DeLong cita a Paul Krugman, que allá por diciembre aparentemente infligió al diagnóstico austriaco una derrota aplastante tanto desde el punto de vista teórico como práctico.
En el artículo actual lo diré directamente. La crítica teórica de Krugman de (lo que él califica despectivamente como) la “teoría de la resaca” de las recesiones es una tontería y su prueba empírica también es mala. Una vez que fijamos una prueba más apropiada, la teoría de la “resaca” (es decir, la explicación de Mises-Hayek) la pasa con enorme éxito.
La crítica en dos vertientes de Krugman de la “teoría de la resaca”
En su popular blog del New York Times, allá por diciembre, Krugman lamentaba la idiocia de sus colegas. No podía creer que John Cochrane dijera algo (supuestamente) tan tonto:“Deberíamos tener una recesión”, dijo Cochrane en noviembre, hablando a estudiantes e inversores en una sala de conferencias que miraba al Lago Michigan. “La gente que se ha pasado la vida clavando clavos en Nevada tiene que hacer alguna otra cosa”.En respuesta a este (aparente) sinsentido, Krugman ofrece primero una objeción teórica:
La idea básica es que una recesión, incluso una depresión, es de alguna forma algo necesario, parte del proceso de “adaptar la estructura de producción”. Tenemos que hacer que esa gente que está clavando clavos en Nevada vaya a otros trabajos y ocupaciones, que es por lo que el desempleo tiene que ser alto en los estados de la burbuja inmobiliaria durante un tiempo.Antes de ocuparme de la segunda (y empírica) objeción, ocupémonos de esta objeción teórica.
El problema de esta teoría, como he apuntado, es doble:
1. No explica por qué no hay desempleo masivo cuando crecen las burbujas igual que cuando disminuyen: ¿por qué no necesitábamos un alto desempleo en otro lugar para poner a esa gente en el negocio de clavar clavos en Nevada?
No podemos entender la teoría austriaca del ciclo económico si no entendemos antes la visión austriaca de la estructura de capital de la economía. En este artículo, yo demostraba cómo Krugman era sencillamente incapaz de entender la teoría austriaca del ciclo económico, porque no tenía un modelo de capital suficientemente rico. Para los recién llegados que no están familiarizados con la teoría austriaca del ciclo económico, les animo efusivamente a leer toda la explicación en el artículo enlazado.
Para nuestro propósito actual, hago una breve recapitulación del argumento: en una economía de mercado, los precios realmente tienen una función, no son meras extremidades de las relaciones explotadoras de poder, sino que los precios de mercado señalan una escasez subyacente real y ayudan a todos en la economía a justar sus planes a la luz de la realidad. Los tipos de interés de los distintos préstamos también significan algo, no son arbitrarios.
En particular, el tipo de interés del mercado coordina las actividades “intertemporales” (es decir, a lo largo del tiempo) de inversores, empresas y consumidores. Si los consumidores miran más al futuro y quieren reducir el consumo a corto plazo con el fin de disponer de más en años futuros, lo que ocurre en el mercado libre es que el aumento del ahorro empuja a la baja los tipos de interés, lo que indica a los empresarios que pidan más prestado e inviertan en proyectos más largos. Así, los recursos (como trabajo, petróleo, acero y tiempo de máquinas) se redirigen de los bienes presentes, como televisores y coches deportivos, y fluyen a bienes de capital o de inversión, como tractores o barcos mercantes.
Ahora, cuando las Reserva Federal reduce artificialmente los tipos de interés por debajo de su nivel de mercado, envía un mensaje falso a los empresarios. Las empresas empiezan a expandirse como si los consumidores hubieran aumentado sus ahorros, pero en realidad han reducido sus ahorros (debido a los tipos de interés más bajos). Las empresas que producen frenéticamente bienes duraderos, como calderas, barcos mercantes y, sí, viviendas verán un auge en sus negocios, porque estos sectores responden positivamente a los tipos de interés bajos.
Por otro lado, otros sectores no necesitan contratar, porque (al contrario que en el escenario de los ahorros reales) nadie está rebajando su consumo. Precisamente por eso el auge inducido por la Fed es insostenible: los recursos reales no se han sacado de los sectores de consumo para alimentar la expansión del sector del capital. Como las economías modernas son tan complejas, la charada puede continuar unos pocos años, como empresarios economizando y “consumiendo capital” (es decir, posponiendo el necesario reemplazo y mantenimiento del equipo) mientras que tanto los bienes de inversión como los de consumo siguen saliendo por la tubería a ritmos más altos. Pero la música acaba terminando, pues (después de todo) la imprenta de pedazos de papel verde de la Fed realmente no hace más rico a un país. Cuando la Fed “recorta los tipos de interés” realmente no está creando más capital que puedan pedir prestado las empresas: más bien está distorsionando la señal que trata de transmitir el tipo de interés del mercado.
Así que, en este contexto, el premio Nobel Krugman se confunde. Cuando la Fed empieza a arrojar fajos de billetes recién impresos en sectores económicos concretos, ¿por qué se promueve un periodo de prosperidad, por muy ilusorio y fugaz que sea éste? ¿Por qué el dinero arrojado no hace en su lugar que millones de personas se vean despedidas?
Admito que me siento avergonzado incluso de escribir así la pregunta, pero vayan y vuelvan a leer el post de Krugman: es lo que está preguntando. La respuesta, por supuesto es que las empresas armadas con los dólares recién impresos por ola Fed deben pagar más a los trabajadores y sacarlos de los sectores originales en la estructura de producción. Obviamente, este proceso no lleva a un desempleo masivo. Los trabajadores abandonan voluntariamente los trabajos originales porque la inflada oferta monetaria ha permitido a unas pocas empresas ofrecerles salarios más altos. La inyección de nuevo dinero de la Fed aún no ha distorsionado toda la economía, así que no hay razón para que otras empresas se encuentren repentinamente en problemas y despidan trabajadores al inicio del auge artificial.
Por el contrario, una vez que se pincha la burbuja, muchas empresas descubren que están embarcadas en proyectos insostenibles. Necesitan despedir a sus trabajadores. El desempleo aumenta y sólo a medida que los trabajadores aceptan a regañadientes salarios más bajos pueden reintegrarse en la economía. En general, los trabajadores están ganando menos durante el periodo de declive respecto del punto álgido del auge. Esto pasa porque los sueldos y salarios del periodo de auge eran exageraciones de los verdaderos “fundamentales” de la productividad laboral y también porque los propios fundamentales se han visto dañados debido al despilfarro de capital durante el periodo de auge.
En resumen, los trabajadores en general no son tan productivos económicamente durante la recesión porque toda la estructura de producción ha sido desbaratada de golpe por las inyecciones de la Fed de dinero falso. Es mucho más duro para los trabajadores cambiar de trabajo y recibir recortes en la nómina, que despedirse para obtener un empleo mejor en el que les paguen más.
Esa es la explicación sencilla de por qué el auge inducido por la Fed muestra un bajo desempleo, mientras que las necesarias experiencias del declive aumentan el paro.
¡¿La burbuja inmobiliaria no tiene nada que ver con las pérdidas de empleo?!
Después de su objeción teórica, Krugman se vuelve a los datos para aportar una segunda objeción a la “teoría de la resaca”:2. No explica por qué las recesiones reducen [el empleo] a todos por igual, no sólo a los sectores hinchados por la burbuja.Es bastante sorprendente ¿no? Olvidemos la teoría austriaca: ¡aquí Krugman está diciendo que el estallido de la burbuja inmobiliaria no ayuda a explicar el inicio de la recesión! Pero no se preocupen, el análisis de Krugman es erróneo, no es que se estén volviendo locos.
Un hecho sorprendente del que ya he escrito es que la crisis actual está afectando a algunos estados sin burbuja inmobiliaria tanto o más severamente que a los epicentros de la burbuja. Aquí hay una sencilla lista del BLS, ordenando a los estados por su aumento del desempleo el año pasado. El desempleo está por todas partes. Y aunque los centros de la burbuja, Florida y California, están altos en la tabla, también lo están Georgia, Alabama y las Carolinas.
Primero, adviertan que la tabla del BLS que enlaza Krugman muestra la evolución interanual del desempleo (por estado) de diciembre de 2007 a diciembre de 2008. Bueno, ¿es realmente una buena medición de si el estallido de la burbuja inmobiliaria tiene algo que ver con la recesión? Después de todo, la burbuja ya había estallado hacía tiempo en diciembre de 2007. Así que si los “teóricos de la resaca” tienen razón, deberíamos esperar que la relación entre saltos en el desempleo y el derrumbe de los precios de la vivienda sea más débil a medida que nos alejamos del estallido de la burbuja.
En respuesta a un correo electrónico de un amigo de la universidad, decidí verificar la relación durante un periodo que abarque más de cerca el estallido de la burbuja inmobiliaria. La OFHEO tiene datos trimestrales de precios de la vivienda por estado: escogí como máximo de la burbuja el segundo trimestre de 2006.
Luego elegí la otra variable que sería la variación del desempleo (en término de variaciones absolutas, no de porcentajes de porcentajes) de junio de 2006 a diciembre de 2008, que están disponibles (aunque no en una forma muy cómoda) en el BLS.
Armado con estos datos, ordené los estados de acuerdo con estos dos criterios y miré a los 10 peores en ambas listas. En otras palabras, miré la lista de los 10 estados que han sufrido la mayor disminución en precios de la vivienda desde el segundo cuarto de 2006 y también la lista de los 10 estados que han sufrido los diez aumentos más acusados en la tasa desempleo de junio de 2006 a diciembre de 2008. Los puestos del 7º al 10º de las dos listas no coinciden, pero miren cuáles son los 6 peores en ambas listas:
Listado de Estados por aumento en tasa de desempleo, Junio de 2006 – Diciembre de 2008:
1. Rhode Island (+4,9)
2. Florida (+48)
3. Nevada (+4,8)
4. California (+4,4)
5. North Carolina (+3,9)
6. Michigan (+3.8)
Listado de Estados por caída en porcentaje en el
índice de precios de la vivienda de la OFHEO, 2º trimestre de 2006 – 4º
trimestre de 2008:
1. California, -27%
2. Nevada, -26%
3. Florida, -22%
4. Arizona, -16%
5. Rhode Island, -11%
6. Michigan, -11%
Fíjense en que North Carolina y Arizona son los únicos que no
coinciden. Parece probable una fuerte correlación. (Dependiendo de cómo enmarquemos el problema, las posibilidades de que esta correlación se produzca al azar están entre 1 de 8.400 a alrededor de 1 de 350.000).
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