México: ¡Huevos!
A México las enfermedades respiratorias no le vienen bien. En 2008,
el entonces Secretario de Hacienda, Agustín Carstens pronosticó que el
contagio de la crisis estadunidense hacia México sería un simple
“catarrito”, lo que a la larga se convirtió en una pulmonía. Luego, en
2009 se presentó la influenza A H1N1 que paralizó a todo el país con un
fuerte impacto en su economía y, ahora, la gripe aviar ha provocado que
el huevo se convierta en un producto de lujo. En ninguna de estas
ocasiones el gobierno supo responder a tiempo.
El virus de la
influenza aviar se detectó el 21 de junio en algunas granjas de Jalisco y
sólo se implementó un cerco sanitario, que obviamente fue insuficiente.
En julio, el huevo ya presentaba precios históricos y el
Secretario de Economía, Bruno Ferrari, sólo rechazaba que habría
desabasto de huevo y declaraba que era injustificado el aumento. A los
especuladores no les importaron los comentarios del funcionario y por
sus huevos siguieron haciendo negocio. Hasta hoy, cuando este producto
puede encontrarse hasta en 70 pesos, el presidente Felipe Calderón
anuncia otras medidas.
Pero que el gobierno federal haya pasado de
la guerra contra el narcotráfico a la guerra contra los especuladores de
huevo o que el Congreso de la Unión no tarde en hacer su Comisión
Especial para investigar si las gallinas son culpables de la gripe
aviar, no han sido suficientes. Si las autoridades quieren estabilizar
la situación tienen que echarle más blanquillos a sus políticas de
contención o de lo contrario, el impacto en la inflación se verá
reflejado muy pronto. El que agarró los huevos por las claras
fue el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, quien emprendió un programa
junto con la Central de Abastos para ofrecer a la gente a 20 pesos el
kilo de este producto.
El precio del huevo se ha disparado tanto,
que comer este producto se considera un derecho de ricos e influyentes.
Las frases “te salió en un huevo” y “la gallina de los huevos de oro”
nunca tuvo tanto sentido como hasta ahora. Si se mantiene al mismo
precio o más, pronto los huevos se convertirán en moneda de cambio o
trueque. No será un peso por dólar, sino 16 blanquillos por euro. Es en
estos momentos cuando la gente se arrepiente de haberse burlado de las
tortas de huevo que la mamá le echaba de lunch para el recreo, tenían
que haberlas ahorrado.
Además de la crisis económica y el impacto al
consumo -el país es el principal consumidor a nivel global con 22,4
kilos por persona al año-, hay una parte que ha sido soslayada, la
cultural. La gallina y el huevo son parte de la cotidianeidad del
mexicano, de su lenguaje y su doble sentido.
Esto obliga a que ahora la gallina ponedora
sea convertida en un objeto de culto. Las frases “no seas gallina” y “se
me puso la piel de gallina” deben ser replanteadas, ya que cualquiera
quisiera ser gallina o tener la piel de esta ave. De igual manera, ahora
ya no puede ser “gallina vieja hace buen caldo”, sino “cualquier
gallina sin gripe aviar hace un buen caldo” y “los lunes ni las gallinas
ponen” debe cambiar a “ni los lunes ni los martes ni los miércoles ni
ningún día entre semana, las gallinas ponen”.
La “mamá gallina” no será la madre que cuida a
sus hijos con amor, sino aquella que los pueda mantener. “Tener
huevos”, ya no significará ser valiente y arrojado, sino ser rico e
incluso millonario. “Me vales huevos”, no será una frase que denote que
no le importa nada a la persona, sino que, por el contrario, es una
persona valiosísima para él.
“Te corto los huevos” no será más una frase de venganza, sino una amenaza de que habrá un asalto. “Se rascaba los huevos”, nunca más representará a la persona holgazana, sino alguien poderoso e incluso avaro. De igual manera “Es un huevón” no se referirá al mexicano flojo, sino aquél pudiente. ¡Huevos! No podrá significar sorpresa, sino augurio de buenas noticias.
“Qué huevos tan azules” no será alguien
cínico, sino a todo un aristócrata. “Estoy hasta los huevos” no será
hartazgo, sino una señal de abundancia y presunción. Definitivamente es
urgente que se estabilice el precio del huevo o de lo contrario, no sólo
la economía del país se verá afectada, sino varios siglos de tradición
metalingüística.
Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx.
Vianey Esquinca es consultora en comunicación e imagen, escribe la columna "La Inmaculada Percepción" en Excelsior (México).
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