso y menos a Venezuela o Angola. Más a casos como Hong Kong, que en 50 años pasó de ser una isla de pescadores pobres a ser un centro financiero mundial y que nada tiene que envidiarle a Nueva York.
Reflexionemos, tal vez deberíamos escuchar menos a Perón que nos llevo por este camino a la miseria y mirar un poco más a países que eran pobres y en pocas décadas gracias a la poca intervención estatal y una economía de libre mercado han encontrado el camino a la prosperidad. Deberíamos pensar un poco más en ahorrar y menos en consumir, y aun menos en comprar plasmas a pagar en 50 cuotas para ver el mundial 2010, cuando todavía durante el mundial 2014 los seguiremos pagando. No debemos buscar la solución a nuestros problemas en el estado, porque no la vamos a encontrar.
“En la presente crisis, el gobierno no es la solución a nuestro problema; el gobierno es el problema”. (Ronald Wilson Reagan, en su primera intervención inaugural) (5).
Tal vez la próxima, deberíamos votar mejor.
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