Las campanas de alerta comenzaron a sonar hace varias semanas en la Casa de Nariño en medio de una percepción de que los índices de seguridad han bajado por el incremento de los ataques guerrilleros, aunque el Ejecutivo asegura que la ofensiva muestra la desesperación de esos grupos y que las cosas “van por buen camino”.
Sin embargo, las encuestas muestran un panorama inquietante para Santos, un economista y periodista que el próximo viernes cumplirá 61 años, por una constante caída en los niveles de imagen favorable.
La imagen favorable de Santos cayó 24 puntos en el último año
Un sondeo publicado en junio por la firma Gallup indicó que el 48 por ciento de los colombianos tiene una imagen favorable de Santos,
16 puntos porcentuales menos que en abril. A su vez, la firma Datexco
señaló que el 55 por ciento lo ve de una forma positiva, frente al 65
por ciento de un sondeo hecho también en abril.La firma Ipsos Napoleón Franco reveló la semana pasada que la imagen favorable de Santos cayó 24 puntos en el último año, al pasar del 71 al 47 por ciento.
Aunque el mandatario afirma que esos son “gajes del oficio” y que la popularidad “está para gastarla”, los resultados lograron inquietarlo y en los últimos días realizó una maratónica gira por diversas regiones para mostrar las obras del gobierno.
Santos considera que su principal tarea ha sido lograr que el Congreso aprobara la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, sancionada el año pasado y que empezará a ser aplicada en breve después de un período de adecuación de las instituciones.
El gobierno busca que la ley beneficie a cuatro millones de víctimas del conflicto armado que afecta al país desde hace casi cinco décadas, mediante la reparación económica y la devolución de las tierras a los desplazados.
La ley cuenta con un amplio respaldo, pero los problemas no tardaron en aparecer en este frente con amenazas y ataques contra líderes campesinos que reclaman tierras, por lo que Santos asegura que a su gobierno lo persigue una “mano negra” de las extremas izquierda y derecha.
Santos asegura que a su gobierno lo persigue una “mano negra” de las extremas izquierda y derecha
“Por supuesto, surgen enemigos de esta política: la
izquierda se opone porque esta restitución le quita sus banderas.
También está la extrema derecha. Tenemos enemigos de lado a lado”,
afirmó Santos en su reciente gira por el país.El Congreso, controlado por una amplia mayoría de la coalición de gobierno Unidad Nacional, también aprobó un Marco Jurídico para la Paz propuesto por el Ejecutivo, que contempla herramientas para una negociación con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Santos afirma que está dispuesto a hablar con esos grupos y que tiene la “llave para abrir la puerta de la paz”, pero que no ha llegado la hora de usarla, en medio de un notable incremento de la ofensiva de las Farc en el suroeste y el noreste de Colombia.
Pero Santos sostiene que las Farc están mermadas por la respuesta militar, que se anota importantes golpes en este gobierno, como los bombardeos en que murieron los principales jefes del grupo, alias “Mono Jojoy” y “Alfonso Cano”, en septiembre de 2010 y noviembre de 2011, respectivamente.
Según varios congresistas de la alianza oficialista, el mandatario debe ajustar su gabinete al llegar a la mitad del período porque algunos ministros no han mostrado resultados, en medio de la fuerte oposición liderada por el ex presidente Álvaro Uribe (2002-2010).
Según varios congresistas, el mandatario debe ajustar su gabinete al llegar a la mitad del período
Santos sucedió el 7 de agosto de 2010 a Uribe, de quien era visto
como su “delfín” por pertenecer al mismo partido y por haber sido su
ministro de Defensa “estrella”.No obstante, las diferencias entre los dos no tardaron en hacerse evidentes por las posturas de derecha de Uribe y las ideas de centro y en algunos casos progresistas de Santos.
Dos de los argumentos que con mayor frecuencia cita Uribe para criticar a Santos son la normalización de las relaciones con Venezuela, en medio de sus constantes referencias al presidente Hugo Chávez como “dictador”, y la aparente reducción de los niveles de seguridad en el país.
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