26 agosto, 2012

La obamanía del Departamento de Estado


Amy Payne 

La obamanía del Departamento de Estado

&quote&quoteUsar los recursos de los contribuyentes para promocionar descaradamente las posiciones del presidente en materia de política exterior (y hasta para reescribir archivos históricos) es un indignante abuso de poder.
Ponerse a sí mismo entre las biografías de presidentes en la página web de la Casa Blanca parece que no fue suficiente para Obama. El Departamento de Estado está ahora editando sus descripciones del resto de países en otra campaña comercial de la Administración Obama subsidiada por el contribuyente.
Recientemente, el Departamento de Estado dejó de producir sus Notas de Fondo, exposiciones analíticas y objetivas sobre otros países. En su lugar, las nuevas Hojas Informativas venden las medidas y políticas de Obama a cada país. Ya no hay más contexto histórico, ni más relatos sobre los complejos y tradicionales asuntos de cada país. Simplemente se va directo al grano, es decir, al momento en que la actual Administración llegó al poder.

El analista de la Fundación Heritage Jim Roberts, uno de los redactores del Índice de Libertad Económica, se reveló apabullado por el desproporcionado cambio en el enfoque de los textos mientras realizaba recientemente una investigación. Roberts, que trabajó en el Departamento de Estado desde 1982 hasta 2007 y solía escribir esos perfiles, comentó que nunca había visto unas redacciones como esas, sin las anteriores Administraciones, tanto republicanas como demócratas.
Según Roberts, "no parecen hojas informativas, sino hojas promocionales"; y dice que parecen tratar a los países de manera más favorable cuando la Administración Obama está en línea con sus respectivos líderes.
Roberts está examinando las diferencias entre las Notas de Fondo y las nuevas Hojas Informativas:
Compare la Hoja Informativa de cerca de 1.200 palabras publicada esta semana por la embajada de Estados Unidos en Brasil con la anterior Nota de Fondo sobre Brasil redactada por la Administración de George W. Bush.
El documento de 4.100 palabras de la época de Bush, repleto de información y cifras útiles para analizar el país y su importancia para Estados Unidos, jamás menciona el nombre de un presidente de Estados Unidos. La sección de 300 palabras sobre las relaciones entre Estados Unidos y Brasil ocupa en torno al 7% del documento.
Por el contrario, nada menos que un 70% (830 palabras) de la Hoja Informativa sobre Brasil, centrada exclusivamente en las relaciones de Estados Unidos con este país, habla del presidente Obama, bien nombrándolo directamente (¡dos veces!) o bien en el contexto de la gran cantidad de programas que su Administración ha lanzado junto a Brasil, incluido un "compromiso" compartido "para combatir la discriminación por raza, género, etnia, o por ser lesbiana, gay, bisexual o transexual (LGBT); para avanzar en la igualdad de género; para crear un instrumento bilateral que tenga como objetivo el racismo; así como para respaldar la prevención del VIH/SIDA, la promoción de tecnologías de energías limpias y la mitigación del cambio climático.
Hasta ahora, Roberts no ha encontrado una explicación exhaustiva para el lanzamiento de las Hojas Informativas. La página web del Departamento de Estado simplemente dice: "A partir de mayo de 2012, las Notas de Fondo ya no están siendo actualizadas o elaboradas. Están en proceso de sustitución por las Hojas Informativas sobre las relaciones de Estados Unidos con cada país".
Desde que Obama ocupó el cargo de presidente, el presupuesto del Departamento de Estado se ha incrementado desde los 38.700 hasta los 50.200 millones de dólares; también han subido las nóminas. Encontrarse con que estos recursos financiados por el contribuyente están siendo usados para eliminar unas publicaciones neutrales que eran muy útiles para los investigadores (simplemente para reemplazarlos por "informaciones" parciales parecidas a una campaña comercial) es algo que el pueblo americano merece conocer.
Todo esto sigue una tendencia de la Administración que se remonta a 2009. En marzo de ese año fue pillada editando la biografía del presidente George W. Bush para suavizar la lista de sus logros, aunque rápidamente rectificó. Hace sólo unos pocos meses se descubrió que el personal de la Casa Blanca había editado las biografías de muchos presidentes en whitehouse.gov para incluir una o dos viñetas que introdujeran al presidente Obama en cada narración histórica. Y aún siguen en la web, incluida una invención que insertaron sobre la normativa fiscal del presidente Ronald Reagan para hacer que parezca similar a la de Obama.
Se supone que los cargos públicos americanos hacen grandes esfuerzos para separar sus campañas personales de sus obligaciones oficiales. Usar los recursos de los contribuyentes para promocionar descaradamente las posiciones del presidente en materia de política exterior (y hasta para reescribir archivos históricos) es un indignante abuso de poder.

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