03 agosto, 2012

¿El principio del fin de la crisis de deuda? Posible golpe maestro de Draghi y el BCE

elEconomista.es


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Mario Draghi y al BCE fueron acusados ayer de provocar un desplome en las bolsas por su "inacción", especialmente desde España. Sin embargo, un análisis más sosegado del discurso demuestra que la institución ha tomado decisiones importantes contra la crisis. De hecho, el mercado ha recapacitado y hoy ha recuperado lo perdido en la jornada anterior.

La digestión de los últimos acontecimientos ha sido lenta y dicífil para mucho actores del mercado, que esperaban una acción mucho más directa y espectacular. Pero lo cierto es que el BCE tiene que hacer auténticos equilibrismos para contentar a todo el mundo e intentar solucionar los problemas de economías muy diferentes. Y de ahí que haya tenido que utilizar el palo y la zanahoria para obtener lo que podría ser un consenso, si bien frágil, sobre el camino a seguir en Europa.
Así, dos años y medio después de que estallara la crisis de deuda parece haber un acuerdo entre políticos y banqueros centrales sobre cómo afrontar la situación, calmar a los mercados y garantizar la supervivencia del euro. Es decir, que ahora existe una hoja de ruta más clara.
Y es que el BCE estaría usando el palo para obligar a los países en apuros a pedir ayuda al fondo de rescate (FEEF), con la condicionalidad que lleva acarreada, y la zanahoria en forma de posibles compras de bonos y otras medidas extraordinarias todavía por concretar. Vamos, lo que viene a ser un equilibrio entre los intereses del sur y del norte de la UE, algo que hasta hace poco parecía imposible de alcanzar. De hecho, casi nadie duda de que España e Italia vayan a solicitar la ayuda a cambio de unas condiciones y de que el BCE vaya a terminar interviniendo en el mercado.

La compra de deuda a corto plazo es la clave

Para conseguir el citado equilibrio, o para complacer a todas las partes, el BCE habría utilizado una estrategia que el mismísimo The Wall Street Journal considera muy inteligente.
De hecho, la restricción de las hipotéticas compras de deuda a los bonos de más corto plazo habría vencido los recelos alemanes sobre este tipo de medidas, ya que la operación se asemejaría más a un mecanismo de transmisión monetaria que a la financiación pura y dura de un Estado miembro. Se trataría pues de dar liquidez al bajar los intereses de la deuda y no de financiar directamemte, algo prohibido por los estatutos del BCE.
Pero todo esto significa, además, que tanto España como Italia no deberían dormirse en los laureles porque no podrán refinanciar su deuda a 2 y 3 años continuamente, ya que necesitan generar la confianza necesaria para encontrar compradores para la deuda a más largo plazo. Este incentivo evitaría que sucediera lo que ocurrió el verano pasado cuando la Italia de Silvio Berlusconi se echó atrás en sus reformas al ver que el BCE compraba bonos.
Pero a pesar del consenso, y por aquello de que las formas son siempre las formas, el Bundesbank ha querido hacerse notar porque, como reconoció ayer Mario Draghi, fue el único que manifestó sus reservas ante una decisión unánime.

El día después: brutal reacción del mercado

El rendimiento del bono español a 2 años bajó cerca del 20% y el de 5 años caía un 10%. "Estos anuncios del BCE, una vez que se hagan realidad, estarían cerca de ser el gran bazuca que piden los mercados", explicó a Bloomberg el estratega Charles Diebel, de Lloyds. "La decepción del mercado de ayer no es una sorpresa en este contexto, pero podríamos haber sentado las bases del gran plan que llegará en las próximas semanas", añadía.
Por otra parte, la estrategia de Draghi habría permitido algo muy importante entre tanto nerviosismo e impaciencia. Y es ganar tiempo porque el fondo de rescate permanente, el MEDE y sus 500.000 millones de capacidad de préstamo, no estará disponible al menos hasta finales de septiembre. Además, tendrá que superar el obstáculo del Tribunal Constitucional alemán, que dará su veredicto el 12 de ese mes.
Hasta entonces, el único vehículo que tiene Europa para capera el temporal es el FEEF, que apenas cuenta con 148.000 millones de euros antes de desembolsar el rescate de la banca español, algo que a todas luces es insuficiente para salvar a España e Italia.
"Independientemente de la reacción visceral del mercado a corto plazo, el anuncio del BCE constituye un progreso serio", dijo Holger Schmieding, economista jefe de Berneber Bank. "La probabilidad de que lo peor de la actual fase de la crisis del euro se haya superado ha crecido sustancialmente", sentenciaba.
Por tanto, el BCE y Alemania aprietan pero no ahogan a países como España e Italia. Solo les obligan a continuar con sus reformas a cambio de una ayuda que puede poner freno a la actual espiral de sus respectivas deudas. Y, ahora sí, parecen dispuestos a hacer "o que sea" por el euro.

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