30 agosto, 2012

México: ¡Huevos!

México: ¡Huevos!

Easter-egg-basketPor Vianey Esquinca
A México las enfermedades respiratorias no le vienen bien. En 2008, el entonces Secretario de Hacienda, Agustín Carstens pronosticó que el contagio de la crisis estadunidense hacia México sería un simple “catarrito”, lo que a la larga se convirtió en una pulmonía. Luego, en 2009 se presentó la influenza A H1N1 que paralizó a todo el país con un fuerte impacto en su economía y, ahora, la gripe aviar ha provocado que el huevo se convierta en un producto de lujo. En ninguna de estas ocasiones el gobierno supo responder a tiempo.
El virus de la influenza aviar se detectó el 21 de junio en algunas granjas de Jalisco y sólo se implementó un cerco sanitario, que obviamente fue insuficiente. En julio, el huevo ya presentaba precios históricos y el Secretario de Economía, Bruno Ferrari, sólo rechazaba que habría desabasto de huevo y declaraba que era injustificado el aumento. A los especuladores no les importaron los comentarios del funcionario y por sus huevos siguieron haciendo negocio. Hasta hoy, cuando este producto puede encontrarse hasta en 70 pesos, el presidente Felipe Calderón anuncia otras medidas.

Pero que el gobierno federal haya pasado de la guerra contra el narcotráfico a la guerra contra los especuladores de huevo o que el Congreso de la Unión no tarde en hacer su Comisión Especial para investigar si las gallinas son culpables de la gripe aviar, no han sido suficientes. Si las autoridades quieren estabilizar la situación tienen que echarle más blanquillos a sus políticas de contención o de lo contrario, el impacto en la inflación se verá reflejado muy pronto. El que agarró los huevos por las claras fue el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, quien emprendió un programa junto con la Central de Abastos para ofrecer a la gente a 20 pesos el kilo de este producto.
El precio del huevo se ha disparado tanto, que comer este producto se considera un derecho de ricos e influyentes. Las frases “te salió en un huevo” y “la gallina de los huevos de oro” nunca tuvo tanto sentido como hasta ahora. Si se mantiene al mismo precio o más, pronto los huevos se convertirán en moneda de cambio o trueque. No será un peso por dólar, sino 16 blanquillos por euro. Es en estos momentos cuando la gente se arrepiente de haberse burlado de las tortas de huevo que la mamá le echaba de lunch para el recreo, tenían que haberlas ahorrado.
Además de la crisis económica y el impacto al consumo -el país es el principal consumidor a nivel global con 22,4 kilos por persona al año-, hay una parte que ha sido soslayada, la cultural. La gallina y el huevo son parte de la cotidianeidad del mexicano, de su lenguaje y su doble sentido.
Esto obliga a que ahora la gallina ponedora sea convertida en un objeto de culto. Las frases “no seas gallina” y “se me puso la piel de gallina” deben ser replanteadas, ya que cualquiera quisiera ser gallina o tener la piel de esta ave. De igual manera, ahora ya no puede ser “gallina vieja hace buen caldo”, sino “cualquier gallina sin gripe aviar hace un buen caldo” y “los lunes ni las gallinas ponen” debe cambiar a “ni los lunes ni los martes ni los miércoles ni ningún día entre semana, las gallinas ponen”.
La “mamá gallina” no será la madre que cuida a sus hijos con amor, sino aquella que los pueda mantener. “Tener huevos”, ya no significará ser valiente y arrojado, sino ser rico e incluso millonario. “Me vales huevos”, no será una frase que denote que no le importa nada a la persona, sino que, por el contrario, es una persona valiosísima para él.
“Te corto los huevos” no será más una frase de venganza, sino una amenaza de que habrá un asalto. “Se rascaba los huevos”, nunca más representará a la persona holgazana, sino alguien poderoso e incluso avaro. De igual manera “Es un huevón” no se referirá al mexicano flojo, sino aquél pudiente. ¡Huevos! No podrá significar sorpresa, sino augurio de buenas noticias.
“Qué huevos tan azules” no será alguien cínico, sino a todo un aristócrata. “Estoy hasta los huevos” no será hartazgo, sino una señal de abundancia y presunción. Definitivamente es urgente que se estabilice el precio del huevo o de lo contrario, no sólo la economía del país se verá afectada, sino varios siglos de tradición metalingüística.
Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx.
Vianey Esquinca es consultora en comunicación e imagen, escribe la columna "La Inmaculada Percepción" en Excelsior (México).

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