Los agricultores, que se habían metido al lugar ilegalmente, habían dispuesto un campamento completo, con
Los agentes del Departamento para la lucha contra las drogas (DEA) se cansaron de esperar a los "dueños" del plantío. Pero creen que eran miembros de la Familia Michoacana, cartel de drogas mexicano que el Departamento de Justicia dice que moviliza principalmente heroína, cocaína, marihuana y metanfetaminas en los estados del sureste y suroeste de Estados Unidos, indica una nota publicada en cnn.com.
Hace unas semanas, luego de una investigación de más de dos años, el Departamento de Justicia y la DEA desarticularon una red de lavado de
Autoridades presentaron cargos criminales en una corte de Austin, Texas, contra Miguel Ángel Treviño Morales, alias El Z-40, uno de los dos PRINCIPALES líderes de Los Zetas, y contra sus hermanos Óscar Omar Treviño Morales y José Treviño Morales. Además se acusó a otras 12 personas, supuestamente miembros del cartel, de formar parte de una conspiración para lavar dinero procedente del tráfico de cocaína, marihuana y otras drogas a Estados Unidos.
Este grupo se había consolidado inicialmente en la industria de las carreras de caballos en Oklahoma y Nuevo México. Además de participar en las careras de equinos más importantes del país, sus integrantes se dedicaban a la compra y crianza de caballos cuarto de milla, indica el diario mexicano El Universal.
Estos son solo una parte de la cada vez más larga lista de casos en los que carteles de droga mexicanos tienen una importante presencia en territorio estadounidense.
"Mientras que la mayoría de [residentes latinos] son personas muy trabajadoras, como cualquiera, es una oportunidad para que los soldados rasos de los carteles hagan lo suyo, también", dijo al canal de noticias CNN el agente de la DEA, Michael Franklin cuando se encontró el plantío en Carolina del Norte.
Otros informes aseguran que este tipo de actividades son comunes en ciudades cercanas a la frontera con México, como Phoenix, Arizona. Pero también se han encontrado ramificaciones en urbes tan lejanas de este país como New York, Chicago y Atlanta.
Ningún lugar es despreciable para los carteles. Tanto en suburbios como en áreas rurales hay reportes de hallazgos de drogas, armas y dinero que al rastrearse tienen alguna conexión con las mafias de la droga mexicanas.
Los números, de acuerdo con el historial de la actividad de estos grupos en el país, van en aumento. El National Drug Intelligence Center del Departamento de Justicia calcula que los carteles mexicanos controlan la distribución de la mayoría de las metanfetaminas, heroína y marihuana que ingresa al país, y que cada vez más son ellos los que producen sus propias drogas.
En 2009 y 2010 el centro reportó que los carteles operaban en 1,286 ciudades de Estados Unidos; más de cinco veces la cantidad reportada en 2008. El centro mencionó solo 50 ciudades en 2006.
Por su parte, Roberta Jacobson, subsecretaria de estado para México y Canadá, dijo en abril del año pasado que los carteles de la droga mexicanos tienen operaciones en 230 ciudades de Estados Unidos. El tráfico de drogas "no es una crisis que afecta solamente la frontera. Es una crisis en nuestras ciudades en todo el país", dijo.
Además de los carteles ya mencionados, el año pasado también se descubrió que el de Sinaloa, no menos peligroso que sus rivales, operaba en Carolina del Sur. El responsable de la banda fue condenado a 20 años de prisión, y las autoridades se dieron cuenta de que había grupos similares liderados por los carteles que estaban trabajando en Seattle, Minneapolis y Anchorage, Alaska.
"Todos los carteles están aquí", dijo Sylvia Longmire, ex agente especial de la Fuerza Aérea y ex analista de seguridad fronteriza de California. Es también autora del libro "Cartel: The Coming Invasion of Mexico's Drug Wars". "El del Golfo, de los Beltrán Leyva, el de Sinaloa, Los Zetas, de los Arellano Félix, La Familia Michoacana...".
Pero no hay que esperar ver a los peces gordos por estos lares. Los carteles operan principalmente con la ayuda de pandillas que distribuyen la droga en cualquier parte del país. Por una carga de cocaína que le reditúa al cartel 3,000,000 de dólares, los "distribuidores" reciben tan solo alrededor de 5,000 dólares.
Más recientemente, los carteles han reclutado a inmigrantes indocumentados para pasar la droga. Agentes de la Patrulla Fronteriza han interceptado a migrantes que trabajan como "mulas", y que tienen a su cargo transportar drogas a través de los terrosos caminos que conectan a México con Estados Unidos.
Y si el problema ha llegado hasta este grado es porque el gobierno estadounidense no considera que este es un asunto que amenaza la seguridad nacional, "en lo que estoy totalmente en desacuerdo", dijo Longmire.
"Raramente se menciona este tema en los debates... No se tiene una idea concreta de lo que esto representa", dijo la experta. De hecho, en la convención del Partido Republicano, que se efectúa esta semana en Tampa, Florida, el asunto de las drogas no se contempla en la agenda, y hasta el momento ningún político ha mencionado algo sobre el tema en alguno de sus discursos (la convención comienza oficialmente este martes, aunque durante todo el lunes se han realizado actividades con distintos funcionarios de ese partido).
La droga, dependiendo de la que se trate, se introduce o se produce en el país, o ambas opciones. Por ejemplo, las metanfetaminas, de las que la Familia Michoacana es líder en producción, se trae a Estados Unidos, pero también se fabrica en laboratorios clandestinos del país. Los químicos para crearla son traídos ilegalmente de México.
La marihuana también se produce en ambos países, pero la heroína es mexicana. La cocaína viene de Sudamérica vía México.
El problema, no obstante, no terminará, y tampoco se aminorará "mientras la droga sea ilegal y mientras haya demanda", dijo Longmire.
"Para el gobierno, decir 'tenemos un problema' es aceptar que lo ha ignorado y permitido", dijo la experta.
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