02 agosto, 2012

Argentina da portazo al «corralón»

Internacional

El Gobierno desembolsa 2.281 millones de dólares y salda la deuda de los ahorradores de cuyos depósitos se apropió en 2002

Once años más tarde Argentina puede decir que el «corralito» y «el corralón», en rigor el gran problema, forman parte de la historia. Las dos figuras que simbolizan la debacle en el 2001 del sistema financiero, junto a la mayor crisis política y social del país, son ya pasado. El paso adelante se producirá cuando el Estado pague, a lo largo de la jornada, el Boden 2012 ("bonos del estado nacional"), la última deuda que tenía pendiente desde entonces con los ahorristas y que sirvió de canje para compensar la transformación compulsiva de sus depósitos en dólares a pesos ultra devaluados («corralón»).

La presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, tiene motivos para celebrar esta vuelta de página de las maltrechas finanzas pero muchos más para preocuparse por el rumbo que toma la economía de Argentina, un país que, pese a las apariencias, sigue en suspensión de pagos con una minoría simbólica de los llamados «hold outs» y el Club de París del que, entre otros, forma parte España. En otras palabras, esto significa que Argentina tiene el grifo del crédito cerrado. En otros terrenos, paralelos, los baches que trata de sortear Argentina se encuentran en las autopistas de las exportaciones, que en junio cayeron el 10%. También en el PIB, que descendió un 0,5%. Y la curva más peligrosa, sin duda, en estos tiempos, se llama inflación: ésta se disparó en torno al 25%. Pero oficialmente, en un discurso que causa sonrojo entre los mismo miembros del Gabinete, el Gobierno insiste en que el descontrol de precios al alza no pasa del 10%.
En este contexto, los argentinos pasan cada día tratando de buscar refugio en el dólar, la moneda de ahorro histórica para ellos, para la presidenta y para la mayoría de sus ministros. Ante esa desesperación por los «billetes verdes», Cristina Fernández, forzada por un comentarista de radio, decidió hace unas semanas «pesificar» un depósito que tenía declarado en dólares. Y de paso instó a sus ministros a que hicieran lo mismo. Unos cumplieron y otros, como el artífice de la intervención y posterior expropiación de Ypf a Repsol, Axel Kicillof, no.
Los obstáculos para adquirir divisas han provocado que, como en Venezuela, existan dos mercados de cambio. En el oficial el dolar se compra a 4,58, pero las trabas son tantas y la mayoría sin referencia de norma escrita que los ciudadanos no pueden adquirirlos y deben buscar en las «cuevas», «arbolitos» y otros lugares donde el «blue» o «negro» ha llegado a los siete pesos.

Gran incertidumbre

Roberto Lavagna, exministro de Economía de Eduardo Duhalde y de Néstor Kircher fue el artífice del mayor canje de la historia y de los Boden. Logró para Argentina una reestructuración de deuda tan favorable que supuso para el país, en determinados supuestos, el pago del 25% de las obligaciones contraídas. Hoy mira el rumbo de Argentina con desconfianza. «La nación enfrenta un gran déficit» y «la lógica en cualquier país razonable es sentarse a ver qué hay que hacer para enfrentar el problema».
Para Lavagna, creador de las distintas series de bonos, incluido el Boden 2012, «hay un principio de recesión claro. El primer semestre no ha sido bueno. Algunos sectores de la industria y la construcción han sentido fuerte el efecto y hay sobre todo, niveles de incertidumbre muy grandes». Sus declaraciones en el cierre del coloquio de la Unión Industrial de Córdoba, vienen acompañadas de otras apreciaciones. «Me parece que hay muchos sectores que se habían ilusionado y fueron pasando por alto datos de la realidad que mostraban que en algún punto íbamos a tener problemas; porque la caja en pesos se fue agotando, el superávit fiscal también; al igual que la caja en dólares, que también desapareció. Entonces, aparecen las restricciones».
El «corralito», expresión original de periodista Antonio Lage, nació el 3 de diciembre del 2001. El por entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, explicó que consistía en un límite semanal en la extracción de efectivo de cuentas y cajas de ahorros. La medida trataba de evitar la sangría de capitales al exterior y el crack de la banca pero no se apropiaba de los fondos como sucedió posteriormente con el «corralón». El Gobierno llegó a emitir en el 2002 Boden por valor de 19.641 millones de dólares. Le quedaban pendientes de pago 2.281 millones. Esos son los que hoy desembolsará para quedar, al menos con esos deudores, en paz.

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